Sí, lamentable lo de Javier Aguirre y lo de Efraín Juárez. Tal vez sin llegar a los extremos llegó el momento de “colombianizar” al futbol mexicano
LOS ÁNGELES -- La Policía Nacional de Colombia decide vetar al entrenador mexicano Efraín Juárez, durante tres años, de todos los estadios del país. Atlético Nacional afirma que apelará este castigo.
La sanción se origina por que el ente policiaco colombiano consideró exacerbado el festejo de Efraín Juárez, luego de que el Atlético Nacional eliminara en la Copa al Independiente, en el Estadio Atanasio Girardot de Medellín, Colombia.
La celebración del entrenador mexicano fue considerada provocadora, exagerada e irrespetuosa, con los riesgos de desencadenar una respuesta violenta desde la tribuna.
Tres años, apelables por supuesto, no sólo ante los tribunales colombianos, buscando el apoyo de la DiMayor (División Mayor del Futbol Colombiano), y en caso extremo ante el TAS.
En tanto, Edwin Cardona, futbolista de triste paso por el futbol mexicano (Monterrey, Pachuca y Xolos), fue suspendido dos partidos por besar el escudo del Atlético Nacional ante la tribuna del Medellín. Fue considerado un acto de provocación.
Los tres años de veto en estadios colombianos es una invitación descarada para que Efraín Juárez abandone el país. Imposible dirigir por WhatsApp. La apelación llevará tiempo.
En Colombia hay una nueva cultura, una nueva política, totalmente positiva, para evitar los abusos y los excesos, que puedan generar focos de violencia social, no sólo en los estadios, sino en el país entero.
Colombia sufrió, por años, de todo tipo de violencia en sus más crueles manifestaciones, especialmente a través de la narcoguerrilla. Una amenaza impune que hoy también castiga a México.
Por eso, es entendible que los colombianos tomen medidas que pueden parecer exageradas, drásticas, intolerantes, pero pretenden –a su manera– proteger a la afición, a los equipos mismos, al espectáculo, y, lo más importante la globalización como sociedad.
Por eso, el planteamiento: ¿llegó el momento de que el futbol mexicano entre a un proceso de “colombianización”, es decir, tomar medidas extremas, urgentes ya, para tratar de cortar de raíz los casos de violencia en los estadios?
El DT mexicano del Atlético Nacional aparentemente hizo gestos hacia los aficionados del Independiente Medellín en su celebración y fue buscado por las autoridades colombianas.
Porque el futbol mexicano es hipócrita. Parte de su afición es hipócrita. Se encienden las antorchas y las piras, se conflagran hogueras, porque Javier Aguirre fue descalabrado en San Pedro Sula, pero cómo reacciona esa misma afición ante hechos dantescos geográficamente inmediatos.
Crucifican a los hondureños, critican a los colombianos, pero se olvidan de sus propios holocaustos. También tienen esqueletos en sus armarios.
1.- ¿Acaso olvidan la masacre silenciada en Querétaro sobre aficionados del Atlas?
2.- Y el baleado en Tijuana: los embestidos por un vehículo en Torreón; los sacrificios humanos en partidos en la ciudad de Monterrey. Y ha ocurrido en Guadalajara, en la Ciudad de México, y en León, y en tantas otras plazas, algunas ya hasta desaparecidas, como la invasión en Veracruz jugando contra Tigres.
3.- Y claro, la complicidad, el aval silencioso, permisivo, tolerante, conspirativo, acobardado incluso, por parte de la Federación Mexicana de Futbol y de la Liga MX, ante todos esos hechos. Sí, al encubrir, se convierten en cómplices.
Sí, a veces algunos aficionados mexicanos demuestran que gozan haciendo el papel de sepulcros blanqueados.
En Colombia se han sofocado, casi totalmente, porque aún hay lamentables casos, los gritos racistas, que en México, sí, en México, aún se frecuentan en los estadios. No sólo de etnia, sino de género.
Por eso, ¿llegó el momento de “colombianizar” al futbol mexicano?
México vence 4-0 a Honduras en el Nemesio Díez dentro de la Concacaf Nations League
Se prohibieron las máscaras en los estadios mexicanos. Se prohibieron las banderas, aún sin llevar astas, y en ocasiones impiden que lleguen aficionados portando las camisetas de la afición visitante. Pero siguen los crímenes impunes.
Porque, eso sí, no se toman decisiones drásticas, fundamentales, profundas, determinantes, como en los casos mencionados de Querétaro y el resto. Entonces, las autoridades del futbol mexicano y las autoridades gubernamentales se han convertido en compinches descarados de la delincuencia.
Sí, lamentable lo de Javier Aguirre. Sí, lamentable lo de Efraín Juárez.
Pero, en México se sigue viendo la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio.
Y la FMF y la Liga MX se inventan el Fan-Id, que ni siquiera pueden echarlo a andar por los deplorables servicios de internet en los estadios mexicanos.
Sí, tal vez sin llegar a los extremos, sin ser más papistas que el Papa, llegó el momento de “colombianizar” al futbol mexicano.
Sería un proceso largo, difícil, rudo, complejo, pero benéfico en todos los estratos, el culturizar las tribunas, la cancha y claro, incluyámonos como medios en este saneamiento, insisto, sin necesariamente llegar a los extremos.