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El "Momento WrestleMania" y su legado en la lucha libre

Dejemos claro desde el principio un concepto.

La lucha libre profesional es un espectáculo deportivo. Los encuentros son predeterminados. Los enfrentamientos son escritos en guión, como si fuese un programa de televisión. Es el equivalente a la novela masculina.

Hablado esto, no deja de ser algo sumamente entretenido si tiene los protagonistas adecuados, la trama desarrollada lógicamente y el desempeño atlético correcto. No se equivoque, en su mayoría los luchadores son grandes atletas, que entrenan a diario y que - en tiempos normales - mantienen un itinerario brutal de casi 300 fechas al año de luchas en igual número de ciudades y o países.

En la lucha libre, el momento cumbre es la celebración de WrestleMania, el espectáculo anual armado por la WWE que culmina todas las historias desarrolladas en el año (y otras de último minuto, desafortunadamente). Es el evento donde todas las estrellas se juntan, en donde figuras del mundo del espectáculo y otros deportes coinciden, en donde hasta un futuro presidente y un ex gobernador de California son parte del momento cumbre.

Esta celebración crea grandes momentos, conocidos como los ‘Momentos WrestleMania’, en donde protagonistas brillan sobre sus pares y sus luchas se convierten en legendarias y pasan a ser la vara con que otras serán medidas. Tan reciente como el año pasado, se puede llamar el ‘Momento WrestleMania’ a la celebración de la primera lucha estelar entre mujeres que vio la coronación de Becky Lynch sobre la ex estrella UFC Ronda Rousey y Charlotte Flair, dos de las más grandes en sus respectivos géneros.

Un ‘Momento Wrestlemania’ puede ser tan lejano como la lucha de Hulk Hogan y Mr. T ante Roddy Piper y Cowboy Bob Orton, padre de Randy - con Muhammad Ali como referí invitado - que inició la tradición anual en 1985 en el Madison Square Garden.

A un fan de la lucha libre, como soy yo, el poder ver anualmente estos eventos en televisión es algo fantástico que hace que por unas horas echemos a un lado la realidad y nos involucremos en la fantasía del evento.

Estar allí es otra cosa. Es vivir la semana del evento a plenitud, porque en esta época, WrestleMania no es un evento de un solo día. Son varios eventos entrelazados que culminan con una maratónica noche de luchas en un estadio abierto con decenas de miles de personas, que viajan de todas partes del mundo para ser parte de esa experiencia.

En el 2017, tuve la oportunidad de cubrir para ESPN WrestleMania 33 en Orlando, Florida.

La primera impresión fue llegar días antes al estadio Camping Grounds, que sería la sede del evento ese año. La lucha estelar fue Roman Reigns vs. Undertaker, en una cartelera que vio el regreso de los hermanos Matt y Jeff Hardy a la WWE. Ver la construcción del gigantesco escenario desde las afueras le daba la primera impresión a uno de lo majestuoso que resultaría el mismo.

La semana comenzó con la visita al evento de fans Axxess, lugar en donde todos los sueños de los creyentes se harían realidad. El Axxess se lleva a cabo regularmente en un centro de convenciones a través de miles de pies cuadrados en donde se arman decenas de mesas y filas para que los fanáticos puedan interactuar con sus héroes; en donde la WWE prepara un área gigantesca para la venta de playeras, cinturones de campeonato y parafernalia relacionada a la lucha libre y sus superestrellas; en donde se encuentran áreas de interacción como entradas de luchadores y cuadriláteros.

Inclusive, si tienes suerte, puedes ver una lucha mientras transitas el área.

Una de las opciones que tuvimos en ese Axxess fue el poder entrevistar a los luchadores frente a frente, en donde se nos permitía hacerles preguntas fuera de personaje. En dicha oportunidad, pudimos conocer las inquietudes de esos atletas, el por qué entraron en la lucha libre y quiénes eran en realidad.

La semana continuó con las ceremonias del Salón de la Fama, en donde interactuamos con luchadores y leyendas que apenas vimos en pantallas de televisión cuando la lucha libre era relegada a horas tempranas de la mañana o tarde en la noche. Este evento le da algo de realismo al negocio, ya que los homenajeados (escogidos por supuesto por la WWE) salen de personaje y relatan anécdotas e interioridades de su paso en la lucha libre.

Ese año la clase honrada incluyó a Kurt Angle, Theodore Long, Beth Phoenix, Rick Rude y The Rock N'Roll Express.

Tan interesante como el propio WrestleMania es el NXT Takeover. A quienes no siguen la lucha libre, NXT es la llamada marca de desarrollo de la WWE en donde los nuevos talentos pulen su arte camino al listado principal. Fuera de la presentación de nuevos talentos y veteranos que nunca habían firmado con WWE, NXT presenta la combinación correcta de la lucha moderna y el llamado “old school” en el sentido de desarrollo de tramas e historias que mantienen coherencia y atleticismo desde llaveo clásico a impresionantes momentos de brincos y saltarinas que sacan el aire. Quizás el más famoso Takeover fue el de Brooklyn, donde se presenció lo que puede ser la mejor lucha de mujeres en la historia entre Bailey y Sasha Banks.

Este Takeover fue especial, al poder presenciar en persona al artista llamado Shinsuke Nakamura, veterano luchador oriental cuya entrada se convirtió en culto de los seguidores de NXT, número reducido en ese entonces por la limitada difusión de los programas a través del WWE Network. Esta vez, además, pudimos ver de primera mano a DIY, pareja compuesta por Johnny Gargano y Tomaso Chiampa, principales figuras de la marca en la actualidad.

El plato fuerte fue Wrestlemania 33. Ver al Undertaker y Goldberg en persona, a quienes nunca habíamos tenido la oportunidad de presenciar en vivo, fue un momento espectacular.

WrestleMania es llevado con una precisión asombrosa. Cada lucha es cuidadosamente delineada, las entradas definidas con elementos hollywoodenses. Los fans celebrando, ingresando al estadio con sus vestimentas y carteles alusivos a sus luchadores predilectos.

Esta fue más especial de lo esperado. Debido a la preparación del espectáculo, la WWE no deja entrar a nadie a la instalación hasta que todo está listo. Al compañero Héctor Cruz y yo nos dejaron entrar antes de lo planificado y vimos cosas que no ve nadie fuera del entorno del negocio. ¿Qué fue? Mantendremos el secreto.

Ese WrestleMania tuvo su momento romántico, en donde luego de ganar su lucha mixta ante Miz y su esposa Maryse, John Cena propuso matrimonio a Nikki Bella, su pareja en aquel entonces. ¿Fue planificado? Nunca lo sabremos de verdad.

Undertaker perdió ante Roman Reigns, a quien WWE impulsaba hasta el cielo. Fue apenas la segunda derrota en 24 WrestleManias para El Enterrador.

La semana concluyó con el Monday Night Raw post Wrestlemania al día siguiente, en donde los fans se apoderan del espectáculo y chiflan o aplauden a sus preferidos. Planificado o no, la rechifla a Reigns duró casi tres minutos, algo que al menos nunca había visto en mi carrera en el periodismo en ningún deporte o espectáculo.

Esa semana fue mi ‘Momento Wrestlemania’.