La derrota de Alianza Lima ante Sport Huancayo en el estadio Nacional significó el descenso de uno de los equipos más grandes del fútbol peruano. De una institución con mucha historia y tradición en el balompié peruano. Sin duda, los malos resultados y la pésima presentación en el encuentro más importante del año son la consecuencia de una nefasta dirigencia que desarmó un cuadro que había logrado un título nacional y dos subcampeonatos.
El famoso estilo de juego
El discurso de la dirigencia de Alianza Lima seguramente ilusionaba al hincha blanquiazul. Luego de tres campañas con Pablo Bengoechea teniendo una manera de jugar muy distinta a la historia del cuadro de La Victoria, Fondo Blanquiazul decidió cambiar el estilo de juego y con un presupuesto amplio e inigualable en el fútbol peruano buscó acercar al equipo a sus raíces.
Sin embargo, el cambio fue brusco y no fue bien acompañado en las tomas de decisiones. Todo el año, Alianza Lima intentó jugar de una determinada manera y el plantel nunca entendió esa forma. Constantes errores y un técnico poco flexible como Mario Salas, poco a poco iban hundiendo al cuadro blanquiazul en la tabla de posiciones.
Las contrataciones
La directiva de Alianza Lima decidió armar un plantel amplio para jugar el torneo local y la Copa Libertadores. En las contrataciones aparecieron jugadores que venían bien de la temporada 2019, pero con antecedentes de indisciplina. Además, no existió un buen control detallado de los jugadores que contrataron. Un claro ejemplo, Alberto Rodríguez propenso a lesionarse y Beto Da Silva sin continuidad y sin poder consolidarse en el extranjero.
A la larga, las contrataciones le pasaron factura al elenco blanquiazul. Alberto Rodríguez empezó a lesionarse y no pudo completar más de tres partidos seguidos. Mientras que Beto Da Silva, sin jugar, en los entrenamientos sufría lesiones constantes. Por otro lado, los actos de indisciplina empezaron. Carlos Ascues, Alexi Gómez y Jean Deza salían en programas de espectáculos. Sí, jugadores que ya estaban acostumbrados a escándalos.
Falta de liderazgo
Varios jugadores de Alianza Lima consideraban que en el plantel no existía un líder. Eso se empezó a notar en las últimas fechas del campeonato cuando el cuadro blanquiazul peleaba la permanencia. Al finalizar los partidos, ninguno empezaba a alentar a sus compañeros. El grupo se rompió y los referentes nunca aparecieron.
Malas decisiones
La pandemia fue determinante para la salida de cinco futbolistas. Aldair Fuentes fue vendido al fútbol español y dejó un ingreso económico importante. Jean Deza salió por indisciplina e hizo perder dinero a la institución. Fondo Blanquiazul decidió no renovarle a Adrián Balboa y Federico Rodríguez decidió romper su vínculo. Por último, Luis Aguiar salió mal del cuadro de La Victoria.
Salvo la salida de Aldair Fuentes y Jean Deza, la salida del resto de jugadores no fue bien manejada por el Fondo Blanquiazul y se equivocaron. Alianza Lima dejó de ser el equipo con mejor plantel en la temporada 2020 y con la llegada de Mario Salas intentaban taparlo. Para resolver la salida de cinco jugadores, contrataron a Patricio Rubio.
Mario Salas
El estratega chileno llegó al Perú con el antecedente de conseguir el título nacional con Sporting Cristal en la temporada 2018. El hincha de Alianza Lima se ilusionó por lo que podía conseguir en lo futbolístico. Sin embargo, el estratega solo se quedó en el intento. Nunca logró plasmar su idea de juego en el plantel.
Mientras pasaban las fechas, Mario Salas seguía en la búsqueda del estilo de juego y no se preocupaba en la tabla de posiciones. El chileno no fue flexible y el Fondo Blanquiazul decidió sacarlo para poner a Daniel Ahmed.
Jugadores sin amor a la camiseta
Alianza Lima jugó el partido más importante de su historia y con un triunfo se salvaban del descenso sin depender de nadie. Sin embargo, los futbolistas salieron a jugar el partido sin amor a la camiseta y con una paupérrima presentación dejaron al hincha blanquiazul sin Primera División.