Marc Márquez tiene en ascuas a todo el mundo en MotoGP. Después de tres temporadas perdidas por la fractura de húmero derecho que sufrió en Jerez de la Frontera 2020, el español culminó su larguísimo camino de la recuperación para llegar en óptimas condiciones físicas al Mundial 2023. Pero se encontró con un problema muy grave: su Honda. El prototipo del actual ejercicio es un jeroglífico indescifrable, tanto para el piloto de Cervera, como para los ingenieros japonenses. Márquez, ganador de seis títulos en la categoría reina, cosechó más caídas, magullones y lesiones que puntos en el año. Su paciencia llegó al límite y puso como tope el ensayo de Misano, donde los equipos tiraron a la pista la moto 2024.
El catalán fue claro, quería ver el rendimiento de la moto del año próximo antes de tomar una determinación sobre su futuro, a pesar de que su vínculo con Honda vence al cierre de 2024. Al llegar a India, donde se disputa la 13ª fecha del torneo y que se vive por Star+, Márquez fue consultado sobre la prueba en la pista italiana y la respuesta fue contundente: “Después del test me fui con buenas sensaciones… pero de la moto que usé en la carrera del domingo, que es con la que conseguí mi mejor tiempo", fue el comentario irónico de Márquez. Y continuó: "El nuevo prototipo requiere de una posición de conducción distinta, no me sentí cómodo y tampoco me salieron los tiempos, de modo que volví a lo que tenemos este año. Parece que tiene más potencial la moto de este año que el prototipo del año que viene. Se le tiene que dar una vuelta".
Con un mensaje tan duro, en el ambiente sigue la duda sobre qué hará Márquez el año que viene. Ya avisó que en el período que hay entre la carrera de India y el GP de Japón daría a conocer su decisión. En la situación que se encuentra la parrilla para 2024, el lugar en el que podría recalar es en el equipo Gresini, para correr con Ducati, formando dupla con su hermano Álex. Si este movimiento se diera, sería un golpe muy fuerte para Honda.