Las Copas del Mundo ofrecen la chance a los futbolistas de mostrarse ante todo el planeta fútbol y muchas transferencias suelen darse luego de estos certámenes. Para los jugadores uruguayos no ha sido la excepción: repasamos qué nombres de la Celeste se movieron de club en la ventana posterior a un Mundial en el siglo XXI.
Luego de la participación uruguaya en Rusia 2018, donde la Celeste cayó en cuartos de final contra Francia, dos jugadores concretaron transferencias de importancia. Lucas Torreira, de gran actuación en la Copa, dio un importante salto al pasar de la Sampdoria de Italia al Arsenal inglés por una cifra cercana a los 28 millones de euros. Por su parte, Diego Laxalt, que empezó como suplente y cerró el torneo como titular, dejó el Genoa y fue a un gigante de Italia como el Milan por un monto de 19 millones de euros.
Si vamos más atrás en el tiempo, una vez culminada la ilusión uruguaya en Brasil 2014, se dieron tres ventas, con una acaparando los titulares de la prensa: la salida de Luis Suárez del Liverpool al Barcelona por unos 82 millones. El Pistolero, que no pudo jugar los octavos de final contra Colombia por la sanción posterior a la mordida a Giorgio Chiellini, estaba atravesando la ridícula suspensión impuesta por FIFA y que lo dejó sin jugar al fútbol por cuatro meses. A pesar de ello, el equipo culé no dejó pasar su chance y sumó al que terminaría convirtiéndose en el tercer máximo goleador de su historia.
Los otros dos que se movieron en esa ventana lo hicieron bajo la particularidad de que llegaron juntos el mismo día al mismo equipo. Se trata de Gastón Ramírez y Abel Hernández, que en el final del período de pases llegaron al Hull City inglés desde el Southampton y el Palermo, respectivamente.
Cuatro años antes, Sudáfrica ofreció una chance de oro para una generación entera de futbolistas uruguayos de mostrarse en el mayor escenario del fútbol, luego de no poder clasificar a la cita de 2006. La Celeste fue la gran sorpresa del certamen, llegando a semifinales y protagonizando el partido más increíble del torneo en los cuartos de final contra Ghana. Esa atención no pasó desapercibida y hubo siete transferencias de futbolistas tras la Copa. Las más importantes fueron la adquisición de Diego Godín por parte del Atlético Madrid -donde a la postre sería ídolo, capitán, campeón de La Liga y Europa League-, y el salto de Edinson Cavani del humilde Palermo al Napoli, primero a préstamo y luego de forma definitiva. En los napolitanos, El Matador se establecería como segundo goleador histórico y campeón de la Copa Italia.
Otras transferencias que llegaron luego de Sudáfrica fueron: la de Martín Cáceres del Barcelona al Sevilla; la de Diego Pérez del Mónaco al Bologna; la salida de Ignacio González del Valencia al Levante; el salto de Sebastián Fernández de Banfield al Málaga; y la llegada de Álvaro Fernández al Seattle Sounders desde Vitoria Setúbal, tras una gran cesión en Universidad de Chile.
Como mencionamos antes, Uruguay no clasificó a la Copa del Mundo de 2006, por lo que el repaso se termina en lo sucedido luego de Corea-Japón 2002, después del que se movieron de club siete uruguayos mundialistas. Lo más notorio pasó por el arribo al Schalke 04 con una semana de diferencia de Darío Rodríguez y Gustavo Varela, uno de Peñarol y otro de Nacional. Terminaron jugando cerca de seis años en el conjunto de Gelsenkirchen y dejaron su marca en el club.
Otra dupla que tuvo el mismo destino fue la de Pablo García y Richard Morales, que se sumaron a las filas del Osasuna: el “Canario” arribó desde Milan, y el “Chengue” desde Nacional.
También se registró la salida de Fabián Carini de Juventus al Standard Lieja, el pase de Federico Magallanes del Venezia al Torino dentro de Italia; y la transferencia de Nicolás Olivera de Sevilla al Valladolid, cambiando de camiseta en La Liga española.