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Brasil empata con evidente impotencia ante Suiza en su debut

Brasil, también, suspendió en su estreno mundialista.

Todavía flotando en el ambiente el campanazo de México ante la campeona Alemania, que sufrió una derrota tan inesperada como dolorosa, la otra favorita al título, Brasil, se estrelló contra una Suiza a la que le bastó el orden y la paciencia para apagar la euforia de la canarinha.

Ni Coutinho bastó. Mediocre en su presentación, Neymar se desesperó ante su propia impotencia, el liderazgo futbolístico de Brasil se repartió entre el azulgrana y Willian, que debieron multiplicarse a la hora de crear y conducir a la vista de la nula trascendencia de la pareja formada por Casemiro y Paulinho y el poco peso que ofreció la gran estrella, cuyo papel residual se limitó a un disparo lejano que le atajó el guardameta suizo Yann Sommer con solvencia y un cabezazo en la recta final.

Suiza tomó el papel de México y de Islandia. El equipo dirigido por Vladimir Petkovic, relleno de futbolistas con ascendencia balcánica, entendió desde el arranque que enfrentar a Brasil pretendiendo discutirle el control de la pelota sería un suicidio y si sufrió un asedio de entrada, que desembocó en el golazo de Coutinho al cuarto de hora, supo sobreponerse al agobio, se asentó con tranquilidad y planteó el duelo con la esperanza de un golpe de suerte y lo encontró al inicio de la segunda mitad con el gol de Zuber, el cual pudo ser anulado por su empujón previo a Miranda.

El gol suizo convirtió los últimos 40 minutos del encuentro en una suerte de pesadilla para los brasileños.

Tite sacó del campo consecutivamente a Casemiro y Paulinho en un reconocimiento tácito de lo erróneo de su planteamiento, con el madridista amonestado y el azulgrana, quien malogró una excelente ocasión en el primer tiempo, desaparecido lastimosamente en el terreno de juego, pero ni su revolución táctica le dio aire a un equipo agobiado por las urgencias y que acabó el choque atacando sin ton ni son.

En pleno desconcierto, temeroso de los contragolpes que armaba Suiza a través de Shaqiri, el equipo brasileño asoló la meta de Sommer a balón parado y de cualquier manera. Pareció un asalto desesperado en el que Firmino, Thiago Silva y Mirandoa rozaron el gol entre la desaparición de Coutinho, perdido entre el desorden y cuyo rendimiento pasó del sobresaliente al suspenso con el paso de los minutos.

Así se despidió Brasil de su primer partido en Rusia, ofreciendo casi tantas dudas como Argentina y Alemania. Desafortunado, sí, pero incapaz de mostrar los galones que se le suponían.

Es el Mundial de las sorpresas.