El Barça de Flick ya celebró su primer título. Una Supercopa que será recordada, por contemplarse un partido enorme en un Clásico en que barrió a un Madrid impotente.
El Barcelona de Hansi Flick ya sabe celebrar títulos. El primer trofeo español de la temporada cayó de bando azulgrana en un Clásico que pasará a los libros por el resultado, por la forma, el fondo, sus protagonistas y la incredulidad del Real Madrid, que no podía imaginar cuando Kylian Mbappé le avanzó en el marcador que acabaría perdiendo, sí, por 2-5.
Una goleada de otra época aunque, a saber por qué, no es tan extraño de ver en los últimos tiempos. Hace un año ganó en Arabia la Supercopa el Madrid goleando por 4-1, exhibición de Vinícius, en octubre el Barça asaltó el Bernabéu con un 0-4 enorme, destrozando al equipo de Ancelotti con su táctica del fuera de juego (entre arriesgada y suicida)... Y en Yeda el segundo Clásico de la temporada mostró otra vez a un Barça monumental, distinto al del Bernabéu pero que igualmente aplastó sin condiciones a su rival.
Antes de que Mbappé lograse el 1-0 ya pudieron Lamine Yamal o Raphinha avanzar al Barça; después de que marcase el delantero francés, la reacción azulgrana fue entre bestial y magnífica. El fútbol del Barça aburrió al supuesto vértigo del Madrid y desde que Lamine Yamal igualó con un gol monumental, dando la sensación de ser ahora Ronaldinho, ahora Lionel Messi para acabar siendo Lamine, la superioridad azulgrana no tuvo discusión.
Salvó Wojciech Szczesny el gol a Aurélien Tchouaméni antes de que la revisión del VAR señalase el penalti, claro, de Eduardo Camavinga a Gavi que transformó Robert Lewandowski y antes de que reaccionase el Madrid, un cabezazo soberbio de Raphinha colocó el 1-3 que acabó por ser 1-4 al descanso (nueve minutos de alargue), gracias al golazo de Alejandro Balde.
DE LOCOS
Incrédulo el Madrid y disfrutón el Barça, la final cambió algo gracias a la expulsión de Szczesny, expuesta por el VAR tras su toque al pie de Mbappé, porque para entonces, 58 minutos, vencía por 1-5 el Barça gracias al doblete de Raphinha, un capitán de enorme fútbol en Arabia.
Era un partido de locos, histérico para el Madrid que salvó algo la cara con el 2-5 de Rodrygo y viéndose con superioridad en el césped, lo que motivó que el Barça entendiera que era mejor mantener la cabeza fría y no buscar una goleada aún más enloquecedora que, quizá, no fuera tan feliz para sus intereses.
Hubo quien esperó un 2-6 para repetir aquella tarde histórica en el Bernabéu, por más que se entendiera que no debía el Barça, así lo ordenó Flick, arriesgarse sin ninguna necesidad. Así acabó celebrando el Barça, en una noche tan especial como alucinante en Yeda.
Supercopa número 15 en azulgrana y baño de realidad para el Madrid. Después de aquella crisis de noviembre y diciembre, el 2025 no ha podido comenzar con mejores sensaciones en el Barça.