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Bale, el heredero que renunció al trono

Gareth Bale recurre al 'metodo Mourinho' para volver a sentirse futbolista profesional tras una relación rota con Zinedine Zidane en el Real Madrid que provocó que las dos últimas temporadas fuese más noticia por lo que hacía fuera que dentro del terreno de juego.

Sus goles en finales en un ciclo de gloria le hacen entrar en la historia de un Real Madrid en el que, por condiciones, debió reinar tras ser elegido el heredero de Cristiano Ronaldo.

Deslumbró en Inglaterra un portento físico zurdo galés que, partiendo desde el lateral izquierdo, dejaba exhibiciones físicas y le sobraba pegada. Eran tiempos en los que el Real Madrid presumía de fichar a los mejores jugadores y la Premier la dominaba un joven Bale con una progresión que solo era comparable a la que había firmado Cristiano. El deseo de Florentino Pérez de juntarlos aseguraba éxito de presente y un relevo de futuro.

La primera parte se cumplió con el regreso del Real Madrid más poderoso como rey de Europa, con cuatro Ligas de Campeones en cinco temporadas, tres consecutivas en un logro único en el fútbol moderno. La segunda, ser el relevo natural de Cristiano, se quedó a medio camino por la actitud de Bale.

El 'rey Cristiano' anunció el fin de su reinado blanco en aquella noche de Kiev en la que el equipo madridista murió de éxito tras conseguir su decimotercera Copa de Europa.

Cuando debía celebrar su poderío tras tumbar al aspirante Liverpool con superioridad, el gran referente anunciaba un fin de ciclo y el que debía ser su sucesor amenazaba con recibir mayor protagonismo o marcharse.

Y ante ese panorama, el que finalmente se marchó fue Zinedine Zidane, en cuanto vio que su discurso había dejado de calar igual y que sus jugadores no estaban al nivel en la competición a la que más importancia concede por la regularidad que exige, la Liga.

El Real Madrid facilitó la salida a Cristiano, agradecido por sus números que le instalan como una de las grandes leyendas del club, y cerró la puerta a Bale pese a su historial de lesiones y sus eternos problemas de sóleo. Perder a dos referentes era un cambio demasiado drástico para un equipo campeón, pero el tiempo ha demostrado que fue un error.

Bale, con Benzema y Cristiano, dieron nombre a un tridente que con el tiempo se pondrá a la altura de los mejores de la historia del fútbol. En el Real Madrid, nada igual desde Di Stéfano, Puskas y Gento. Los dos ataques que más gloria dejaron en forma de Copas de Europa. La 'BBC', con un total de 442 goles y un dominio abrumador.

Llegó el adiós de Cristiano Ronaldo y cuando el liderazgo debía recaer sobre Bale, el galés se empequeñeció y la figura de Benzema se agigantó. Sus continuas lesiones, hasta 29, y sus sóleos de cristal le apartaron un total de 150 partidos en sus años de blanco.

Una personalidad extraña, poco amigo de las cenas de equipo, sin hablar español en siete años, con más pasión por momentos por el golf que por el fútbol y con detalles de falta de compromiso como abandonar el Santiago Bernabéu cuando el Real Madrid jugaba un partido clave por un título, fueron gestos que hicieron mella en una afición que acabó dando la espalda a un jugador que debía ser referente.

Bale, el heredero que renunció al trono blanco. Un futbolista que nunca entendió la magnitud del Real Madrid ni sus valores y cuyo valor se desplomó sin una reacción de orgullo provocando el cansancio de Zinedine Zidane, que le dio por imposible.

Su falta de compromiso provocó que para el técnico francés perdiese su estatus y que incluso pidiera públicamente que se marchase "mejor hoy que mañana". Su resurrección depende de José Mourinho, el técnico que ya le quiso en el Manchester United y que ahora le hace regresar al Tottenham con el objetivo de recuperar al profesional que llegó a ser el mejor jugador de Inglaterra.