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De vender pan en gasolineras a convertirse en portero destacado en Costa Rica

COSTA RICA -- Detrás de los buenos reflejos que tiene el guardameta de AD Santos, Douglas Forvis, hay numerosos y desgarradores episodios que debió atravesar para conseguir su sueño de ser futbolista profesional, pero gracias al respaldo de su familia, a la mentalidad que tuvo y a su humildad, logró conquistarlo.

Oriundo del Llano en Santa Cruz, Guanacaste, su pasión por el fútbol nació desde que estaba en la escuela. Según contó a ESPN, le encantaba dibujarse en su cuaderno de español como si estuviera en un estadio de fútbol siendo futbolista y fue a los 12 años cuando dio sus primeros pasos.

“Cuando estaba pequeño siempre me gustó el fútbol. Recuerdo que estaba en la escuela y en los trabajos de español yo me dibujaba siendo jugador. Para ese tiempo no me gustaba la portería, pero como tengo dos hermanos mayores, para jugar con ellos tenía que ser el portero. Me empezó a gustar y fue como a los 12 años que ya me di cuenta que eso era lo mío”; contó Forvis.

“A los 15 años, el presidente de la comunidad fue a donde mi papá y me ayudó a conseguir una prueba en la meseta central. Cuando me di cuenta era en Saprissa. Pasó como una semana y mis vecinos se dieron cuenta entonces se burlaban de mí, me decían que para qué lo iba a intentar”; agregó.

Forvis nunca había salido de Guanacaste hacia la ciudad capital, en efecto, cuando iban de camino, recordó que su hermano lo llevaba en su vehículo, pero un problema en la caja de cambios los obligó a detenerse. Pensaba que ya perdería su prueba. De pronto, tomó un bus y, al llegar a San José, no pudo esconder su asombro al ver tantos edificios.

“Yo parecía un niño, nunca había salido de Guanacaste, pasaron tantas cosas en el camino, íbamos en el carro de mi hermano y nos varamos. Me fui en bus y llegando quedé sorprendido al ver tantos edificios. Cuando vi el estadio de Saprissa me sorprendí, lo primero que hice fue arrodillarme y tocar el césped sintético. Yo iba con guantes y tacos prestados porque no tenía”; recordó.

Con respecto a la prueba que realizó con Saprissa, eran un total de 80 jóvenes que estaban dentro de la lista para participar, pensaba que no lo iban a escoger, pero una semana después, lo escogieron; no obstante, tiempo después de vivir en San José tuvo una mala experiencia que por un momento lo hizo dudar.

“Para ese tiempo tenía un poco de sobrepeso entonces la prueba me costó mucho. De 80 jóvenes, yo quedé dentro de los cinco que escogieron y a la semana se me hizo un contrato. Yo vivía en un barrio peligroso en Lomas de Pavas. Una vez me asaltaron y me robaron una maleta. Mi papá me había dado un dinero para sobrevivir y me quitaron junto a mis tenis. Tenía un celular que solo cinco mensajes le entraban, pero eso no se lo llevaron. Yo le dije a mi tía que me quería devolver porque me asustó mucho, pero Saprissa me ayudó con plata, tacos y ropa”; recordó.

Su estadía en el Deportivo Saprissa fue como una montaña rusa de emociones, pues pasó del alto rendimiento al equipo de segunda división, posteriormente lo ascendieron y al tiempo volvieron descenderlo.

“Tuve un viaje con Saprissa a India, en el equipo iban cinco jugadores de primera división: Walter Centeno, Alonso Solís y Fausto González. Lo hice muy bien y cuando volví me subieron a la primera. Estuve un mes porque en ese tiempo llegó el portero mexicano, Luis Michel y como yo era el pequeño, me bajaron. Me lesioné, pasaron seis meses y en eso contrataron a Kevin Briceño”; explicó.

Aunado a eso, el guardameta también comentó que su salario fue rebajado y eso lo llevó a tomar otro rumbo en donde pudiera encontrar mayores recursos para subsistir y así ayudar a su familia.

“Se me bajó el salario y con lo que ganaba no me alcanzaba. Roger Mora, el entrenador de porteros, se me acercó y me dijo que aceptara, que trabajara fuerte, aunque otro equipo se fijara en mí. Pero sabía que mi ciclo en Saprissa había terminado y empecé a buscar opciones. En eso se me abrió la oportunidad en el Municipal Liberia, me fui a probar y me fue muy bien”; dijo.

