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Marcelo insiste que su carrera en Real Madrid no ha terminado, pero de ser así, pasará a ser una de sus grandes figuras

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En el muslo izquierdo, justo por encima de la rodilla y oculto hasta que se sube el pantalón, Marcelo tiene un tatuaje. Tiene grabada en la piel una imagen de la Copa de Europa. Debajo hay cuatro números, cuatro años, cuatro momentos en los que se hizo historia: 2014, 2016, 2017, 2018. Apenas hay espacio para uno más, lo que podría venirle bien, ya que el sábado por la noche el capitán de Real Madrid jugará su último partido con el club, y es otra final de la Copa de Europa. La última cita.

No es que sienta la presión. Oh, espera, sí que la siente. El martes por la tarde, cuando le plantearon a Marcelo que es un tipo que nunca parece ponerse nervioso, contestó: "¿Eh? ¿Qué? ¿Quién te ha dicho eso?" Luego se desternilló, volviendo a reírse. Pero esto es serio y él también. Siempre hay exigencias, y siempre hay presión, dijo, y el hecho de haber vivido esas finales -haber ganado cuatro Ligas de Campeones- no cambia eso. "Eso no tiene ningún peso en una final como ésta", insistió. "En todas las finales casi hemos tenido que morir en la cancha y ésta no será diferente. Tenemos que dejar el alma en el campo de juego".

Si es que sale a la cancha, claro. Marcelo fue titular ante Espanyol hace 15 días, liderando al equipo que acababa de ganar La Liga, y jugó ante Real Betis el último fin de semana, pero eso fue más una recompensa que una exigencia: Una oportunidad para despedirse del Santiago Bernabéu, que se puso de pie y le ovacionó cuando fue presentado y le pasaron el brazalete de capitán, por lo que probablemente haya sido la última vez.

El partido contra Espanyol fue apenas el quinto que jugó como titular en La Liga esta temporada. En la Champions League sólo ha jugado 99 minutos, repartidos en tres apariciones como suplente. Y no fue sólo esta temporada: en las últimas tres campañas, sus apariciones en La Liga fueron: 15, 16, 12. Cuando Marcelo cumplió 34 años en mayo, Isco publicó un mensaje en las redes sociales deseándole un feliz cumpleaños junto a una foto de los dos en la cancha. Fue difícil encontrar una foto de cuando jugábamos, bromeó Isco.

Santi Solari, Zinedine Zidane, Carlo Ancelotti: todos ellos concluyeron que Marcelo ya no era la primera opción, y a veces ni siquiera la segunda. Desde hace tiempo que crece la lista de candidatos a los que se les ha dado una oportunidad por delante de él en el lateral izquierdo: David Alaba, Nacho, incluso Eduardo Camavinga. La contribución de Marcelo ha disminuido, la confianza en él, también.

Lo cierto es que a veces era fácil olvidar que Marcelo seguía ahí, y hasta de preguntarse cómo seguía ahí. Hubo una vulnerabilidad con él que se ve confirmada por las estadísticas. Pronto, dejará de estar ahí. Incluso podría haberse ido antes, pero de esta manera su carrera se cierra aquí, en otra final.

O no... Porque, aunque todos crean que ha llegado el final, Marcelo se resiste a ello. No siempre ha sido fácil manejar su declive: en una temporada en la que Ancelotti habló de no tener problemas en el vestuario, Marcelo ha estado más cerca que nadie de convertirse en uno. La mayoría de las veces acepta su papel aunque quiera más, pero no le ha resultado fácil asimilarlo, y sigue pidiendo tiempo. Cabe destacar que una de sus apariciones en la Champions League fue contra Chelsea. Entró con un 3-0 en contra y Madrid fuera; terminó 3-2, con Madrid clasificado.

Su contrato está llegando a su fin, no hay oferta de renovación, pero él preferiría quedarse, incluso con un salario menor, un rol periférico, quizá incluso parcialmente pastoral, aunque quiere jugar. Esta semana hablaba de estar sentado en el sofá de su casa algún día en el futuro y ver a estos chicos jugar, pensando: son buenos. Pensando, también, en su contribución para ayudarles a conseguirlo.

Pero todavía no. Ha aplazado su salida, o lo ha intentado. Siente que el club está poniendo fin a su ciclo cuando él no está dispuesto a marcharse y, dicho sin rodeos, no está contento con ello. Durante el partido de Betis hubo un lindo momento en el que Joaquín corrió hacia él; viendo la foto, podría haber sido tomada en cualquier momento desde 2007. Sin embargo, después de ese partido no hubo una despedida formal, entre otras cosas porque se resiste a la idea de que sea una despedida. Cuando le preguntaron esta semana qué pasaría después, respondió, "¿Tú sabes lo que va a pasar mañana?"

"No".

"Yo tampoco. De modo que..."

