Quizás hay otras ligas en las que también se falla en decisiones arbitrales, pero no es tan evidente como en México.
Señoras y señores… Es indudable que la polémica arbitral en México seguirá y perdurará mucho tiempo.
Los árbitros en las canchas del futbol mexicano son muy malos, no se preparan, no entienden las reglas en su totalidad, no saben decidir y no tienen capacidad para hacerlo, no ven bien los partidos y terminan auxiliándose constantemente en el VAR.
El problema también es que en el VAR hay una cantidad de incapacitados terribles, que marcan unas y dejan de marcador otras, algo que ha provocado un desbarajuste total y absoluto en la Liga MX.
Quizás hay otras ligas en las que también se falla en decisiones arbitrales o en el VAR, pero no es tan evidente como en México.
Es increíble lo de Sebastián Jurado, que le marquen un penal cuando sale a despejar un balón y al caer, no es Superman para caer con los dos pies en la cancha, termina cayendo con un pie y pisa al rival, pero viene volando, viene mirando al cielo, para recibir la pelota.
Sin embargo, pitó el árbitro, le marcan penalti y termina perdiendo el Cruz Azul.
Y así se van perdiendo partido y se van colocando las fichas en la tabla de posiciones como los árbitros lo desean o como se van moviendo los intereses de las televisoras en turno.
Porque así se maneja el futbol mexicano, un futbol de plástico total y absolutamente.
He visto errores en otras ligas, pero, por lo menos, muestran qué sucedió. Si fue un fuera de lugar, enseñan las rayas en la cancha; si es mano, muestran exactamente cómo fue. En México no, aquí marcan algo y se siguen.
Ahora, cuando un árbitro en una jugada polémica se queda parado, no pita ni para un lado ni para el otro, y se lleva la mano al oído para que le digan “ven a revisar porque sí fue gol”, la situación está complicada.
No hay instructores en la cancha, no hay instructores en el VAR.
Armando Archundia debe de trabajar mucho, y me da la impresión de que no está preparado para hacerlo. Ojalá lo haga, porque si no, va a destruir totalmente el futbol de la primera división.