<
>

Las anécdotas de Chelís: Aprendizaje en glorias del deporte

El gobierno federal, hace ya 8 o 7 años, instaló un programa con mucho éxito, llamado Glorias del Deporte. Se trataba que en las 20 colonias más conflictivas del país, por medio del fútbol y de un gran número de psicólogos hizo una selección de 60 jóvenes por colonia, distribuidos en 30 en la mañana y 30 en la tarde. Entonces, los organizadores o el que hacía de director general, el Sr Ángel Sosa, el Rambo Sosa, contrataba a ex jugadores o en mi caso, técnicos que no teníamos trabajo para llevar a cabo esta tarea en lo deportivo diaria. Los jóvenes llegaban a la instalación temprano, se les daba un desayuno en la mañana o cena para el grupo de las noches, entraban a las aulas y se les daba civismo o historia o alguna tarea y después se iban a la cancha para entrenar fútbol con los instructores que habían contratado.

Me acuerdo que a mí me dieron la de Puebla y una de Tehuacán y con mi cuerpo técnico, sin trabajo en ese momento, hicimos la tarea encomendada.

Aquí en Puebla nuestra cede era la escuela de policía que está adelante de Amalucan y en Tehuacán nos prestaban una unidad deportiva en muy buenas condiciones.

Yo unos días iba a la de Puebla que tenía a Oswaldo y a Isidro como jefes y otros iba a Tehuacán con Juan Carlos García y Mario Hidalgo.

Como punto a destacar, me acuerdo la magnífica labor que hacían los profesores en el aula. La advertencia era que si hacían la tarea bien, tenían derecho a ir a la cancha.

Así, transcurrieron 3 meses que duró el proyecto, e insisto, con mucho éxito.

Un día que estaba en Puebla, los jóvenes (niñas y niños), bajaron del aula para caminar atrás de una portería. Ese día, como cosa rara, el desayuno no había llegado y entonces fui a la tienda de la esquina, compré algunos gansitos, papas y refrescos para todos.

El entrenamiento empezó mientras yo en cada lugar o mochila de los jóvenes, iba dejando una golosina y una bebida. La sorpresa fue que en la maleta de un joven me encontré un envoltorio, del tamaño de 3 cajetillas de cigarro, envuelto en periódico y con marihuana. Mi sorpresa fue grande y por momentos no supe que hacer: si parar el entrenamiento y buscar al dueño de la maleta, o avisar a los profesores de aula. Me quedé pasmado y al final Dios me socorrió y decidí esperarme al final de la práctica y saber, solo yo, quién era el propietario de esa mochila. Así fue y el propietario fue uno de los chicos, de 15 años, muy obediente en sus clases y en las prácticas: uno de los que al 100% aprovechaban esa oportunidad.

Al otro día, entré a la clase y pedí a los profesores que dejaran salir al joven propietario del paquete. Me fui a la cancha con él platicando de cosas de fútbol. Cuando llegamos a la cancha le dije de mi descubrimiento. Él no se sorprendió y en ningún momento perdió la serenidad. Me dijo que tenía a su mamá enferma y dos hermanitas y que él, a sus 15 años, las tenía que mantener. Me sugirió que si le podía dar trabajo porque él necesitaba 1,500 pesos a la semana para la manutención de su casa y que la única forma que había encontrado o la única persona que le había dado la oportunidad de trabajar en algo que cumpliera con lo que su familia necesitaba, era gente de la colonia y que se dedicaba a la venta de droga.

En verdad me partió el corazón y me di cuenta en donde estaba parado: un lugar con muchos problemas sociales y que el hecho de ver al Chelis y dar tres pases con el balón no eran suficiente. Él tenía su razón mucho más poderosa que la mía. Él tenía que mantener una familia y yo no podía darle esa oportunidad. Al final acordamos que nadie se enterara de su chamba ni como lo hacía y solo le quedó claro que en ese grupo no podía vender nada y que su venta tenía que ser afuera de la instalación.

Hace poco, en el 2019, terminando un entrenamiento en el estadio Cuauhtémoc, un joven me estaba esperando afuera del entrenamiento. Pensé que quería una foto o un autógrafo. Cuando me paré, me dijo que él era el joven de la droga en Glorias del Deporte y que ya tenía 5 años trabajando en un taller mecánico de su colonia. Que cuando quisiera llevar mi coche para algún desperfecto, con mucho gusto él lo hacía, ya que había aprendido el oficio de mecánico.

La verdad me sentí muy reconfortado. Alguna noche pensé en ese joven en donde andaría y mi decisión de platicar con él, en algo le sirvió. Estoy seguro que muchos de los jóvenes de este gran proyecto del Gobierno Federal, tuvieron la oportunidad de cambiar muchas cosas de sus vidas, como fue el caso de MI JOVEN de tan solo 15 años.