El llamado de Ángel Sepúlveda a la Selección Mexicana es la recompensa al trabajo discreto y efectivo de un delantero que llegó a Cruz Azul en medio de pocas expectativas y se convirtió en una pieza fundamental.
Ángel Sepúlveda pelea cada balón como si fuera el primero… O el último. Es un futbolista que no escatima una sola gota de sudor, sale a la cancha con la convicción de entregar el alma. No hay más.
Llegó a Cruz Azul en medio de cuestionamientos y ante una expectativa prácticamente nula, condenado a ser un relevo eventual en situaciones adversas.
Sin embargo, esa lucha permanente que ha sido el sello de su carrera lo llevó de actor secundario a protagonista, al grado de que está convertido en un delantero sumamente valioso, versátil y que terminó el torneo regular con nueve anotaciones.
Pieza fundamental en una Máquina histórica y con recompensa bien ganada: un llamado a la Selección Mexicana luego de siete años de ausencia para los partidos ante Honduras correspondientes a la Liga de Naciones.
La historia se repite ahora en el Tri: pocos o nadie le otorga posibilidades de competir por un puesto en una posición en la que peleará con Raúl Jiménez, Julián Quiñones, Henry Martín y Guillermo Martínez.
Nada nuevo y nada que lo desanime. En su favor obra, además de su gran momento bajo el mando de Martín Anselmi, que no se trata de un atacante con una sola virtud. Es capaz de jugar y rendir fuera del área actuando como poste o segundo delantero, de tirarse a los costados y cuando es necesario aparecer como rematador.
La alegría que casi deriva en llanto y el cariño de sus compañeros de Cruz Azul al enterarse de su convocatoria al Tri retratan a Sepúlveda: es un tipo querido, trabajador, con un perfil bajo y que en plena madurez de su carrera —33 años— halló un segundo o tercer aire que le permitió revivir uno de sus sueños de niño, jugar una Copa del Mundo.
¿Difícil? Sí. Imposible? No. El propio Ángel lo anticipó: “No vengo sólo a una convocatoria, vengo a dejarlo todo”.
Hay elementos para creerle, a final de cuentas es un goleador inesperado.