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Julio César Benítez, la muerte que derrumbó al Barcelona

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BARCELONA -- Julio César Benítez es un nombre que puede no decir mucho hoy en día… Pero que en su momento provocó que toda la Barcelona futbolística, al margen de sus colores, se echase a la calle un ocho de abril de 1968 con motivo de su entierro. Dicen las crónicas que cerca de 150 mil personas acompañaron el féretro desde el Camp Nou al vecino cementerio de Les Corts en una señal de duelo nunca vista hasta entonces en el mundo del deporte catalán.

Nacido en Uruguay en 1940, Benítez llegó a España, procedente del Racing de Montevideo para jugar en el Valladolid, con apenas 19 años, siendo un auténtico desconocido y convirtiéndose en una de las grandes sensaciones de la Liga. Centrocampista por la derecha, corría sin descanso, tenía una técnica destacada y un disparo excelente por lo que su permanencia por lo que su permanencia en el club blanquivioleta se limitó a una temporada, tras la que fue fichado por el Zaragoza.

Allí le dirigió el ex goleador azulgrana César Rodríguez, cerrando la temporada 1960-61 el Zaragoza en tercer lugar y aconsejando el entrenador al Barça (que pasó de ser campeón a cuarto) su fichaje sin reservas. Y llegó al Camp Nou en plena revolución, en el verano que se marcharon Kubala, Ramallets, Suárez, Tejada o Czibor en un cambio de etapa que nadie sospechaba sería terrible, deportivamente hablando, para el club azulgrana.

Pero entre todo ello Benítez, un jovenzuelo de 21 años, se ganó desde el primer día a la hinchada culé, más que a los primeros entrenadores que tuvo en el club, a quienes costó darle el protagonismo que reclamaba la afición… Hasta que en 1965 Vicente Sasot le recolocó de lateral derecho. Y aquello fue su catapulta.

Personaje extrovertido, bromista y muy dado a las fiestas nocturnas, Benítez era estimado por todo un vestuario que disimulaba ante la opinión pública la desordenada vida privada de su compañero, quien respondía en el campo con un rendimiento sobresaliente.

LA LIGA… Y LA MUERTE

En tiempos de penuria (el Barça solo conquistó una Copa en 1963 y una Copa de Ferias en 1966), el uruguayo se convirtió en indiscutible y la temporada 1967-68 convirtió la Liga en un cara a cara con el Real Madrid que se mantuvo durante todo el curso… Hasta que se acabó.

El 24 de marzo, jornada 26 (de 30), el equipo azulgrana fue sorprendentemente derrotado en Pontevedra, cayó a tres puntos del Real Madrid (la victoria valía 2 puntos) y en la 27, programada para el 7 de abril, se enfrentaban los dos equipos en el Camp Nou. El Barça necesitaba ganar para presionar a los merengues en las tres últimas jornadas, el ambiente durante toda la semana fue de ilusión y esperanza… Hasta que la noticia derrumbó a todo el barcelonismo.

El sábado 6 de abril, víspera del Clásico, se conoció la muerte repentina y sorprendente de Benítez. La causa de su fallecimiento fue una ingestión de mejillones en mal estado, que le produjo una gastroenteritis aguda que evolucionó hacia una intoxicación sistémica fatal. Ese fue el comunicado médico oficial que provocó una auténtica desolación en Barcelona, donde ya se encontraba el Real Madrid, concentrado para el partido de un día después.

El Barça, con toda su plantilla derrumbada anímicamente, pidió a la Federación Española de Fútbol el aplazamiento del Clásico por una semana pero el presidente de la misma, José Luis Costa, rechazó tal demanda argumentando que el Real Madrid ya se encontraba en la ciudad y esa opción (regresar a Madrid y volver a hacer el viaje) le supondría un gasto que el club merengue se resistía a aceptar…

Así que el Clásico se jugó tres días después, el martes 9 de abril, en un Camp Nou repleto pero silencioso, deprimido y derrumbado tanto en la grada como en el césped. El partido acabó 1-1, el Madrid mantuvo su colchón de tres puntos y conquistó el título con comodidad, atendiendo a que el Barça ya solo fue capaz de ganar uno de los tres últimos partidos del campeonato.

La muerte de Julio César Benítez fue un hecho dramático para un Barcelona al que le costó sobreponerse al golpe… Pero que tuvo arrestos para, tres meses después, dedicarle el título de Copa ganado ante el Real Madrid en el mismísimo Santiago Bernabéu.