El Real Madrid tiene un idilio con la Champions que puede terminar abruptamente si no consigue hoy un buen resultado
MADRID -- Está claro que el Real Madrid de esta temporada no enamora. Es un hecho. Puede que esté aguantando en LaLiga pero su imagen en la Champions League es un desastre, poco digna de un club con esa exigencia. Y hoy, frente al RB Salzburg, debe dar su mejor versión.
El Real Madrid de este año es como aquel músico acostumbrado a hacer unos recitales increíbles que, de repente, vive una crisis de identidad: a nivel intelectual sufre, le cuesta escribir canciones y no actúa como antes, pero como es un virtuoso aguanta el tipo hasta que le vuelva la inspiración.
Al Real Madrid la inspiración, directamente, no le ha venido esta temporada. Su calidad individual ha provocado aguantar el tipo en LaLiga gracias a un resultadismo fuera de toda duda. Pero el juego deja mucho que desear. De ahí esa pregunta de si debe priorizar alguna competición para centrarse en uno o dos títulos para conseguir el objetivo de ganar algo top a final de año.
La respuesta, rotunda, es no. Y un no como el Santiago Bernabéu de grande. La inversión, el fondo de armario, la calidad individual y, sobre todo, la exigencia del club lo impiden. El Real Madrid se traicionaría a sí mismo en caso de hacer algo parecido. No puede ocurrir. Porque si el Madrid es así, precisamente es por tener la exigencia de tener que ganar cada temporada. Si no ganas, estás fuera.
Ancelotti y el vestuario lo saben. Los primeros. Son conscientes de que no pueden renegar de ningún título porque la bestia que es la entidad vive de ellos. Y más cuando la masa social empieza a mosquearse tras no ser capaz el equipo de ganar al Lille, Liverpool, Atlético Madrid, AC Milan o FC Barcelona entre otros.
El daño más importante han sido los dos Clásicos, en los cuales el Madrid ha sido incapaz de ganar, incluso de competir: dos victorias y nueve goles en contra han provocado un enfado en la afición que va más allá de Ancelotti y los jugadores, sino que ya empiezan a mirar hacia el palco. Y es que parte de la afición no entiende varias cosas: ni la planificación deportiva que se ha olvidado de reforzar los laterales y el centro de la zaga y el colegueo entre Florentino Pérez y Joan Laporta con la Superliga de por medio.
Sin ir más lejos, el diario Marca destacó en su portada del pasado miércoles unas palabras del presidente del Barça en las que daba su agradecimiento a Florentino Pérez por no tomar parte publica en el Caso Olmo. Y eso ha molestado mucho a los aficionados merengues.
El partido contra el Celta Vigo de Copa del Rey no fue más que otro ejemplo de lo que es el Madrid de esta temporada: su calidad individual le hace merecedor de ventajas como el 2-0 inicial, pero fallos aislados le complican la vida para llegar a una prórroga donde sufres pero la pegada te mantiene vivo. Y eso a pesar de que el juego, de nuevo, fue poco constante.
Por todo eso el Madrid no puede permitirse renunciar a ningún título. Porque, por pequeño que sea, los blancos están obligados a ganar algo. Esta temporada ya llevan dos: la Intercontinental de Qatar y la Supercopa de Europa del verano. Pero no es suficiente. El Real Madrid tiene que espabilar, tiene tiempo por delante y, sobre todo, tiene potencial. Que los protagonistas de esta historia se pongan las pilas y el resto ayude con una gestión a la altura de la historia del club.