Es una pena, porque con el equipo que habían montado, Pumas merecía algo mejor para su afición que es fiel y exigente al máximo.
Señoras y señores… Se esperaba que Pumas tuviera un buen año con las contrataciones que hizo, con Eduardo Salvio desde Boca Juniors, con Gustavo del Prete, con la renovación de Juan Ignacio Dinenno, con la repentina aparición de Daniel Alves, y junto a los jóvenes de Andrés Lillini.
La realidad fue que la defensa se vino abajo y Pumas fue vulnerable durante todo el torneo.
El equipo de Andrés Lillini nunca supo recuperarse de un mal inicio, de los increíbles goles que recibieron, y tampoco funcionó el medio campo, ni Dani Alves, algo normal para un jugador de 40 años de edad, que no es un futbolista que iba a estar en su mejor momento, aunque hizo lo que pudo con su técnica y su buen toque.
Y bueno, culpan a Dani Alves de todo, aunque los argentinos tampoco funcionaron, Dinenno no anotó los goles que se esperaban, ‘Toto’ Salvio jugó bien por momentos, Del Petre desapareció en algunos partidos, y los novatos, que eran la enjundia, la generosidad, la entrega, la lucha y el espíritu de Pumas en otros torneos, tampoco aparecieron.
Muy pocos fueron los novatos que aparecieron, a causa de la cantidad de extranjeros que hay en Pumas.
Andrés Lillini trabajó a destajo con Pumas y trató de imponer un sistema, pero no le funcionó. Perdieron balones y perdieron partidos de manera increíble, dejaron de hacer goles.
El primer tiempo ante Cruz Azul fue terrible, llegaron dormidos los Pumas y le hicieron dos goles increíbles. En la segunda mitad tiró 19 veces a la portería de la Máquina y Corona saco todas, a excepción de una.
Pero al final, Pumas decepcionó.
Es una pena, porque con el equipo que habían montado, Pumas merecía algo mejor para su afición que es fiel y exigente al máximo. Por lo menos, merecía haber llegado al repechaje y mostrarse mucho más competitivo.