Al confirmarse la salida de Adrian Newey en 2025, con los rumores de la salida de Verstappen, con la salida de Honda y con las acusaciones contra Christian Horner, Red Bull podría tener un futuro complicado en F1.
Desde que en 2022 empezó la era del ‘efecto suelo’ en Fórmula 1 ha habido un equipo dominante, Red Bull, con títulos consecutivos tanto de pilotos como de constructores y con triunfos en 42 de las 49 carreras disputadas desde esa fecha hasta el momento, un cambio de estafeta tras el control de Mercedes entre 2014 y 2021.
La escudería de las bebidas energéticas había experimentado su turno en la cima de la máxima categoría entre 2010 y 2013, y aunque algunos protagonistas se repiten, este periodo de superioridad (que esperan que llegue hasta el final de 2025) tiene nombres propios: Christian Horner, director general, Adrian Newey, director técnico, Max Verstappen, tres veces campeón, y Honda, proveedor de plantas de poder.
No obstante, de cara al 2026, con el inminente cambio en las reglas de motores, se prevé un nuevo inicio en el Gran Circo, con consecuencias para todos, pero en especial para la marca austriaca que podría quedarse sin sus pilares para afrontar ese nuevo reto, por lo que su época dorada duraría de nuevo sólo cuatro años.
Desde el festejo en Abu Dabi en noviembre de 2023, tras una temporada casi perfecta para Red Bull, dentro de la organización ha habido un cisma con denuncias contra Horner que mostraron una lucha de poder en Milton Keynes: con el director, por un lado, y el inquebrantable Helmut Marko y la familia Verstappen por el otro, un rompimiento que podría provocar la marcha de Newey a Ferrari y que se une a la separación ya anunciada del vendedor de unidades de potencia.
Por lo tanto, hay una posibilidad que para el arranque del 2026 ninguno de los directamente involucrados en las conquistas de la compañía fundada por Dietrich Mateschitz siga en el garaje y en cambio luchen entre ellos por los triunfos. Este es el peor escenario posible para la institución:
Adrian Newey
Este 1 de amyo se confirmó la salida de la mente maestra detrás del éxito de Red Bull, los rumores arrancaron después de los problemas internos que han salido a la luz pública desde el comienzo de la campaña 2024, y su futuro estaría en Ferrari al lado del conductor inglés Lewis Hamilton, quien ya firmó para 2025.
Aunque por cuestiones normativas no podría unirse de inmediato al Cavallino Rampante, Newey sí sería el encargado de construir el proyecto de cara al nuevo reglamento de 2026 dentro de una fábrica que produce sus propios motores, lo que facilitaría su labor como el mejor diseñador en la historia del serial.
Responsable de una etapa de ensueño en Williams en los noventa con protagonistas como Nigel Mansell o Alain Prost, también probó su valía en McLaren con Mika Häkkinen, antes de aterrizar en Red Bull para triunfar al lado de Vettel y ahora de Verstappen, siempre con su libreta en mano.
Durante algún tiempo se especuló con su retiro, pero en Milton Keynes lo convencieron y el ingeniero británico apareció en los Grandes Premios de forma regular para presenciar en primera fila la forma en la que sus diseños rinden en los circuitos y significan trofeos y celebraciones con champagne de las que también forma parte.
Visto por muchos como la pieza más importante de la escuadra, su marcha provocaría un gran hueco porque ha sido el responsable técnico del equipo prácticamente desde su aparición en F1 y porque en automático vuelve candidato a Ferrari para regresar a la cima tan pronto como en dos años.
Max Verstappen
La gran apuesta de Red Bull ha pagado en la pista todo lo invertido en él. En 2014, justo cuando Vettel disputaba su última temporada con RB, la empresa pareció encontrar a su reemplazo, al firmar para el Junior Team al neerlandés, quien fue tercero en Fórmula 3.
El de Países Bajos se saltó los pasos previos y en 2015 se convirtió en el debutante más joven en el Gran Circo con Toro Rosso (17 años y 166 días), la organización no esperó mucho por su maduración y con 23 carreras de experiencia lo ascendió a Red Bull, donde ganó en su estreno en España 2016, a partir de ahí, él esperó paciente por su oportunidad para convertirse en campeón.