"¿Tienes una idea de lo que quieres?".

"Sí. Tengo una idea clara de lo que quiero”.

"¿Te quieres quedar?".

"Ya lo he dicho unas 50,000 veces, pero ya se van a enterar”.

Independientemente de lo que suceda, la final está primero. Y es su quinta.

En la primera, Marcelo no fue titular -- Ancelotti había decidido que Fabio Coentrao era la mejor opción – pero entró después de una hora y anotó. "Una explosión de placer", dijo él. “No lo sé. Es algo difícil de explicar. Pasa una película por tu mente desde que eras un niño. Todo en cinco segundos. Es una locura”. En las otras tres jugó todos los minutos, marcando en la definición por penales en Milán en 2016. El único jugador que no se sumó a los entrenamientos al comienzo de la semana, estará en condiciones físicas, pero es posible, quizá muy probable, que no juegue un solo minuto en París.

Lo cual hace que sea un poco raro que le estemos dedicando estas líneas, pero si este llegase a ser el final, es un momento que habría que resaltar. Estamos hablando del mejor lateral izquierdo en la historia de Real Madrid.

Ahora bien, algunos quizá estén a punto de darle una patada a la pantalla ante la sugerencia. Quizá algunos de ustedes estén gritando: No, no es así. Este, después de todo, es el club que tuvo a Roberto Carlos. Y puede que tengan razón. Pero este es el asunto, el hecho de ser considerado al lado de Roberto Carlos, el futbolista que él tuvo la enorme tarea de reemplazar y de alguna manera hacerlo con éxito, habla del enorme impacto de Marcelo. Pero volvamos a su pierna:

Cuatro Copas de Europa.

Son más que las de Roberto Carlos. Marcelo, además, ha jugado más partidos que Roberto Carlos: 546 en comparación con 527. Karim Benzema es el único jugador extranjero que ha tenido más apariciones con Madrid. Esta es la temporada número 16 de Marcelo, y no son cosas que se regalan así como así. (incluso aunque las últimas temporadas se hayan sentido un poco así para sus críticos). "Vivo el momento y este es uno de ellos: jugar tantos años en el mejor club del mundo", dice. Hubo 38 goles, 103 asistencias y muchas medallas.

Si ganan el sábado, Paco Gento será el único jugador del mundo en haber ganado tanta cantidad de Copas de Europa. Si hablamos de los trofeos mayores, Marcelo ya ha superado Gento – hubo un momento divertido no hace mucho tiempo, un destello del orgullo de Marcelo, cuando él y un reportero radial discutieron acerca de si los dos estaban empatados o él estaba adelante. El club y el reportero, a la diferencia de otros, habían incluido el Mundial de Clubes de 1956. El enfado de Marcelo dejó en claro lo mucho que le importa la historia y su legado.

Si ganan el sábado, ya no habrá lugar para el debate. De cualquier manera, él ha ganado 24 trofeos, incluyendo seis títulos de liga y cuatro Copas de Europa. Nadie en la historia de Madrid tiene más. Si este es el final, es un momento que debería ser destacado.

Tampoco son los números, aunque ayudan a argumentar a favor, los que definen un legado. Sino que se trata de la manera en la que juega. La técnica y el temperamento también. La sensación de que esto era algo que tenía que disfrutar – aunque este sea un negocio serio en el que la diversión es vista como algo sospechoso. Como si no debieras sonreír o disfrutarlo. Marcelo desafió esa idea, no se conformó, y eso tiene que ser celebrado. Tampoco es haya sido el zaguero atacante clásico, volando por afuera. Sino que su juego se ha basado en ir por adentro, con la pelota, en el toque de la pelota. Ha sido divertido y diferente.

Jugadores como él siempre son sujetos de críticas en comparación con los zagueros más clásicos, como si atacar y ser creativo fuese un crimen. Un riesgo, sería la definición. Y hay momentos, es cierto, que se pueden destacar con facilidad, analizar y usar como evidencia en su contra.

Hay una cita de los inicios de su carrera en la que él lo reconoce: "Yo avanzo, avanzo y a veces me olvido de regresar". Pero haces una elección, y durante más de una década en el club más exigente de todos, él ha hecho la elección acertada. Y no logras todo lo que ha logrado Marcelo si no eres un jugador excepcional, un hombre que cambia el juego para mejor una y otra vez. No lo logras si no eres un jugador serio y competitivo. No lo logras si no puedes defender. Y sobre todo si no puedes jugar, y Marcelo sí que ha jugado. Si no tienes todas las condiciones anteriores, no llegas a partidos como estos. Los más importantes de todos… y Marcelo está por jugar el quinto.

Esta temporada, Ancelotti ha hablado del valor de los defensores que son pesimistas, que esperan lo peor. Marcelo, por su parte, siempre ha sido un optimista. Sólo basta con mirar el espacio que dejó en su pierna.