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El Barcelona de Koeman, tocado y ¿hundido?

El Barcelona tocó fondo, otra vez, en Lisboa. En el mismo estadio donde hace trece meses el Bayern Múnich le castigó con la peor derrota de su historia internacional, el Benfica le desnudó sin miramientos con una goleada, otra, para la historia. Apenas tres días después de recuperar la ilusión con una victoria convincente, y a ratos brillante, sobre el Levante en el Camp Nou, su regreso a la Champions le dejó señalado, tocado y con el pase a los octavos de final muy cuesta arriba. Un 3-0 que hará daño, y mucho, alrededor del Camp Nou.

Desde el mes de septiembre del año 2000, hace más de dos décadas, no perdía el Barcelona dos partidos seguidos en la fase de grupos de la Champions. Aquella vez, también en septiembre (jornadas segunda y tercera) fue goleado en Estambul (3-0) por el Besiktas antes de que el Milan (0-2) asaltase el Camp Nou para derrumbar al equipo que dirigía Serra Ferrer, que se quedó fuera del torneo a las primeras de cambio... Algo que ahora no sería ya nada extraño.

Sepultado con una goleada indigna, lo nunca visto frente al Benfica, el futuro de Ronald Koeman en el banquillo vuelve a estar más que en el aire. Ya no solo por el resultado, que también, sino, más aún, por la imagen paupérrima de un Barcelona que no disparó entre los tres palos ni una sola vez en todo el partido, que pasó de dominar en la primera mitad, sin brillantez pero con solvencia, a ser un juguete tras el descanso.

El entrenador holandés decidió recuperar a la 'Vacas sagradas' del vestuario, sentó a los jóvenes canteranos y su apuesta no pudo tener un resultado más lamentable. El sábado, en el Wanda Metropolitano, puede escribirse el final de una era que habrá sido tan atípica como breve de Koeman al frente de un equipo al que intentó dotar de un genio que nunca apareció, que se perdió en formatos tácticos extraños, alejado de la personalidad lógica del Barça y condenado a extinguirse lo antes posible para intentar renacer de sus cenizas.

Entró en el partido dormido el Barça y le metió rápido el primer gol Darwin Núñez, obligándole a remar contra corriente y dejando al descubierto su falta de punch en ataque, donde apenas el revoltoso Pedri y el irregular Memphis dieron sensación de peligro mientras Luuk de Jong erraba dos remates francos de gol, uno de ellos, imperdonable.

Despertó algo en la primera mitad, que acabó dominando, sin sospechar lo que le esperaba en la segunda, que fue una auténtica pesadilla a medida que transcurrían los minutos, con un futbol descabezado y cada vez más hundido ante el ánimo y tranquilidad de un Benfica que no se imaginaba una victoria tan fácil 60 años después de la única que consiguió en su historial de enfrentamientos.

Rafael Silva, cuando apenas acababan de entrar en juego Ansu Fati, Coutinho y Nico, masacró con el 2-0 y en pleno desconcierto un penalti obtuso de Dest dio paso al 3-0, en una recta final de partido totalmente humillante y que acabó con la expulsión de Èric García.

El Barça está en la UCI continental. Sigue aún, aún, dependiendo de sí mismo para llegar a los octavos de final... Pero visto lo visto en Lisboa se puede sospechar, temer, que tiene un futuro muy difícil, por decirlo suavemente.

El de Koeman... nadie puede apostar por él desde esta misma noche. Terrible.