<
>

Il Diavolo se volvió a aparecer en Italia

Después de casi una década de supremacía piamontesa, con nueve títulos consecutivos de la Juventus de Turín, los equipos lombardos, en bloque y de manera alternada, pusieron fin al dominio de la Vecchia Signora.

La Serie A ha bajado el telón de la temporada 2021-2022 con un cierre emotivo hasta la última jornada, en la que se definió al ganador del Scudetto. La carrera parejera que vivieron el AC Milan y el Internazionale en pos del título nos regalaron emociones intensas. La escuadra Nerazzurra apelaba a un poco esperado resbalón del Diavolo ante el Sassuolo de Alesio Dionisi y que ellos batieran obligadamente a la Sampdoria, lo cual sí ocurrió y con un contundente 3-0 en el Giuseppe Meazza. El problema fue que ese mismo marcador se repitió en el Mapei Stadium pero en favor de los Rossoneros. Los ragazzi de Simone Inzaghi ya no pudieron revertir la diferencia de dos puntos que al final conservó en el último trecho de la temporada el equipo rojinegro.

Después de casi una década de supremacía piamontesa, con nueve títulos consecutivos de la Juventus de Turín, los equipos lombardos, en bloque y de manera alternada, pusieron fin al dominio de la Vecchia Signora. Primero fue el Inter, con Antonio Conte en el banquillo y ahora, el Milan de Stefano Pioli. La alternancia que hoy se aprecia en el trono del fútbol italiano es absolutamente refrescante para una de las Ligas más importantes del planeta la cual, desde mi punto de vista, ya requería de una fuerte sacudida, impulsada particularmente por aquellos otros grandes equipos, como los ya mencionados, para recuperar el altísimo grado de interés que quizá, en algún momento, pudo haberse perdido por el balompié practicado en el país de la Gran Bota.

El Inter tuvo que esperar once temporadas para volver a coronarse. Al Milan, le llevó curiosa y coincidentemente, el mismo número de años. Fueron muchos los que tuvieron que pasar para que ambos recuperaran su tradicional ADN ganador. La historia ya les demandaba recuperar el trecho perdido por más de una década, y en el caso particular del primer equipo italiano en conquistar la Copa de Europa (1962-1963), era importantísimo no quedarse rezagado ante su máximo rival. Lo consiguieron el domingo pasado y lo hicieron merecidamente aunque, dicho sea de paso, sin practicar un fútbol espectacular ni demasiado entretenido. Lo que sí, es que fue altamente efectivo gracias a la tremenda calidad de los futbolistas que conforman su plantilla.

La presencia del campeón del mundo con Francia, Olivier Giroud, fue determinante. Junto a él, apareció un imponente Rafael Leao. El portugués de 22 años fue la pareja ideal del galo y entre ambos marcaron 22 goles. El exjugador del Sporting de Lisboa y del Lille además consiguió 8 asistencias que fueron determinantes para coadyuvar un sólido bloque ofensivo que se vio altamente beneficiado por un figura, la de Zlatan Ibrahimovic, que aunque se perdió varios partidos por lesión, aportó ochos buenos goles y tres asistencias. El sueco de 40 años de edad se convirtió en un líder y en una pieza de enroque que pocos equipos en el mundo pueden presumir. Su legado al fútbol italiano y mundial se verá incrementado con este nuevo título, recordando que es de los pocos que pueden presumir ser campeón en cuatro de las 5 ligas más importantes de Europa. El conquistado este domingo, es el quinto Scudetto en su cuenta personal, el segundo con los lombardos, descontando los dos que logró con la Juventus y que le fueron revocados a las Zebras. Quedará para la historia el discurso en el vestuario que le dirigió a sus compañeros, cuerpo técnico y dirigencia luego de batir a los Neroverdi para lograr el campeonato. Les dijo: “... no sólo la ciudad de Milán es del AC Milan, toda Italia le pertenece al AC Milan”.

Muchos pensaron que la salida de algunos importantes futbolistas al término del curso anterior, como Gianluigi Donnarumma, afectaría anímica y deportivamente al equipo. Sin embargo, se sorprendieron al darse cuenta de la gran capacidad que exhibió desde el principio y a lo largo del año el francés Mike Maignan. Arquero seguro y con personalidad que hizo olvidar casi de inmediato al campeón de Europa con la Nazionale. Otro que abandonó el barco rossonero buscando como diera lugar el título en otro lado fue el turco Hakan Çalhanoglu. Lo hizo poniéndose la camisa de la otra escuadra de la ciudad. Qué tristeza para el otomano. Ni con unos ni con otros logró levantar el trofeo de campeón.

El título número 19 de Il Diavolo tuvo un director de orquesta magnífico: Stefano Pioli. El técnico nacido en Parma y ganador de la Champions con la Juve en su etapa como jugador, tuvo que sobreponerse a la indignación de la afición milanista debido a que dos años antes de su llegada a los rojinegros había dirigido al Inter. No le fue nada fácil soportar la presión que le metieron al inicio de su gestión pero la tercera fue la temporada en la que su proyecto alcanzó su mejor versión, logrando así su primer laurel como entrenador. El apoyo que recibió del presidente del equipo, Paolo Scaroni, así como del Director de Estrategia Deportiva y Desarrollo, el gran Paolo Maldini, fueron fundamentales para terminar con una de las mayores sequías de títulos jamás vivida por i tifosi rossoneri.

El Diablo de Lombardía está de regreso. ¿Por cuánto tiempo? Depende de la seriedad y convicción que tenga para imponer su maldad futbolística en los campos italianos y europeos como lo hizo en los sesentas y noventas. Por ahora, la Serie A les pertenece como no sucedía desde hace más de 10 años y esto, créamelo, le hará muy bien a una Liga que ya necesitaba ver el resurgimiento de uno de sus 3 más grandes equipos de la historia.