No existe otro resultado para Perú ante Paraguay que no sea el triunfo, aquel que le permitirá respirar tranquilo y así clasificar al repechaje, ya su última opción de poder estar en Qatar 2022.
En ese sentido, Ricardo Gareca buscará sacarle provecho a las virtudes de su colectivo y a las falencias de un rival que se despidió hace tres fechas de su sueño de volver a un Mundial luego de 12 años.
Tal cual la fortaleza de Paraguay es apelar al juego directo y forzar el error rival mediante una fuerte presión, aquella misma esconde una debilidad que sus rivales han sabido sacar petróleo, que no es otra que aprovechar un mediocampo despoblado.
Así, cuando Paraguay busque saltar a la presión, Perú podrá aprovechar la espalda de los medios rivales para encontrar a jugadores como Cueva o Peña, ya listos para poner más en jaque a una defensa separada del bloque de mediocampistas y atacantes.
Ante este escenario, se abren dos posibilidades: aprovechar los desmarques de ruptura de atacantes como Lapadula o bien apelar al remate de media distancia ante una defensa que dudará en saltarse a la presión, recular o no generar vacíos en la línea.
Ahora bien, ¿qué pasa si Paraguay decide esperar y resguardarse en un férreo bloque bajo? El equipo de Ricardo Gareca entonces seguramente buscará, mediante las posesiones largas, generar desequilibrios en las líneas. Es decir, juntar jugadores por un lado, atraer rivales y abrir el campo para así encontrar mejores espacios y mejores formas de romper un rival que se defiende bien de manera compacta.
En una verdadera final, será clave que jugadores decisivos como Cueva y Lapadula estén muy finos en las transiciones, una de las mayores armas del Perú de Gareca, que sueña despierto con la posibilidad de disputar otra Copa del Mundo. Paraguay será el penúltimo paso para un equipo que no se cansa de hacer historia y mantener las ilusiones futbolísticas de todo un país.