Javier Aguirre pidió 'ayuda divina' cuando peleaban por evitar el descenso, ritual que se volvió costumbre previo a las finales de los Tuzos
Por ahí de 1999, cuando el Pachuca peleaba por el descenso, Javier Aguirre le hizo una petición extraña a la directiva: “¿Quiero un Padre antes de cada partido?”. Así llegó Luis Romero, ahora reconocido como el Tuzo Padre, a un equipo que no tenía títulos de Primera División y que está a punto de celebrar el séptimo trofeo.
“Javier Aguirre fue el que me trajo al club, cuando se peleaba el descenso. Antes los vestidores eran un cuartito, chiquito, en ese pedazo se hacía la misa, ahí íbamos todos: jugadores y directiva. Ahí celebraba yo, se apagaba el refrigerador, porque hacía un ruido tremendo. Se hacía la celebración de media hora. Pasamos de eso a lo que es ahora”, comentó el Tuzo Padre que repetirá el ritual previo al partido de vuelta de la final entre Pachuca y Atlas.
Antes de cada partido, sin importar el lugar, Pachuca oficia una misa que dirige el Padre Luis Romero, el acto se ha hecho en cualquier parte del mundo, sin importar si es Hidalgo, Nuevo León o los Emiratos Árabes.
“Cuando estábamos en Emiratos Árabes Unidos, que son musulmanes, para celebrar misa allá utilizas un permiso especial. Nos hospedaron en el hotel de las fuerzas armadas y ellos estaban en su lunch de medio día con todos los comandantes y nosotros estábamos en un cuarto de al lado, celebrando misa y que no se dieran cuenta, porque si no nos sacaban a todos”.
Luis Romero ha estado en todas las finales de los Tuzos, al menos en la ida o la vuelta. Su trabajo es aconsejar a jugadores como Hirving Lozano, “travieso hasta en el catecismo” o Víctor 'El Pocho' Guzmán, “que vino a misa todos los domingos después de su problema”, recuerda el Padre, sobre el Analítico Adverso del jugador.
“Siempre muy latoso el Chucky Lozano, les decían los ‘balseritos’ cuando los rapaban y se enojaba con ese apodo”, recuerda el Tuzo Padre.
El domingo, Luis Romero estará en el Estadio Hidalgo, dirigiendo una celebración a los jugadores del Pachuca, previo al juego contra el Atlas, algo que considera “no es un milagro, porque ganar es algo a lo que está acostumbrado el Pachuca”.