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Alejandro Orfila: "Antes era fútbol y luego la familia, pero comprendí a los golpes que es al revés"

El entrenador de Defensor contó cómo vivió un cambio personal desde su retiro como futbolista. @DefensorSp

“Cuando me inicié como entrenador, me propuse como principal objetivo cambiar la visión de lo que significaba la profesión y la familia. Antes era fútbol y luego la familia, comprendí a los golpes que es al revés. El fútbol es mi profesión, pasión a la cual le dedico el tiempo que requiere sin ser una obsesión. Primero soy padre, esposo y luego entrenador”, le confesó a ESPN Alejandro Orfila, entrenador de Defensor Sporting.

“Apenas sucedió el tema del virus decidí venir a estar con mi familia. Ya llevamos casi un mes juntos las veinticuatro horas, por lo que sirvió muchísimo para afianzar lazos”, comentó Orfila, quien igualmente aclaró que está analizando el regreso a Uruguay para poder estar a disposición para cuando el trabajo lo requiera.

Claro que aún a la distancia la labor no cesa, y si los futbolistas trabajan en sus hogares, desde los cuerpos técnicos trabajan para mantener el vínculo con sus jugadores: “Esto es nuevo para todos y vamos aplicando diferentes formas para estar en contacto con los futbolistas. En todo este tiempo he hablado con todos de forma individual. Charlamos de todo, lo más importante más allá de lo que surja en las charlas es generar empatía y acercamiento, ya que no lo podemos tener como es normal en el día a día”.

Desde Tigre, Orfila repasó el rendimiento de Defensor en las tres fechas del Torneo Apertura: “Fueron tres partidos de buenos resultados (triunfo ante Peñarol en el Franzini y empates ante River y Wanderers como visitante), con un gran avance del rendimiento colectivo e individual. Pudimos mostrar lo que proponemos, es un buen camino para fortalecer y seguir mejorando”, dijo.

"URUGUAY ES MI TIERRA, MIS RAÍCES. ARGENTINA ES MI OTRA CASA, LLEVO MEDIA VIDA EN CADA PAÍS"
Como futbolista, Orfila hizo juveniles en Defensor y jugó en Primera en Miramar Misiones y en Cerrito. En 1999 partió rumbo a Argentina para jugar en Tigre, periplo que lo llevó por trece equipos argentinos en las divisionales del ascenso hasta retirarse en 2015 en San Miguel.

“Hice casi toda mi carrera como futbolista en Argentina. Tuve la oportunidad de jugar en muchos clubes que por su historia están siempre obligados a protagonizar los torneos. Me vine en 1999 y siempre vivimos en Tigre, un lugar muy tranquilo, pintoresco, rodeado de mucho verde y agua. Uruguay es mi tierra, mis raíces. Argentina es mi otra casa, llevo media vida en cada país”, comentó el ex volante central, cuyos dos hijos son argentinos.

En el ascenso argentino no sólo obtuvo amigos, aprendizaje, títulos y duelos con grandes futbolistas (por ejemplo el Garrafa Sánchez, "él tenía magia en los pies, pero sobre todo en la cabeza, un tipo que tomaba decisiones dentro del campo de juego a una velocidad fuera de la norma"), sino también la oportunidad de iniciarse en una nueva profesión tras colgar los botines:

“Cuando los entrenadores me convocaban para jugar en sus equipos, nunca me decían ‘quiero que vengas porque me das marca, buen pase o equilibrio’. Siempre me decían: ‘Necesito un técnico y un líder dentro del campo’”.

Y el actual entrenador destacó en ese aspecto: “Esa situación me fue abriendo la mente, a partir de los 30 años empecé a prestar atención y tratar de entender el juego, seguí la profesión como futbolista ya con otra óptica. Me inquietaba saber por qué hacíamos tal o cual cosa. Observaba la conducción y liderazgo de los entrenadores de turno, empecé a mirar todo al detalle, hasta que a los 40 años me retiré. A partir de ahí, me enfoque al 100% en preparar la nueva profesión”.

Una vez retirado, recibió el llamado de Sergio Marchi, Secretario General de Futbolistas Agremiados, para que dirigiera al equipo del Sindicato de Futbolistas: “Me propuso ser el entrenador de los futbolistas que en ese momento estaban sin club. Fue algo maravilloso, un curso acelerado de cómo ser entrenador sin la exigencia de la competencia”.

Orfila también destacó el desafío de tener que motivar y convencer a futbolistas que están pasando por la difícil situación de no tener club. “Llegamos a entrenar en simultáneo a 74 futbolistas, teníamos un grupo a las ocho de la mañana y el segundo grupo a las diez. Nos mantenía muy motivado que los futbolistas se lo tomaran como si fuera un club profesional”.

De aquella experiencia, de la cual Orfila mantiene gran recuerdo y agradecimiento a quienes le brindaron la oportunidad, apenas pasaron cuatro años. En el 2017 asumió en Comunicaciones, en 2018 pasó a Ferro Carril Oeste y su gran rendimiento en Atlanta el año pasado despertó el interés de Defensor Sporting, para que Orfila no sólo volviera a trabajar en Uruguay, sino que pudiera defender al club profesionalmente.

El técnico violeta, que ni siquiera tuvo una espera entre el retiro y su primer trabajo como entrenador (“Eso fue algo muy importante porque, una vez retirado, no viví la situación de tener esos días sin ninguna actividad esperando una oportunidad”), comparte la incertidumbre de cuándo regresará el fútbol con casi todos los entrenadores del mundo. En su caso particular, aprovechó para compartir más tiempo con su familia y volvió a Argentina, desde donde sus seres queridos aún con un río de por medio siempre lo acompañan.