Sumarse a seis días del comienzo del fútbol inglés, su inactividad reciente con Real Madrid y las cifras del contrato, activaron para James Rodríguez un reloj de presión que mide con rigor cada uno de sus minutos en la cancha.
Al debut con Tottenham en Londres llegó con un par de entrenamientos. Casi que se bajó del avión para mirar frente a frente a la Premier League. Dejó buenas sensaciones en sus primeros 91 minutos y fue directo al equipo de la fecha.
La segunda fecha señaló su estreno como local con más obligaciones en esa cuenta personal. Le costó descifrar a un rival más rocoso. West Brom lo obligó a buscar soluciones por otras zonas de la cancha. Cambió de costado, se tiró por el centro, rodeó el área.
Con la pelota en su poder corrigió un primer tiempo que recordó al Everton de la temporada anterior. Así marcó su primer gol en Inglaterra, una exigencia menos en esa lista de deberes que no da espera.
Lo demás se resume en números. Una asistencia, 52 pases con 80 por ciento de precisión en la entrega, además de los comentarios de The Guardian destacando su partido.
“James marcó su primer gol en el fútbol inglés desde su salida del Real Madrid e iluminó la tarde con toques de genuina clase”, publicó el diario local.
La semana que viene el nivel del reto sube un escalón más. Visitará al Crystal Palace que venció 1-3 al Manchester United en Old Trafford.
James está al día, pero el reloj que lo mide sigue su marcha.