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La hora de Messi

RÍO DE JANEIRO (Enviado especial) -- Llegó su hora. Es su momento. Lo tiene que hacer por él. También por su familia, sus amigos, sus seres queridos. Es el partido que tanto soñó.

Ahí está Lionel Messi. Con la 10 y la cinta de capitán, en la final del Mundial, en su 3ª Copa. ¿Cuántas veces se dijo que tiene que ganar un Mundial para superar a Maradona? ¿Una, 10, 100, un millón de veces? ¿Con qué necesidad? Si las épocas y los equipos son incomparables. Además, a su carrera todavía le queda un largo trecho por delante y muchos récords por batir.

Llegó a Brasil con una enorme mochila sobre sus hombros. Y se la sacó rápido. Aunque cargó de peso su valija por los cuatro premios al mejor de la cancha que se lleva. Encontró un hueco para poner la pelota en el 2-1 a Bosnia y Herzegovina, destrabó el cerrojo de Irán sobre la hora con un zurdazo colocado desde afuera y le hizo un doblete a Nigeria, con una perla de tiro libre incluida. Lo sufrió Enyeama, la pared que tuvo en Sudáfrica 2010, el Mundial del que se fue sin poder gritar.

Los críticos dirán que no volvió a convertir goles en la fase final. Pero asistió a Di María ante Suiza. La verdad es que el propio equipo mutó. Pasó del 4-3-3 preferido por él y sus compañeros a un 4-4-2 más combativo, más equilibrado. Ojo, los resultados son inobjetables. Romero no sufrió más goles desde entonces. Pero la ofensiva también se resintió. Sobre todo con las lesiones de sus socios Agüero y Di María.

Los baluartes de la Selección pasaron a ser el propio Chiquito y Mascherano. ¿Se puede desmerecer a Messi? En absoluto. Gracias a él se superó la primera ronda con tres triunfos. "Tanto Leo como Pipa (Higuaín) nos dieron la vida", confesó Masche, el capitán sin cinta, después del duelo de 4tos con Bélgica. Un reconocimiento a los que tienen la pelota, a los que arrastran marcas, a los que le dan aire a los que se la pasan corriendo. A los que, aunque tengan pocas chances, siempre están al acecho.

El domingo tiene que disfrutar. Entender que puede ser la única vez que esté en esa situación. Salir sin presión, a cumplir su parte, a ser uno más de un equipo unido, con gran compañerismo y amor por la camiseta. Seguramente cambia todo lo que logró por levantar la Copa en el Maracaná.

Si se consagra Alemania, no faltará el que quiera bajarlo del pedestal de los más grandes de la historia, lugar al que ya accedió de forma merecida. Si los de Sabella logran el título pero Leo no puede brillar, esos mismos dirán que lo de Maradona en México fue mucho más determinante.

Por eso Messi tiene que jugar por él. Por su familia. Por su hijo Thiago, que lo acompaña en esta nueva experiencia. Por los que lo acompañaron en ese sueño que forjó desde chico, desparramando rivales y haciéndose notar entre gigantes. Por los que confiaron en él, mientras algunos no se animaban a invertir dinero en su tratamiento de crecimiento.

Millones de argentinos ya están agradecidos. El resto que diga lo que quiera.