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Larriera, el hombre que le ganó a la adversidad respetando el ADN de Peñarol

Su pasado lo condenaba en el ambiente tribunero. Se había puesto la ropa de Nacional. Motivo más que suficiente para ser mirado con desconfianza. Muchos no podían creer como el club apostaba a Mauricio Larriera, un hombre que había sido ayudante técnico de Gerardo Pelusso en el eterno rival.

Para colmo de males, allá por el mes de febrero, cuando se jugaba el Clausura de la temporada 2020, los resultados lo metieron en el ojo de una tormenta. Las principales críticas apuntaban al juego del equipo. Para muchos, no representaba el sentido de Peñarol.

En una nota con el programa Tirando Paredes de Radio 1010 AM, Larriera habló sobre el estilo de juego que buscaba implementar en el equipo carbonero.

“La idea es mantener una cierta línea donde hemos trabajado, con algunos matices que tienen que ver con la relación costo/beneficio en alguna faceta del juego. Sí estoy convencido que estando en Peñarol tenemos la obligación de tomar la iniciativa, es un grande. Esto no significa ir para adelante a como dé lugar; hay una parte que la marca el ADN de Peñarol que es no dar una pelota por perdida, luchar hasta el último segundo, la resiliencia, el renacer de las cenizas. Esas cuestiones que son muy uruguayas e inherente al ser humano, y que Peñarol tiene muy marcadas”, comentó el entrenador.

Pero la gente tuvo poca paciencia lo que obligó al presidente Ignacio Ruglio a salir en defensa del entrenador. “No se trata de apoyo a nombres sino de apoyo al trabajo”, expresó el titular carbonero que declaró su apoyo al proyecto aunque entendió el malestar de los hinchas.

En una nota con el diario El País dijo que su “apoyo al trabajo que viene haciendo Mauricio Larriera y su cuerpo técnico está, porque veo cómo entrena, veo la relación que hay con los jugadores y veo a los futbolistas queriendo mejorar los errores que se cometen”.

Ruglio agregó: “Cuando yo vea que el trabajo no es el mejor, que no haya sintonía con el plantel y que la cosa no va para más, voy a ser el primero en decirle a Mauricio que se terminó su ciclo, pero hoy no pasa eso y todos tenemos que mantener la calma desde la cabeza”.

El presidente concluyó diciendo: “está bien que los hinchas se enojen y puteen porque Peñarol haya jugado un partido en el que se defendió y terminó cediendo puntos importantes, pero considero que los responsables del club deben transmitir calma y tranquilidad”.

A los pocos días Ruglio se presentó en Los Aromos para hablar con el plantel y el cuerpo técnico. Nacional fue campeón de la temporada 2020 lo que abrió aún más la herida. Pero, al margen de ello, Ruglio volvió a salir en defensa del técnico confirmando su continuidad.

“Mi análisis es que es un trabajo muy correcto, que estuvo a la altura para las herramientas y el tiempo que le dimos y para no haber tenido un periodo de pases, teniendo un plantel sobrecargado en determinados puestos y debilitado en otros, todo eso pesará en el análisis. Hubo trabajo de un técnico serio que trajo calma en Los Aromos junto a Pablo Bengoechea, Gabriel Cedrés y el Indio Olivera”, declaró en marzo en el programa Derechos Exclusivos de Radio Uruguay.

La temporada 2021 fue a ritmo de “caos organizado” como definió el entrenador el vértigo que le imprimió Peñarol a sus partidos. El equipo no pudo ganar el Apertura pero comenzó a saldar la deuda en la Copa Sudamericana al eliminar a Nacional.

En el medio del viaje, Larriera sufrió un duro golpe: el fallecimiento de su papá.

La doble actividad obligó a un enorme esfuerzo. Peñarol luchó contra los contagios de Covid-19, las lesiones y los altibajos. A nivel local, cuando jugó en lo que Larriera definió como “modo Copa”, marcó claras diferencias. Peñarol fue imtratable de mitad de cancha hacia adelante.

Pero la seguidilla de partidos lo terminó poniendo contra las cuerdas en el cierre del Clausura. Recién en la última fecha y en los descuentos, el carbonero encontró el desahogo en un cerrado partido contra Sud América que le permitió conquistar el segundo torneo del año.

Y llegó a la definición por el premio mayor, el Uruguayo, contra Plaza Colonia. Otra vez un partido cerrado. Empate en los 90. Alargue. Y a sufrir en los interminables penales. Y mire lo que es el destino caprichoso: Gaitán, el jugador discutido, terminó metiendo la pelota del campeonato.

Larriera liberó las emociones contenidas. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Recordó a su viejo y el campito de la escuela.