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Memphis Depay se ganó el reconocimiento al vencer el ruido mediático

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¡El líder del Barça tras la ida de Messi! Piqué puso el 1 a 0 (1:08)

Cabezazo de anticipo y gol del conjunto de Koeman ante la Real Sociedad en el Camp Nou. (1:08)

Memphis Depay cayó de pie en el Barcelona. Ignorando todo el ruido mediático que arrasó el club durante las últimas semanas a cuenta de la terrible situación económica que se sufre en el Camp Nou y del terremoto que causó la salida intempestiva de Lionel Messi, el delantero holandés, que había dejado detalles estupendos durante la pretemporada, se puso los galones en el estreno liguero y se ganó el favor de una afición necesitada de nuevos referentes con una presentación a la altura de las expectativas.

Marcó su primer gol horas antes del choque frente a la Real Sociedad saludando a la afición a través de las redes sociales, "os necesitamos a nuestro lado, vamos culers, somos el Barça!", y a los dos minutos de partido se inventó un sombrerazo en el centro del campo que provocó la rendición de los más excepticos. ¿Viene a suceder a Messi? No. Viene a dar lo que tiene. Que es mucho.

Memphis no es un 9 propiamente dicho y tampoco es un 10 en toda su extensión. "Es un 'nueve y medio' relató a ESPN Digital, ya de noche cerrada, un alto cargo del club azulgrana que consideró su llegada una incorporación "estratégica" en el nacimiento de este nuevo proyecto deportivo azulgrana, donde el colectivo tomará mayor protagonismo, indiscutible, después del divorcio inesperado con el héroe de la última década.

Messi ya no está. Y Messi no estará nunca más pero el Barcelona precisa seguir adelante mostrando que la grandeza del club va más allá, mucho más allá, de un jugador determinado. Y en esta nueva realidad la presencia, y prestancia, del delantero holandés se adivina providencial para que la ilusión que explotó en el Camp Nou no quede en flor de un día.

Alma libre en el ataque, entrando por la banda, intercambiando posiciones con Griezmann y Braithwaite, combinando con fluidez, encontrando huecos impensables en el pase y huyendo de cualquier egoismo, Memphis recordó a ratos a Kluivert y a veces a Ronaldinho. Su toque de balón se demostró soberbio, como reconoció después Piqué alertando que tiene una rosca sensacional, vista en el servicio de la falta que desembocó en el cabezazo del central que provocó el 1-0.

Intervino arrastrando defensas para liberar a Braithwaite en el 2-0, y cedió un pase inesperado a Jordi Alba en la jugada del 3-0. Lejos pero cerca del gol, siempre, su trascendencia en la victoria azulgrana fue tan indiscutible como aplaudida por la afición y agradecida por sus compañeros, entre quienes destacó la figura renacida de Martin Braithwaite, que respondió a su posible salida en esta recta final del mercado con dos goles y una asistencia que debieron sorprender a más de uno.

Se entiende del todo imposible que alguien pueda ocupar en el Barcelona el vacío dejado por Leo Messi y a la vez se contempla factible, y deseable, que en el paso adelante que debe dar todo el equipo aparezca una figura diferente capaz de dar continuidad al juego colectivo de este nuevo Barça que nace de las cenizas, dispuesto a dar un golpe sobre la mesa y alumbrando una nueva era que ante la Real Sociedad disfrutó de minutos de felicidad se diría que casi olvidada.

Por difícil que parezca, el barcelonismo que se dio cita en el Camp Nou dio a pensar que el luto por el astro argentino no debe apagar la ilusión y se demostró cuando a los diez minutos de la primera parte, y más de la segunda, los gritos de 'Messi, Messi' fueron respondidos con tímidos pitos primero y con gritos de 'Barça Barça' después. No, en absoluto, se trataría de afear la figura del 10 eterno y sí, probablemente, se entendería como la necesidad y las ganas de aparcar la depresión y entregarse a una nueva era que comenzó con buen sabor.

Uno a uno, del primero al último, los futbolistas del Barça mostraron a su gente que son algo más, mucho más, que simples secundarios a la sombra de un jugador capaz de tomar todos los focos sobre sí mismo y, como reconoció el entrenador de la Real Sociedad, enseñaron que en el comienzo de la temporada están en condiciones de presentar su candidatura a luchar por todos los retos que se les pongan por delante.

Memphis Depay no es Messi ni falta que le hace. Ni pretende hacer olvidar al 10, no podría, ni ha llegado al Camp Nou para convertirse en el ídolo diferencial de un Barça nuevo que empezó a caminar con determinación alejado de las sombras.