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El Barça deja ir dos puntos en un Derbi enloquecido

El Barcelona se dejó en el derbi su liderato en solitario tras un partido sin ton ni son en el que pasó de ser un fantasma a dominar con solvencia... Para acabar derrumbado con el gol final de Wu Lei, que le regaló al Espanyol un empate tan sorprendente como merecido en el último suspiro.

Agarrado en la segunda mitad al carácter de Suárez para remontar el inicial 1-0, el equipo azulgrana fue incapaz de sentenciar su victoria y lo acabó pagando en una recta final enloquecida en la que el corazón de los periquitos le quitó una victoria que se entendía definitiva. El fútbol premió al pequeño y castigo la soberbia de un líder al que le faltó contundencia.

Si dijo en la víspera Ernesto Valverde que el derbi debía jugarse con el corazón, el Espanyol le puso todo el corazón, las ganas, la rabia y el ansia por reivindicarse en el día oportuno. Si no se podía prever un partido más desigual entre un líder que jamás había perdido en este estadio y un colista que no conocía la victoria como local esta temporada, la primera mitad fue una auténtica fiesta blanquiazul, en el campo y la grada, frente a un Barça tan descosido como desconocido.

Salió ansioso pero sin precipitarse el equipo de Abelardo al campo y extrañamente aplatanado el líder, dando la sensación de tener una paciencia infinita por ir haciéndose con el control del juego... Y sin conseguirlo. De hecho al Barça le costó 26 minutos rematar a puerta, en un inocente disparo de Messi y cuando su equipo ya estaba por debajo en el marcador.

Fue en una falta lateral lanzada por Marc Roca, a los 23 minutos, y que David López, desmarcado, remató de cabeza cruzado a la red ante la mirada impotente de Neto, que encajó el gol en el primer remate entre palos de un Espanyol a cada momento más agigantado ante un rival disminuido, superado y descontrolado.

La lentitud del líder animaba a los blanquiazules, capaces bajo el mando de Darder de hacerse con el control del juego ante la euforia de la hinchada, entregada al festín y sufridora en una recta final en que, por fin, comenzó a eneseñar los dientes el Barça.

SUSTO... REMONTADA Y LOCURA

Dos remates de Messi atajados por Diego López y un disparo al palo de Luis Suárez en tres minutos condujeron el derbi al descanso con la sensación de que el Barça ya se tomaba el derbi de manera adecuada. Más preciso, más vertical, más duro y más serio.

Entró como revulsivo Arturo Vidal en lugar de Rakitic, dio un paso atrás, cansado, el Espanyol y se catapultó al plano Luis Suárez, quien en el intervalo de ocho minutos marcó el 1-1 y asistió al chileno en el 1-2 para convertir la fiesta en decepción blanquiazul. Rozó el 1-3 el uruguayo, evitado por Diego López y aunque quiso rearmar a su equipo Abelardo con la entrada de Matías Vargas, el Barça ya estaba para entonces dando la sensación de ser el dueño de un derbi muy distinto al del primer tiempo.

Pero el Barça no quiso, o no pudo o no supo, rematar el partido cuando más de cara lo tenía. Se autoexpulsó de Jong y se dirigió el partido a una recta final que se entendía plácida pero que para nada lo fue. La entrada en escena de Wu Lei revolucionó al colista y a la desesperada, sin nada que perder, se fue con todo a por el empate... Hasta que el delantero chino lo consiguió para hundir en la miseria a un líder que aún paso un par de sustos tan impensables minutos antes como increíbles.