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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Fiebre amarilla
En Pekín, el que ponía el grito en el cielo era Rafael Nadal: "Con esta pelota el pique va para cualquier lado. No es cuestión de ganar o perder. Ya gané en Río de Janeiro este año con una pelota en mal estado. Pero esta semana estamos jugando con una y la que viene con otra diferente. Eso es peligroso para el hombro, para el codo. No entiendo por qué cambian la velocidad".

En París, el brote de rabia tuvo como protagonista a Gilles Simon: "Pasa siempre lo mismo con estas pelotas. No puedo controlar nada. Es una lástima porque físicamente me siento muy bien, tenía mucho para dar en el torneo. Pero así no puedo manejar mi juego como quisiera. No está en mis manos", disparó el jugador en declaraciones a L'Equipe.

La crítica que une al español y al francés tiene como blanco los modelos de la marca Head, que provee a numerosos torneos en el calendario (es "la pelota oficial de la ATP") y, curiosamente, también mantiene un vínculo contractual con Simon, uno de los tantos que usan sus raquetas.

Sin embargo, el francés no ahorró críticas: "Me hace tener errores de la nada. Tal vez a mí me complica más que otros porque me gusta encontrar cierta regularidad en mi juego. Siempre trato de encontrar un ritmo en el cual pueda pegar fuerte sin fallar. En Shanghai [con pelotas de otra marca] fue así, tuve poquísimos errores". En Londres, se seguirá jugando con el mismo modelo de París. ¿Habrá algún nuevo grito que se sume a la cruzada?

Los rituales del campeón
Recuperando su plenitud física rumbo a las Finales de Londres, Marin Cilic reabrió las páginas más gloriosas de su 2014 y recordó algunas cábalas compartidas con su entrenador, Goran Ivanisevic, rumbo a la conquista del Abierto de los Estados Unidos.

"Íbamos a comer siempre al mismo lugar, pedíamos el mismo café, el mismo desayuno. Nos entrenábamos siempre en la misma cancha", repitió en diálogo con Reuters. "Incluso con Goran dejamos de afeitarnos desde que arrancó el torneo, pero en cuartos empezó a volverse un poco molesto. Cuando le expliqué que pensaba terminar con aquello, me dijo: "Se acerca el final del torneo, puedes sobrevivir tres días más así...".

Hoy Cilic guarda el trofeo del US Open en su casa de Zagreb y hasta se encarga de lustrarlo periódicamente: "Es mi nuevo amigo, tengo que encargarme de él...".

Pero las rutinas del croata van más allá. El episodio del doping también alteró sus conductas cotidianas, y hoy el jugador se reconoce extremadamente cauteloso: "Cuando te quemas, te vuelves mucho más cuidadoso. Hoy chequeo todo. Cremas, pomadas... Incluso en los vestuarios llevo siempre mi propia botella... y si en algún momento sale de mi vista, prefiero agarrar una nueva".

Roland Garros vs. Bercy
¿Qué diferencia podría haber entre el público de Roland Garros y el de París Bercy? ¿Ninguna? Desmentido. En una entrevista al diario Le Monde, en su versión digital, Guy Forget, director del torneo, lo deja claro: "El público de Bercy es un poco más exigente que el de Roland Garros. Y, nos guste o no, el público tiene razón. El jugador es evaluado por el espectador, como un artista en un espectáculo. Es quien paga para vivir la emoción, y si lo hecho por un jugador es pobre, necesariamente, hará oir su decepción. Luego de una o dos pelotas fáciles perdidas, el público va a hacer 'Oooooooh'. Esto no es una crítica al jugador, es una forma de expresar el descontento".

El francés no solo lo justifica. Además, explica que todo tiempo pasado fue peor: "Hoy el público de Bercy es mucho más tolerante de lo que era durante las primeras ediciones; en la década de 1980 hubo un tiempo en que fue muy duro. Cuando yo jugaba, de hecho, era terrible. Recuerdo un partido durante mis primeros años. Yo estaba jugando mal y me frustraba. Quería hacerlo bien, pero gente silbaba y gritaba: '¡Pagamos por nuestro lugar!'. Pueden ser dos o tres personas, pero en una cancha cubierta se hacen escuchar. Y yo, en lugar de decirme que se trataba de un caso aislado, deseaba que el juego terminara rápidamente. Estaba avergonzado de ser malo".

Pero la historia cambió y le dio revancha a Forget: en 1991, venció a Pete Sampras en la final para ser, a esta altura uno de los tres franceses en consagrarse.

