Mauricio Pochettino siempre habló muy bien de José Mourinho y respeta mucho al exentrenador de Chelsea, Real Madrid y Manchester United. Llegó a describirlo como el "mejor del mundo" en enero de 2018, pero hay indicios que sugieren que el entrenador de Tottenham está comenzando a adoptar los elementos más destructivos de la personalidad del portugués.
Durante mucho tiempo, los Spurs lucieron como un equipo en ascenso bajo la dirección de Pochettino, en el que todos marchaban al unísono en pos del mismo objetivo: conducir al club al éxito tangible a largo plazo. Pero están empezando a aparecer grietas en la fachada, y Pochettino es uno de los principales causantes.
La derrota por penales en la Carabao Cup el martes ante Colchester United, un club que está décimo en la League Two, fue una humillación para un equipo de Spurs que jugó la final de la Champions League hace menos de cuatro meses, y quizá no sorprenda esto haya impulsado a Pochettino a hacer una brutal evaluación de las deficiencias de sus jugadores después del partido.
Pochettino habló de "diferentes intereses" dentro del plantel y de la necesidad de "construir unidad" entre los jugadores "descentrados". Si sus comentarios posteriores al partido hubieran sido un incidente aislado, se habrían tomado como una reacción natural a la frustración de haber perdido la oportunidad de ganar una copa ante un equipo que compite tres divisiones por debajo de la Premier League. Pero desde hace meses que Pochettino viene haciendo lo mismo, y permitió que la previa a la final de la Champions League contra Liverpool en junio se sumiera en especulaciones sobre su futuro, y si se iría del club en el verano.
Desde entonces, reconoció durante la gira de pretemporada por Singapur que probablemente habría renunciado si los Spurs hubieran ganado la Champions League en Madrid, se quejó de la política del club en el mercado de pases, y manejó con torpeza la situación del mediocampista Christian Eriksen, quien perdió la titularidad tras negarse a firmar un nuevo contrato
Si retrocedemos poco más de 12 meses, podremos encontrar similitudes entre el enfoque reciente de Pochettino y la actitud de Mourinho durante sus últimos seis meses en United. La armonía ha desaparecido y Pochettino es cada vez más directo, tanto hacia los directivos como hacia los jugadores en el vestuario.
Nunca es bueno que un entrenador libre batallas en dos frentes distintos, tal como Mourinho descubrió en United, y en Chelsea, donde su reinado anterior terminó en diciembre de 2016 luego de meses de criticar a sus jugadores y de polémicas distracciones fuera del campo de juego. En ambos casos, los malos resultados le terminaron costando el puesto a Mourinho, pero la música de fondo no ayudó.
En defensa de Pochettino, todavía no está en la liga de Mourinho cuando se trata de entablar batallas potentes, pero las señales tempranas están y no son buenas ni para él ni para los Spurs.
Los últimos resultados nos ofrecen pruebas de que algo no anda bien. La derrota ante Colchester fue mala, pero en la Premier League, los Spurs han perdido diez veces en 2019 – más que cualquiera de sus seis rivales más importantes – y no han sumado tres puntos de visitantes desde enero.
La excusa de estar jugando en Wembley ya no funciona, teniendo en cuenta que los Spurs han estado en su nuevo estadio desde abril, pero el regreso a sus raíces no ha hecho mucho para desarrollar en el equipo la sensación de unidad. Incluso Harry Kane, la cara del ascenso de Tottenham a la prominencia en los últimos años, ha comenzado a cuestionar el desarrollo del equipo al hacer públicas sus frustraciones después de desperdiciar una ventaja de 2-0 en el partido de Champions League que terminó en un empate 2-2 contra Olympiakos en Atenas la semana pasada.
"Ya no somos unos jóvenes inexpertos", dijo. "Hemos disputado encuentros importantes tanto en el fútbol de clubes como en el ámbito internacional. Puedo ver la razón por la que el entrenador se siente frustrado, ya que ha estado aquí por seis años y seguimos cometiendo los mismos errores que cometíamos el primer año”.
Esos errores podrían ser responsabilidad de Pochettino, o la consecuencia de que los jugadores no escuchen su mensaje, pero de cualquier manera se ven mal para el entrenador porque, independientemente de cuál sea el mensaje, lo cierto es que no está llegando.
Fue una historia similar en Chelsea y United bajo el mando de Mourinho. Con el tiempo, los jugadores pueden dejar de seguir las instrucciones del DT y la única manera de resolver este problema es cambiando los jugadores o el entrenador. Este último tiende a ser el que se marcha en esa situación y quizá sea por eso que Pochettino está comenzando a ser más crítico y vocal, ya que sabe que tiene que provocar la reacción de alguna manera.
No hay dudas de que Pochettino es una figura infeliz en este momento y los próximos dos partidos, contra Southampton y Bayern Munich – ambos en casa – podrían ser cruciales de cara a su futuro. Él simplemente tiene que encontrar la manera de detener la mala racha en la Premier League, pero el empate con Olympiakos también ha aumentado la presión para superar a Bayern en la Champions League el próximo martes.
Son días desafiantes para el entrenador de Tottenham, pero si continúa por el mismo camino de Mourinho de la confrontación y la crítica, es difícil ver un resultado positivo.