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Una baja sensible: ¿Qué pierde Peñarol con la ausencia de Matías Arezo por lesión?

Los aurinegros deberán disimular el fin de semana la ausencia de su goleador. 1950foto

Fernando Morena dejó su huella en varias generaciones de hinchas de Peñarol. En tiempos donde no existía el marketing, la camiseta número 9 aurinegra se veía por cualquier calle del país. A fuerza de goles, el Nando se convirtió en el ídolo eterno del club. Quienes jugaron con Morena, solían decir que tenían la sellada. Que alcanzaba con poner la pelota en el área para que Fernando resolviera todos los problemas. Su instinto goleador era increíble. Cuando todo parecía perdido, aparecía Morena.

Salvando las distancias, y sin entrar en comparaciones, en seis fechas del Torneo Apertura los compañeros de Matías Arezo pueden decir que con el 9 en cancha entran ganando 1 a 0. Los números lo avalan. Once goles en siete partidos hablan de su contundencia.

El fin de semana Arezo no estará en el equipo. Una lesión muscular le impedirá jugar contra River Plate por la séptima fecha del Torneo Apertura. Una baja sensible, difícil de disimular. ¿Qué pierde Peñarol sin Arezo?

Está claro que se convirtió en un jugador que resuelve los problemas que puede llegar a tener el equipo. El último partido de Peñarol, ante Montevideo City Torque en el Campeón del Siglo, fue una clara demostración. El juego estaba cerrado, el equipo aurinegro no encontraba los caminos al arco rival, hasta que la pelota derivó en Arezo. Encaró y sacó un sorpresivo remate de puntín, a lo Romario, para decretar el primer gol.

Contra Cerro, en una de las primeras pelotas claras que tocó, marcó el gol. Con Defensor la metió hasta de rebote. Y así partido a partido. Tener un 9 en racha genera confianza en el equipo, sus compañeros saben que entran ganando 1 a 0. Otra de las cosas que perderá Peñarol sin Arezo es oportunismo para anticipar a los defensas, remate desde afuera del área y la explosión en los metros finales. Su potencia es difícil de controlar.

Otro detalle es que siempre remata al arco. Lo tiene entre ceja y ceja y no le importa si el árbitro puede anular el gol. Primero define, después resuelven los que tienen que resolver. Eso habla de convencimiento y concentración.

Además, cuando las cosas no salen, el goleador aurinegro baja unos metros en el campo para generar juego y liberar espacios llevándose a uno de los defensas centrales. A modo de ejemplo, pasó contra Cerro que se tiró a una banda y habilitó a Homenchenko que llegó solo por el callejón del medio para definir.

Ese es otro tema: suele fijar la atención de la defensa rival, lo que implica ventajas para el resto. Físicamente es potente. Los zagueros no lo mueven con facilidad, por el contrario, suele ganar en el mano a mano. Sabe colocar el cuerpo y es oportunista para leer la jugada y anticipar.

Su ascendencia en compañeros y rivales es otro aspecto que pierde Peñarol con su baja. Una ausencia difícil de disimular. Por lo pronto, el equipo arrancará el juego contra River sabiendo que no tiene el gol que asegura Arezo en todos los partidos.