Stephen Curry, Chris Paul, Mike Conley Jr., Kyrie Irving, Derrick Rose. Esos son algunos de los bases con más renombre de la NBA que se habían robado la atención de todos con sus tiros ganadores y/o jugadas espectaculares durante los playoffs hasta ahora. Sin embargo, este lunes Jeff Teague también alzó la mano y dijo "¡Ey! No se olviden de mi!".
Teague fue el principal responsable de la victoria de sus Atlanta Hawks sobre los Washington Wizards por 106-101 como visitantes este lunes para así devolverle la ventaja de la localía a los halcones del sur estadounidense y empatar la serie 2-2 con 26 puntos, ocho asistencias y cuatro rebotes cuando su equipo más lo necesitaba.
Sin embargo, la gran actuación del base de 26 años va más allá de los meros números y las estadísticas que lo representan. Teague fue la brújula de unos Hawks que nunca perdieron el rumbo, mientras que los Wizards extrañaron horrores a un John Wall lesionado por tercer juego consecutivo.
Utilicemos al primer tiempo del partido, durante el cual los Hawks anotaron 65 puntos encestando un 59 por ciento de efectividad en tiros de campo y contaban con una ventaja de 10 puntos que se sentía como una de 20, como ejemplo principal de su gran noche.
Teague acumuló cuatro de sus ocho asistencias durante aquellos primeros 24 minutos y administraba el balón con gran criterio. Aquel que estaba solo era recompensado por ello y recibía el balón rápidamente, y así fue como Atlanta contó con 20 asistencias en el primer tiempo y 30 en total.
La ecuación de las 30 asistencias en el partido con un triunfo como resultado para los Hawks no es ninguna casualidad, ya que según el Departamento de Estadísticas e Información de ESPN ese ha sido el número mínimo indispensable para sus últimas tres victorias en los playoffs.
Ese número bajó a 27 y 23 respectivamente en sus dos derrotas contra Washington. No es un descenso estrepitoso, pero si peculiar.
Los Wizards, por su parte, eran más inconsistentes con 55 puntos y 15 asistencias en su haber durante acompañados por nueve balones perdidos en su propia cancha.
Los dirigidos por Randy Wittman se mantenían con vida con una oleada de triples (12 de 26 en total) pero también ¨murieron¨ errándose ocho de sus últimos nueve intentos desde larga distancia. Era la búsqueda constante de la solución más fácil en vez de generar una jugada en profundidad.
Además, Teague solo perdió la pelota una vez con 6:35 por jugar en el segundo cuarto y no volvió a regalar el balón por el resto del partido durante sus 32 minutos en cancha.
Eso es particularmente importante ya que él promedia apenas dos balones perdidos por partido durante sus últimos cinco compromisos esta postemporada tras promediar cuatro por juego en sus cuatro encuentros iniciales.
Teague le sacó una página al libro estratégico de LeBron James y se aseguraba de que cada posesión de su equipo tenga un propósito siendo más agresivo individualmente que en los primeros tres juegos de la serie.
Así fue como él logró que su propio porcentaje de efectividad en tiros de campo ascienda de un paupérrimo 23 por ciento en aquella trilogía inicial a un 45 por ciento en el cuarto juego.
Cuando tu mente está clara y tus objetivos se van cumpliendo, tú no fuerzas las cosas y el partido se despliega hacia ti como un mapa repleto de respuestas.
El armador de los Hawks tuvo la respuesta clave del encuentro consiguiendo tres de sus 10 puntos en el último cuarto con un triple letal cuando quedaba poco más de un minuto por jugar.
Teague les ofreció una dosis de su propia medicina a los Wizards y así puso el marcador 104-99 a favor de Atlanta, liquidando un encuentro que estaría fuera del alcance de los dueños de casa tras el posterior triple fallido de Pierce.
Quizás este haya sido el trampolín que Teague necesitaba para unirse a la conversación de los bases de elite de la NBA en estos playoffs. A partir de ahora, él está firmemente bajo la lupa de todo un planeta expectante por ver si está a la altura de las circunstancias.
Las esperanzas de los Hawks en esta serie podrían llegar a depender de ello.