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Anthony Edwards y el cambio de mando en la NBA

¿Estamos en presencia del despegue definitivo de Edwards como súper estrella de la NBA? ¿La NBA está próxima a pertenecerle o la tiene ya en sus manos?

Cuando Anthony Edwards le gritó a Kevin Durant que estaba viejo, en el Juego 1 de la serie entre Minnesota Timberwolves y Phoenix Suns, se vio como falta de respeto. Durant se rió, Edwards también, y la situación quedó ahí.

En el cierre de la llave, Edwards profundizó esa grieta de distancia. El abrazo que le dio Durant luego de la barrida no fue solo un abrazo de reconocimiento: fue un traspaso de mando. Una forma elegante de decir que la NBA está próxima a pertenecerle.

Que posiblemente ya le pertenezca.

Cuando era solo un niño, Edwards escribió con un Sharpie en la pared de la casa de su abuela: "Futuro jugador NBA". Su abuela estuvo a milímetros de retarlo, pero no lo hizo. Lo felicitó por tener metas altas. Anthony era solo un niño que se debatía entre el futbol americano y el basquetbol. Una lesión en un tobillo le hizo definirse por el deporte de los cestos y no se equivocó.

Hoy, con la camiseta 5 de los Timberwolves encendida en el pecho, le rinde homenaje a su madre y su abuela, las dos personas que le señalaron el camino a seguir. Que le dieron el cariño que no tuvo por parte de un padre ausente, que lo guiaron con los consejos, que lo acompañaron a él y sus tres hermanos.

Durante el Draft 2020, año de pandemia global por el COVID-19, Edwards esperó con su familia un momento icónico de su carrera: Adam Silver anunció su desembarco en la NBA con el puesto número 1. El nuevo lugar de su vida sería Minnesota y allí estaban como guardaespaldas los cuadros de su abuela Shirley y su madre Ivette, ambas fallecidas en 2015, de cáncer, cuando Ant tenía solo 14 años. Los fallecimientos ocurrieron con solo ocho meses de diferencia.

Ant-Man, el apodo que le dio su padre Roger Caruth a los tres años, le dijo a su hermano Bubba que iba a "hacerlas sentir orgullosas" con el paso del tiempo. Y no falló. Porque en su tercera temporada en la mejor liga del mundo, este jovencito formado en varias preparatorias de Atlanta le grita al mundo que es el mejor de todos. Aún no sabemos si lo es, pero lo que tenemos claro es que tiene un hambre de triunfos, una voracidad por extender límites que no se ve desde hace mucho tiempo en la NBA.

Los Wolves, que alguna vez fueron de Karl Anthony-Towns, que sedujeron al mundo con las torres gemelas cuando llegó Rudy Gobert, son ahora el equipo de Edwards. Con solo 22 años es el líder físico, deportivo y espiritual. Ha sido tan fantástica su temporada, tan dominante su primera ronda de playoffs, que las comparaciones con un emergente Michael Jordan no suenan descabelladas. Es parecido su juego, provoca los mismos suspiros en cada ataque al aro, y tiene ojos de lince a la hora de competir.

En Edwards convive un mix entre las condiciones físicas de la actualidad, el reino de highlights de cada noche y la competitividad casi enfermiza de la década de los '90: Edwards parece no tener piedad por nadie. Ni siquiera por él.

Los 40 puntos de Ant-Man con menos de 22 años, que sirvieron para completar la barrida ante los Suns (quizás uno de los mayores fracasos de la temporada del equipo de Phoenix, sin dudas), se dieron por quinta vez en la historia de la NBA. La selecta lista incluye, además, a Kobe Bryant, Kevin Durant, Magic Johnson y Lew Alcindor, luego conocido como Kareem Abdul-Jabbar.

Minnesota jugará una segunda ronda de playoffs por primera vez desde 2004. En aquella temporada, Sam Cassell, Latrell Sprewell y Kevin Garnett conformaron un trío ganador que llegó hasta Finales de Conferencia, instancia en la que perdieron ante Los Angeles Lakers en seis partidos. Hoy, ese trío de disrupción en continuado está conformado por Edwards, Towns y Gobert.

El cuadro indica ahora que los Timberwolves cruzarán contra el ganador justamente de Lakers y los campeones Denver Nuggets.

¿Estamos en presencia del despegue definitivo de Edwards como súper estrella de la NBA? ¿Es esta carrera de playoffs en curso el cambio de piel de un súper atleta capaz de hacerlo todo? Para eso nos sentamos noche a noche a seguir a los Timberwolves. Queremos hechos para completar respuestas. Queremos entender si lo que afirman los analistas más temerarios es posible. Si convivimos, sin saberlo, en la caverna de Platón: observamos el reflejo de una realidad contra una pared meses, incluso años, anticipando el futuro con Chet Holmgren y Victor Wembanyama, cuando el presente estaba fuera listo para abrazarnos.

Nunca es demasiado tarde para entregarnos a la alegría de un jugador formidable. Quitarle el envoltorio a un regalo que como fanáticos de esta Liga disfrutamos sea quien sea. Juegue para el equipo que juegue. Ant-Man nos invita, noche a noche, a correr los límites un poco más allá.

Ya no hay vuelta atrás: los Timberwolves irán tan lejos como él pueda.

¿Acaso alguien habló de imposibles? Un nuevo superhéroe deportivo está entre nosotros.

Aprovechemos para disfrutarlo.