BARCELONA -- Ronald Koeman cumple este jueves un año como entrenador del Barcelona, tras viajar a la ciudad un 18 de agosto y concretar de inmediato su fichaje por el club con el entonces presidente Josep Maria Bartomeu cuatro días después de que (https://espndeportes.espn.com/futbol/reporte?juegoId=573704) el equipo azulgrana sufriera en Lisboa la peor derrota europea de su historia y sentenciase el despido de Quique Setién... Que no fue efectivo oficialmente hasta meses después.
El holandés cumple un año como entrenador del Barça con 55 partidos oficiales a sus espaldas: 35 victorias, 9 empates y 11 derrotas que le colocan lejos de los técnicos con mejores números y en los que su equipo ha marcado 126 goles (39 de ellos anotados por Messi) y encajado 60.
Del Barça de Lionel Messi, a quien se ganó contra todo pronóstico en agosto de 2020, al Barça post Messi, que deberá liderar en un desafío tan impensable hace dos semanas como indiscutible desde que comenzó el curso, se antoja imposible que el Koeman entrenador alcance la consideración que tuvo en el club el Koeman jugador... Pero la seguridad que emana, su proximidad con los jugadores y su indiscutible apuesta por la juventud le han otorgado un papel excepcional en el club.
Su llegada en agosto de 2020, las formas, inmediatez, duración, cláusulas y pago a la federación de su país para rescindir el contrato que le unía como seleccionador (más de 5 millones de dólares) dejó claro el desbarajuste que a todos los niveles se vivía en el Camp Nou, donde el presidente que acabaría por renunciar al cabo de dos meses utilizó la figura de un personaje legendario en el imaginario culer como último salvavidas. Y entregándole, sin disimulo, un papel de portavoz extraoficial al que tuvo que acostumbrarse desde el primer día el técnico.
Si alrededor del Barça se reclamaba mano dura con una plantilla derrumbada, Koeman no se anduvo por las ramas al agitar el vestuario de manera bestial: Comunicó por teléfono a Luis Suárez, Ivan Rakitic y Arturo Vidal que no entraban en sus planes (en realidad eran los planes del club) y, de pronto, tuvo que lidiar con el asunto Messi, quien se rebeló contra Bartomeu y quiso abandonar el club.
FIRMEZA
Al cabo de un año el legado, momentáneo, del entrenador se dibuja entre nubes y claros. En su primer curso acabó con la sequía de títulos conquistando la Copa del Rey, fue vapuleado en los octavos de final de la Champions por el PSG y después de una reacción soberbia en la Liga perdió la carrera por el título en un fin de campaña desolador que puso en duda una continuidad que, después de no pocas dudas, confirmó Joan Laporta.
La firmeza de su discurso, la seguridad en sí mismo, su carácter de hombre de club, proclamando abiertamente la necesidad de adecuar los salarios, y su apuesta por los jóvenes (Mingueza, Ansu Fati hasta su lesión, Ronald Araújo e Ilaix Moriba) pesó más que las dudas de los sistemas que empleó en el terreno de juego y que le granjearon no pocas críticas.
Koeman se ganó finalmente su continuidad tras una comida con el presidente en un restaurante de Barcelona y comenzó a plantear su segunda temporada seguro de reforzar la plantilla con la llegada de los deseados Memphis Depay y Eric García, a los que le sumó el club a Sergio Agüero en un indisimulado guiño a Leo Messi... Al fin el nombre central del verano.
SUPERVIVENCIA... E ILUSIÓN
El técnico, que mantuvo durante los últimos dos meses la esperanza de contar con el crack, se despertó de pronto con el argentino camino de París y la necesidad de retocar todos sus planes, sumándole a ello la pérdida de Ilaix Moriba, obligado por el club al no querer renovar el juvenil su contrato.
Y así comenzó la segunda temporada, con la monumental misión de liderar la era post Messi y un estreno en el que la ilusión le ganó terreno a la simple supervivencia. Una victoria solvente frente a la Real Sociedad mostrando a un equipo crecido en su colectivo y entregado a los postulados de un Koeman que redobla su apuesta por la juventud al tiempo que señala sin disimulo a los descartados, invitándoles a marchar con urgencia, y elogia en voz alta el gesto de Gerard Piqué como aviso a sus compañeros.