<
>

A cuatro años del histórico oro olímpico de Los Leones

El 18 de agosto de 2016, el hockey argentino tocó el cielo con las manos de Los Leones tras conseguir por primera vez un oro olímpico para el deporte. En ESPN.com, repasamos todo el torneo con dos integrantes de ese equipo: Facundo Callioni y Lucas Rossi.

Aquel jueves por la tarde, hace cuatro años, se logró la última medalla de la delegación nacional en los Juegos Olímpicos de Río 2016, y por eso la atención estaba tan concentrada en lo que sucedía en el estadio de Deodoro en Brasil. El 6 de agosto fue la judoca Paula Pareto quien alcanzó el escalón más alto de un podio, el 14 Juan Martín del Potro se colgó la de plata, el 16 de agosto los protagonistas fueron Santiago Lange y Cecilia Carranza con el primer puesto en vela, y finalmente, dos días después, llegó la gran final de Los Leones ante Bélgica, a estadio lleno, para captar el interés de todos los argentinos y hacerlos emocionar.

Facundo Callioni y Lucas Rossi, que fueron parte del plantel que ya quedó en la historia, hablaron con Mechi Margalot y recordaron paso a paso cómo fue el camino al oro.

Para Facu, que se perdió la Copa del Mundo de La Haya 2014 por una bacteria que le generó una infección en la parte lumbar, viajar a Río fue la primera meta. "Fue duro porque me pasó estando allá, quedé internado tres días antes del Mundial en una clínica holandesa. Costó mucho volver físicamente, pero llegué bien por suerte y fue increíble. Volví de varias. Antes de Londres 2012, estuve un año y medio sin jugar por otra operación", comentó el delantero.

La primera fecha no tenía un oponente fácil: Países Bajos, segundo en el ranking de la Federación Internacional. "Arrancar con uno fuerte nos hizo ponernos todas las luces de entrada. Personalmente no me gusta jugar con Holanda, porque es con los que más nos cuesta, pero era un gran desafío comenzar con un equipo top. Recuerdo que fue muy parejo, ellos estuvieron siempre arriba en el marcador y lo terminamos empatando", dijo Lucas al recordar el 3-3 del debut.

El segundo rival era un viejo conocido de la región: Canadá, quien no vencía a Argentina desde 2009. "Después del empate, era el partido a ganar si nos queríamos meter entre los primeros cuatro (del grupo, que clasificaban a cuartos). Estábamos confiados, pero tampoco es un equipo al que le hacés 10 goles. Le ganamos bien y nos dio esa fuerza para enfrentar los partidos que quedaban porque fue un torneo duro en el que jugábamos dos partidos, descansábamos un día y hacía mucho calor, se sufrió mucho", recordó Callioni ante la victoria por 3-1.

Con cuatro puntos sobre seis, Los Leones comenzaron a sentir cierta seguridad, pero esa sensación les jugó una mala pasada en el tercer encuentro de la fase regular ante India. Rossi hizo la autocrítica de la derrota por 2-1: "De entrada no estuvimos muy metidos, nos encontramos con un partido que debíamos dar vuelta, y reaccionamos tarde".

El sueño de la medalla se complicaba un poco, el próximo rival era de temer: Alemania. "El error que cometimos con India fue creer que le íbamos a ganar. Y el único partido que creímos eso, lo perdimos. Así que con Alemania fuimos pensando que era complicado. Lo encaramos sabiendo que Gonza Peillat le hacía muchos goles al arquero alemán entonces buscamos córner cortos. Íbamos 4-3 y nos terminaron empatando faltando 15 segundos. Fue un golpe duro. En el vestuario estábamos muy tristes. Todavía nos quedaban chances pero era un segundo error que se pegaba al del partido anterior", contó Facundo.

Los números indicaban un sólo camino hacia una medalla. Los Leones debían ganarle sí o sí a Irlanda para cerrar la fase de grupos y clasificar a cuartos. Antes del primer partido ante Países Bajos, mientras todos disfrutaban de la ceremonia de apertura, la selección se quedó en la Villa Olímpica porque debutaban al día siguiente temprano. Esa noche, se juntaron, hablaron todos, cada uno de los jugadores del plantel. Se emocionaron y acordaron ir por el oro. Nadie firmaba por recibir la de plata o la de bronce. Era ir por todo, la posibilidad más cercana a la gloria. Así, con ese envión, superaron a Irlanda por 3-2, y Canadá los ayudó a tener un mejor cruce en cuartos de final tras haber empatado con India.

Llegó el momento en el que si perdían, había que volver a casa. Ninguno estaba dispuesto a pisar Argentina antes del 18 de agosto. Estaban entre los mejores ocho equipos, ya habían superado el décimo lugar conseguido en los Juegos anteriores. El hambre les hacía ruido en la panza, en el alma y en la cabeza. "Para mí, contra España fue el partido más difícil del torneo. Golpeamos en los momentos justos, pero lo sufrí un montón", dijo Lucas Rossi. Y sí. Cómo no sufrir si comenzaron ganando 1-0 con gol de Peillat de corto con el tiempo finalizado del primer cuarto, los europeos intentaron, pero recién lograron un empate a sólo tres minutos del final, y como si la historia sólo pudiese escribirse con algo de angustia, Argentina anotó el 2-1 de penal a los 59 minutos de la mano de Gilardi.

La semifinal fue la revancha contra Alemania, y ahí se vio quién era el mejor. Los Leones ganaron 5-2 pero perdieron dos jugadores fundamentales en el plantel: Matías Rey, que funcionó a la perfección con Rossi en el mediocampo argentino, se quebró la muñeca, mientras que otro Matías, Paredes, el delantero, se fracturó el quinto metatarsiano del pie derecho. "Sentía mucha tristeza por ellos que no iban a poder jugar la final, y estaba muy contento de haber llegado hasta ahí", recordó Lucas sobre la emoción de saberse finalista. Facu agregó: "Fue triste lo de los chicos, pero estábamos en un estado mental que creíamos que estábamos fuerte, que podíamos igual aunque nos saquen jugadores importantes. Nadie festejó ser finalista, estábamos ya enfocados en lo que venía".

La selección masculina, llegó por primera vez en la historia a la última instancia de un Juego Olímpico. Enfrente, Bélgica, uno de los candidatos que venía en alza. Pero no se achicaron y recordaron aquella promesa previa al debut: "Vamos por la medalla de oro". Así, Los Leones, a pura convicción, trabajo, sacrificio, y mucho esfuerzo, dibujaron el resultado en el marcador: 4-2. Y un sin fin de fotos encabezadas por la imagen que quedó grabada para siempre en la retina de todos los argentinos que vieron aquel partido: Agustín Mazzilli convirtiendo el último gol, el del alivio, sentándose en el arco, y esperando que Manu Brunet le diga que todo eso es cierto, que el sueño está cumplido, que podían ya disfrutar de los últimos 16 segundos del torneo que los mantuvo en vilo pero que valió la pena.

Lucas dice que con el primero que se abrazó fue con Juan Manuel Vivaldi, su compañero en Banco Provincia, y su amigo de la vida. Facu miró a la tribuna y le pareció ver amigos de la primaria, la secundaria, exjugadores de la Selección. Todo estaba representado en ese momento de gloria. "No hay nada más importante a nivel deportivo. Después de tantos años malos, cayó una buena, y la mejor", cerró Rossi.