El argentino protagonizaba una buena actuación en su debut mundialista en Buriram, pero se vio envuelto en una maniobra que lo dejó afuera.
Valentín Perrone se fue masticando bronca del GP de Tailandia de Moto3, que marcó su debut mundialista. Claro, el final no fue el esperado: abandonó en la sexta vuelta después de verse involucrado en una maniobra con el local Tatchakorn Buasri. El piloto argentino no ocultó su bronca con el asiático mientras se alejaba de la pista.
Sin embargo, más allá de la tirria que le pudo haber provocado el abandono, una vez que se enfríe podrá analizar su actuación y tiene muchas cosas positivas. Porque largó desde el puesto 21 e imprimió un gran ritmo, con tiempos de vuelta muy veloces. Su buen andar se traducía rápidamente en su escalada de posiciones. En la tercera vuelta ya se ubicaba 17º, en la quinta ya era 16º y peleaba por el 15º, sitio donde comienza la zona de puntos.
Pero en la sexta todo se terminó tras el incidente con el tailandés. Lo positivo de Perrone es que mejoró en cada salida a pista en un circuito desconocido y en su debut mundialista. Y en carrera fue muy veloz. Tranquilamente podría haber sumado en su estreno, por ritmo y porque la competencia estuvo plagada de incidentes y caídas. El dato es que solo finalizaron 15 de los 26 pilotos que largaron. El español José Antonio Rueda, un veterano ya de 41 carreras en la división mejor, fue el ganador.
"No fue la primera carrera que esperaba, pero puedo estar bastante satisfecho con la salida que hice. Estaba en la posición 16, acortando la distancia con el grupo de adelante, pero desafortunadamente un piloto intentó adelantarme y se cayó justo delante y no pude esquivarlo. Aprendimos mucho hoy, así que esperemos con ansias la próxima carrera en Argentina", contó Perrone.
La próxima cita tendrá un sabor muy especial para Perrone porque será el GP de la Argentina. La llegada del Mundial a Sudamérica marcará la primera visita del joven nacido en España al país de su papá. Por él tiene la nacionalidad argentina y decidió correr bajo la bandera celeste y blanca. Las sensaciones que se llevó de Tailandia, sin dudas, fueron muy buenas.