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James Rodríguez, un diez suelto en la Premier League

"Hay muchos niños que no quieren ser diez. Dicen 'yo soy extremo, yo soy nueve, yo soy medio'. El fútbol ha creado eso, porque todos juegan 4-4-2 o 4-3-3. Y los pocos que hay, los técnicos lo dejan a un lado. Solo quieren jugadores rápidos, que ganen en el uno contra uno, que corran, que centren. Es duro para el fútbol eso".

James Rodríguez es un número diez. Por características de juego y por convicción personal. Casi por ideología. Puede jugar un poco hacia la derecha, más adelante o más atrás. Puede partir como doble cinco, como interno o como extremo. Pero nada de eso importa. Cuando juega, James es un número diez en cada uno de sus movimientos y de sus toques.

"James juega de James. Él está para generar juego, para dar pases-gol, para definir", afirmó alguna vez César Luis Menotti. Para el diez, los esquemas tácticos no tienen importancia. No les hace falta el rígido y clásico 4-3-1-2 para jugar a su modo. Su función excede los sistemas y los números. Tiene más que ver con una forma de pensar el juego, con un gasto de energía más relacionado con lo mental que con lo físico.

Cuando el hoy jugador de Everton dice que sufre cuando ve que los niños no quieren jugar de diez en realidad se lamenta porque teme la desaparición de un modo de sentir el fútbol. En estos tiempos, se elogia el vértigo y la velocidad por sobre todo lo demás. Cuando un futbolista trota al perder el balón primero se lo critica. No importa si ese trote es para guardar las energías que le permitan en la siguiente jugada decidir con el mejor criterio posible y dejar cara a cara con el gol al centrodelantero. No, es imperativo correr mucho.

James corre, claro. Pero primero piensa. Eso, sumado a la técnica y al talento, es lo que constituye a un número diez. A un tipo de futbolista irremplazable, irresistible. Hinchas de Everton y analistas ingleses dudaban del presente del colombiano, quien venía de tiempos duros en Real Madrid. La mayoría de esas dudas se extinguieron cuando tocó las primeras pelotas en el debut y demostró su jerarquía. Sin embargo, algunos mantuvieron su idea incluso tras la victoria ante Tottenham y dijeron que debía "comprometerse más con la marca".

Aquella exigencia es otro defecto de esa idea que desprecia a los especialistas y pondera a los polifuncionales. No es necesario que todos hagan todo en un conjunto de fútbol. Sí que cada uno haga bien su parte. En su función, hay pocos mejores que James. Por eso, casi todos los críticos cambiaron de opinión al partido siguiente, al ver que su influencia en el juego del equipo era tan grande que no hacía falta nada más que su visión, sus pases y su capacidad de creación. Porque al fútbol se juega como juega James.

"La Premier es muy difícil, muy física", dice el lugar común. Puede ser verdad, aunque eso no signifique que un número diez criado y formado en Sudamérica no sea capaz de hacer diferencia. James ha sido el jugador que más jugadas de riesgo fabricó en estas primeras tres jornadas. Brilló en tres partidos muy diferentes: ante Tottenham su equipo manejó la pelota y jugó en campo rival los 90 minutos; contra WBA sufrió al principio y aprovechó sus oportunidades para dar vuelta el resultado y ante Crystal Palace tuvo que defenderse buena parte del juego. En cada encuentro, un toque de James alcanzó para darle vuelo al ataque.

“En este momento, no está jugando como un número 10, pero tiene la calidad para jugar allí... está jugando en el lado derecho, pero no como un extremo porque le gusta entrar para usar su habilidad en el medio del campo", dijo Carlo Ancelotti y con su explicación se desmintió a su mismo. James está jugando de diez porque es un diez. Siempre jugará así y Carletto lo sabe y lo valora. Como ya lo valora toda la Premier League.