La lateral derecha del León está cubierta por Fernando Navarro. Con 31 años, el oriundo de Ciudad de México se consolidó en el esquema de Ignacio Ambriz y ya fue requerido por Gerardo Martino para portar la playera de la selección nacional, momento que “por fin llegó”.
Sin embargo, fuera de la cancha, su mente, actitud y corazón van directo a La Puerta Roja, un restaurante que es parte del despacho Ponte Trucha, del cual el zaguero es parte. La diferencia es el sabor en sus tortas de chilaquiles, pero, principalmente, sus empleados, los cuales tienen Síndrome de Down.
“Lo primero que te dicen al entrar es ‘bienvenido’ y, ahora no los dejamos, pero antes era un abrazo de entrada y es una alegría muy sincera. Siento yo las emociones a flor de piel. Incluso, que les des propina los alegra muchísimo, que los trates bien y les hagas bromas. Es más una experiencia que ir a comer una torta”, narró Navarro a ESPN Digital.
La idea del menú es por lo simple y las pocas complicaciones que tiene. Lo primero que detalló el lateral de los Esmeraldas fue lo buenos que son los chicos al momento de trabajar y la alegría que le ponen al lugar.
“Al ellos tener trabajo, cooperan en sus casos y es bonito ver que ahorren y se compren sus cosas. Se benefician muchas personas y es muy bonito el ambiente. Les dices lo que tienen que hacer y lo siguen al pie de la letra. A veces se distraen, pero su trabajo lo hacen con mucha dedicación y le dan importancia”, dijo con emoción.
La idea nación con uno de sus amigos de Ponte Trucha, quien había brindado activaciones para ellos con un equipo de rugby, pero la idea de emplearlos fue para ayudar a quienes luego son vistos a un lado y así brindarles oportunidad de ocuparse y borrar las ideas negativas que la sociedad pueda tener.
"Es un negocio en el que ganan muchas personas, sobre todo esas personas que no tienen fácil el tema de conseguir trabajo y los papás de los muchachos lo agradecen mucho. Es difícil ser papá de un niño con Síndrome de Down por muchos motivos, sobre todo por el tiempo y los cuidados que hay que tener.
“Son bien inteligentes y sí tienen esa parte que parecen niños y tienen muchas emociones, pero son muy inteligentes y buenos trabajadores. No hay que tenerle miedo a darle oportunidades a estas personas. No son una carga ni mucho menos y aportan algo al restaurante algo muy bonito que no te lo da otro empleado”.
El momento que “por fin llegó” con selección también fue exclamado por alguno de los chicos con Síndrome de Down y que abrazan a quien entre por La Puerta Roja.