San Lorenzo realizó un enorme despliegue físico este miércoles pero no fue suficiente y terminó perdiendo 3-2 en el último suspiro ante Fortaleza, en el marco del Grupo H de la Copa CONMEBOL Sudamericana.
El equipo dirigido por Rubén Darío Insúa se entregó de cuerpo entero. Dejó todo en la cancha. Cuando atacó, lo hizo con mucha gente. Cuando defendió, también.
Eso, que parece tan simple, solamente se logra haciendo un gran desgaste físico.
Desde el primer minuto del partido, dejó en claro que no estaba en Brasil para buscar un empate.
Insúa hizo un planteo mixto, buscando no regalar espacios en el fondo pero tampoco resignar la faz ofensiva.
Con algo de mala suerte, quedó rápido en desventaja, cuando a los 17 minutos Gonzalo Luján metió la pelota en su propio arco tras un tiro de esquina ejecutado por el argentino Tomás Pochettino.
Nada de depresiones. El equipo argentino salió a empatarlo y lo consiguió enseguida, a los 20 minutos y de la mano de un Gonzalo Maroni que empezaba a demostrar que tendría una noche mágica.
Fortaleza hacía lo suyo, con jugadores de buen pie que complican a cualquiera.
Por eso a los 25 se volvió a poner en ventaja, por un buen gol del argentino Silvio Romero.
El partido era de ida y vuelta. No son muchos los equipos argentinos que se animan a eso en Brasil.
El primer tiempo tuvo varias chances más para ambos conjuntos, pero terminó con el 2-1 en el tanteador.
La segunda parte comenzó con la misma tónica: los dos contrincantes buscando el arco rival.
El que lo encontró primero fue el equipo de Insúa, con un buen tanto de cabeza de Maroni, que completaba así su doblete personal.
Recien en los últimos minutos del partido, San Lorenzo se paró en una actitud más defensiva, sabiendo que el empate en Brasil le servía de cara a la clasificación.
Fue en esos pasajes cuando más sufrió.
Porque Fortaleza se fue con todo para lograr el triunfo como local.
Se vieron las primeras pelotas reventadas en defensa por los Santos. Y también algunas pérdidas peligrosas en mitad de campo, que permitieron peligrosos contraataques del local.
De uno de esas acciones, ya en tiempo de descuento, llegó una mano involuntaria de Sánchez que fue sancionada como penal.
Iban 96 minutos (el árbitro había dado 5 de descuento) cuando Pikachu se paró en el punto penal para lograr el gol de la victoria.
Y no falló.
Una pena porque el esfuerzo de San Lorenzo merecía que el equipo de Insúa volviera a Argentina al menos con un punto.