En 2021, Max al fin logró su objetivo y destronó a Lewis Hamilton, para comenzar una era en la que ya suma tres títulos y se encamina al cuarto, con un paso arrollador en este 2024, más allá de las polémicas en las que se ha visto envuelto.
Es esa pugna interna la que ha abierto las puertas para que Verstappen pueda salir de la institución a la que parecía ligado de por vida, ya se habla de Mercedes como un destino, y la probable renuncia de Newey, además del cambio de reglas en 2026, podrían provocar que ya no cuente con el auto más competitivo de la parrilla y lo busque en otro lugar.
Aunque en público no ha dicho que se quiere marchar, sí ha dejado en claro que su trayectoria está vinculada a su padre, Jos (quien tiene un claro conflicto con Horner) y a Marko, el ideólogo de la Academia de RB y quien es la segunda persona con más poder dentro del garaje. Su talento está fuera de dudas y a los 26 años contar con su manejo podría cambiar el trayecto de cualquier equipo.
Honda
Hasta el momento, la única baja confirmada en la fábrica azul para 2026 es la de la marca japonesa, que salió del serial tras el 2008 y no regresó sino hasta 2015 con McLaren, pero con resultados negativos, hasta que Red Bull rompió con Renault en 2018 y tras un año de proveer motores a Toro Rosso, en 2019 lo hizo para todo el grupo austriaco.
Juntos ganaron el título de pilotos en 2021 con Verstappen, y aunque Honda anunció una nueva salida de la categoría para el 2022, aceptó quedarse como proveedor de RB hasta que la escudería pudiera producir sus propias plantas de poder en 2026 y ha estado detrás de las conquistas desde entonces.
Aunque varios de sus directivos ahora forman parte del reto que significa construir Red Bull Powertrains, los asiáticos han cumplido con su trabajo y han sido el complemento ideal para el diseño de Newey, además de convertirse en un modelo de fiabilidad para Verstappen y Sergio Pérez.
Tras un replanteamiento al saber que F1 va en una dirección de sustentabilidad para 2026, Honda dio marcha atrás a su decisión de irse del paddock y ya anunció que será proveedor de Aston Martin a partir de esa fecha, en un proyecto de Lawrence Stroll que incluye nuevas instalaciones y la permanencia del conductor español Fernando Alonso.
Christian Horner
El detonante de todos estos problemas fueron las acusaciones de comportamiento inapropiado por parte del director general, que provocaron una investigación interna y que después generaron la suspensión por parte de la compañía de la denunciante, además de una guerra de declaraciones en los circuitos.
El directivo británico ha ocupado su cargo en RB desde que éste llegó a Fórmula 1 y ha sido el máximo dirigente durante los éxitos de Vettel y ahora de Verstappen, además de gestionar diversas crisis en casi dos décadas en la posición, como el conflicto Daniel Ricciardo-Verstappen, el divorcio con Renault o la muerte de Mateschitz.
De cara al 2026 es también el encargado de poner a funcionar una fábrica de motores dentro de una empresa que se dedica a las bebidas energéticas, y aunque tendrá el respaldo de Ford, es la mayor tarea que ha tenido al arrancar desde cero algo que, por ejemplo, Ferrari ha hecho por siete décadas.
No obstante, lo sucedido fuera de la pista no lo deja en la mejor posición y ante una posible reinvención del equipo, la organización podría optar por un cambio de mando que coseche todo lo sembrado por Horner en dos décadas; en lo particular, su nombre sería atractivo para cualquier escuadra visto lo hecho en RB en un periodo corto de tiempo.
Este es el peor escenario posible para Red Bull, uno en el que para 2026 se queda sin su diseñador, su estrella, su motor e incluso su responsable, lo que provocaría que empezara de nuevo justo en el momento en el que RB Powertrains se echa a andar y en el que la máxima categoría oprime el botón de reinicio; mientras tanto, en Milton Keynes pueden festejar al menos por dos años y luego lidiar con las consecuencias.