"Jugué por la gente"
Otro que puede dar fe de lo que significa el público en Paris es Gael Monfils. "Jugué por la gente. Hubo un poco de presión en el torneo, por la condición física que pueda tener. Pero el objetivo era tranquilizar a todo el mundo: periodistas, fans, y a mí mismo". Para el francés no se trataba de un torneo más: fue su regreso a las canchas, a semanas de otra final de Copa Davis, donde formará parte del equipo local.

"Es genial vencer a un tipo con tres días de entrenamiento y cinco semanas de descanso. Ahora soy un competidor. Siempre que esté en una cancha, es para ganar", asumió luego de vencer a Joao Souza por un claro 6-1 y 6-4. Luego, derrotó a John Isner (favorito Nº13) antes de caer ante Novak Djokovic. Pero logró el objetivo: dejar tranquilo al público a y a él mismo de que sus rodillas estarán bien para enfrentar a Suiza en Lille.

Desarrollo y resultados
Con una decena de nuevos torneos incorporados en los últimos años, China ha redireccionado el curso de la ATP y, fundamentalmente, de la WTA, con miras hacia Oriente. En el máximo nivel del tenis femenino, la potencia asiática apenas organizaba dos torneos en 2012; hoy son ocho, incluidos tres de categoría 125. Y el año que viene habrá uno nuevo...

Esta semana, Bulgaria hospedó el Torneo de Campeonas por última vez. El certamen reunía a las seis ganadoras de torneos "International" (un análogo a los ATP 250) con mejor ranking, más dos invitadas por los organizadores (la local Tsvetana Pironkova fue una constante en los últimos tres años).

Ahora, la cita se mudará a Zhuhai, bien al sur de China. Aprovechando la relocalización, se cambiará el sentido de la competencia, la clasificación y el formato. Ahora jugarán las rankeadas del 9° al 20° puesto (cuatro zonas de round-robin) y también habrá evento de dobles. De esta forma, el torneo se acercará un poco más a la idea de "Masters B" con que aún se promocionaba al certamen de Sofía.

Pero China también tiene con qué ilusionarse a nivel interno. Porque el retiro de Na Li pareció dejar huérfana a una generación que hoy tiene como líder a Shuai Peng (21ª), pero desde abajo surge una nueva puerta a la historia: Shilin Xu, 16 años, campeona de los Juegos Olímpicos de la Juventud en agosto y, desde el martes pasado, nueva N°1 del mundo junior.

Hasta aquí, China nunca había tenido representantes en lo alto de un ranking a nivel individual. La propia Peng había quebrado los parámetros al llegar a la cima en dobles. Ahora, tiene compañía en los libros. "Es un orgullo. Vengo trabajando muy fuerte en la parte física y estoy empezando a ver los resultados", apuntó Xu, tras ganar en singles y dobles del torneo de Osaka.

Ya con partidos en WTA (estuvo cerca de vencer a Alison Riske en Wuhan y llevó a Sabine Lisicki a un tercer set en Pekín), Xu lleva el sello de una época: pega derecha y revés a dos manos, ganando otro escalón de comparación con Peng.

Historias de terror
A propósito de la noche de Halloween, una veintena de tenistas compartió fotos alusivas en redes sociales, atravesados por la idiosincrasia global del circuito, pero en torno a una celebración que tiene recepción bien diversa fronteras afuera de Estados Unidos (aun cuando sus orígenes remontan a Europa).

En Sofía, algunas de esas diferencias cobraron vida en recuerdos y experiencias de las participantes del Torneo de Campeonas: "Alguna vez lo festejé, pero hace mucho. Me disfrazaba e iba a pedir caramelos a los vecinos", contó la española Garbiñe Muguruza. "En Eslovaquia no se hace lo de los dulces, pero sí hay fiestas temáticas y cosas así", compensó Dominika Cibulkova.

Andrea Petkovic se fue hacia otro costado: "En Alemania no hay demasiada tradición. Sí aprovechan para pasar películas de terror, lo cual es bueno porque me gustan. Mi favorita es Los extraños, con Liv Tyler. Cuando la vi no pude dormir...".

Lo que sí debió vivir la alemana fueron las bromas: "Mi hermana una vez casi me mata del susto. Estábamos solas en casa, yo volvía de la escuela y ella se había escondido detrás del sillón. Pero esperó como unos 10 minutos para asustarme. No sé cómo no me agarró un ataque".

"A mí por suerte nadie me hizo nunca esas cosas -opuso Cibulkova-. Gracias a dios, porque mi corazón no lo aguantaría. En serio: me asusta todo. De hecho me encantan las películas de terror, pero tuve que dejar de verlas porque me daban demasiado miedo".