El reto con la nueva casaca liberiana no fue un factor que al principio le provocara temor gracias a la buena preparación que tuvo en el equipo morado, en donde se rozó con grandes arqueros, como Keylor Navas y también Esteban Alvarado.

“Yo entrené con Keylor Navas y Esteban Alvarado. Yo soy de los que creen que uno tiene que reflejarse con las personas, de hecho, todos me preguntan que por qué no me reflejo con Keylor. Aclaro, para mí él es el mejor del país y del mundo. Pero, por la parte humana, Esteban es mi ídolo y mi amistad con él fue diferente, viene un barrio parecido al mío, yo me veo como él, lástima algunas cosas que le han pasado porque siento que pudo haber aprovechado más su juventud. Son dos grandes ejemplos”; opinó.

Conforme fue avanzando el tiempo militando con el Municipal Liberia sucedieron algunas cosas que solo en sus pesadillas acontecían Cuando ese cuadro ascendió a la máxima categoría, los buenos resultados no los acompañaron y gran parte de la afición le reprochaba a Douglas Forvis lo que sucedía.

“Cuando perdíamos la gente solo preguntaba si había atajado yo. Una vez llevé a mi mamá a un partido y terminó enferma de tantas cosas que me decía la gente, era como un odio hacia mí, hasta de indio me trataban. Tenían tres meses de que no nos pagaban y mi mamá dependía de mi. Ya no aguantaba. Hablaba tanto con mi hermano mayor y nunca me dejó caer.. Poco antes de terminar el torneo me desgarré, nadie se preocupó por mí. Pensé en retirarme y cuando regresé ya no tenía ese amor por el futbol”; subrayó.

Después de esos momentos tan complicados que sufrió, la vida estaba preparándole algo mucho mejor. En un duelo que tuvo el Municipal Liberia contra AD Santos, Forvis tuvo una gran actuación y eso llamó la atención de algunos miembros del cuerpo técnico de ese equipo.

“Una muchacha me estaba ayudando a conseguir trabajo como mesero hasta que después me entró una llamada de un número desconocido, era el presidente de AD Santos ofreciéndome trabajo. Le conté a mi familia y me dijeron que era mi revancha. En ese equipo estaba Bryan Morales y había sido guante de oro, entonces como siempre la gente negativa me decía que sería banca, pero igual lo acepté”; destacó.

“Morales me ayudó mucho a crecer, siempre entrenaba para ser titular y yo decía que no venía desde largo a ser banca. Solo jugué dos partidos. Ya, en el siguiente torneo, me sale una opción para irme a otros equipo, pero mi entrenador de porteros me recomendó quedarme a luchar por la oportunidad. Tenía tanta motivación que volvió ese amor, valor y confianza por el fútbol. En los últimos siete juegos fui titular y la prensa habló bien de mí, eso me llevó a querer más. Morales se fue del equipo, el presidente no quiso traer a nadie más y me dieron la confianza, la tomé y aquí estoy luchando”; manifestó.

El nombre de Douglas Forvis ahora es uno de los más reconocidos en el fútbol costarricense gracias a su esfuerzo, empeño y dedicación que ha tenido sin importar las adversidades que afrontó. Incluso, poco antes de finalizar la entrevista, recordó otra anécdota que no quiso dejar escapar.

“Algo que me marcó, pero me ayudó a crecer, fue una vez que venía cansado de entrenar y vivía en una casa club. Llovía mucho, al llegar el portón estaba cerrado y la persona que vivía conmigo me dijo que regresaba en una hora. Tuve que esperarlo mojándome y, al rato, lo vi que salió al frente sin importarle que yo estaba ahí. Los fines de semana llegaban sus padres y no le gustaba que yo estuviera presente, entonces me tocaba irme a caminar todo un día y comprando comida con el poco dinero que tenía”; expresó.

A sus 27 años, el arquero santista sueña con regalarle una casa a su madre, a quien la cataloga como “mi motivación diaria”. Por su parte, gran parte de su humildad se debe a que el valor de la vida lo aprendió desde muy pequeño, como cuando iba con su primo a vender pan por diferentes gasolineras para generar recursos.