Con el triunfo encaminado de Real Madrid ante Girona en Montilivi, por la fecha 16 de la LaLiga 2024/25, Carlo Ancelotti y compañía solo deseaban una cosa: la aparición de Kylian Mbappé. El delantero francés, errático, falto de confianza, no venía teniendo una buena noche, pero marcó un golazo para el 3 a 0 y encendió la ilusión de finalmente arrancar en su primera temporada como madridista.
Más allá de que Kiki acumulaba 10 tantos en 20 partidos en el curso (Atalanta, Betis x2 -uno de penal-, Real Sociedad -de penal-, Stuttgart, Espanyol -de penal-, Alavés, Celta, Leganés y Getafe), los penales marrados en las derrotas frente a Liverpool y Athletic Bilbao lo habían puesto en el ojo de la tormenta.
En la previa de la visita a Girona, Ancelotti había reconocido que Mbappé no estaba mostrando su mejor versión y que el propio futbolista lo sabía, como incluso él mismo había señalado. Y durante el partido en Montilivi, la dinámica del goleador ex PSG no parecía cambiar. Asistido por Jude Bellingham y compañía, el campeón del mundo en Rusia 2018 fallaba en la definición o era bien contenido por la defensa rojiblanca.
Hasta que, a los 62 minutos, poco después de que Arda Guler anotara el 2 a 0 y Bellingham saliera lesionado, concretó un contragolpe de la visita bien manejado por Luka Modric, quien con mucha sutileza y calidad lo asistió para que Mbappé definiera cruzado y venciera a Paulo Gazzaniga.
El arquero argentino le ganó el siguiente duelo personal, unos minutos después, pero Mbappé ya denotaba otro semblante, con más confianza, como aliviado tras ser blanco de algunas críticas.
A los 80 minutos, Ancelotti reemplazó a Mbappé por Endrick, dándole unos minutos de descanso a su estrella, en vísperas del regreso de Vinícius Junior, el próximo martes por UEFA Champions League, en la reedición de la última Supercopa de Europa.