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Gómez y su paso al profesionalismo

BUENOS AIRES -- Llegó el momento. Su momento. El ecuatoriano Emilio Gómez tomó una decisión y buscará ponerla en práctica el mes que viene. Dejará sus estudios en la Universidad de California del Sur, en Estados Unidos, y se dedicará por completo al tenis profesional. Sí, el hijo del legendario Andrés Gómez, campeón de Roland Garros 1990, intentará meterse en el circuito. Lo hará con el envión de haberle dado hace unas semanas a su país el quinto punto en la serie de Copa Davis ante Chile y de arranque nomás, para dentro de unos meses, ya se ilusiona con un duelo ante el mismísimo Roger Federer.

"Estoy pensando en salirme", deja en claro de antemano Emilio Gómez en charla telefónica con ESPNtenis.com desde suelo norteamericano. "Cada vez tengo más ganas de estar en el circuito. Creo que ya cumplí con lo que vine a buscar acá, que era madurar y aprender", agrega el 598° del mundo, quien en los últimos 20 meses apenas jugó tres Challengers y dos Futures, además de ser clave en las series ante Perú y Chile por la Ensaladera de Plata y de tener muy buenos resultados en el torneo universitario de Estados Unidos. Y sí, no alcanza. Es muy poca actividad para un muchacho de 21 años que siempre soñó a lo grande.

"Tenga ganas de jugar como profesional. Demasiadas ganas. Siempre me es difícil volver acá y creo que en mayo lo será más. Calculo que ahí comenzaré una nueva etapa", remarca Gómez, quien en Estados Unidos, además de jugar al tenis, claro, se encuentra cursando Economía mediante una beca universitaria. Sus estudios recién terminarían en diciembre de 2014. Mucho tiempo para un jugador que siente, necesita y quiere despegar. Una a favor, tiene el respaldo total de sus allegados.

- ¿Lo conversaste con tu familia cuando estuviste en Ecuador?
- La verdad es que lo venimos hablando desde hace bastante. Ellos me apoyan un 100% con esta decisión. Inicialmente mi papá quería que jugara y mi mamá quería que vaya a la Universidad para que crezca como persona. Ahora estamos todos de acuerdo con el camino a seguir. En realidad, todos los que tengo cerca están conmigo. Me ven como para dar el salto. Y quiero intentarlo ya.

- ¿Cuáles serían los primeros pasos?
- Antes que todo, tendré que hablar bien en la Universidad. Soy el número uno del equipo y no será fácil que me dejen ir, pero hablaré con el entrenador. Estoy seguro de que me van a entender. Luego necesito sentarme tranquilo y diagramar un plan como jugador, ya que el circuito es muy duro. Debo hacerlo bien. Y también, claro, preciso que aparezcan auspiciantes, los cuales, vale decir, van mostrándose de a poco por algunos buenos resultados y por mi papá, que tiene muchos contactos.

- Ya que lo nombrás, ¿pesa ser el hijo de un ex N°4 del mundo y campeón de un Grand Slam?
- Sinceramente, antes lo veía como una presión. Ahora ya no. He madurado y fui aprendiendo a separar las cosas. Es más, en la semana de Copa Davis le pedí que estuviese al lado mío desde el lunes. Y durante el partido ante Christian Garin puse mi toalla muy cerca de él. Necesitaba sentir su apoyo en todo momento. Y lo tuve. La verdad es que es algo único para mí, para él y para toda la familia. Mis hermanos también están muy felices por todo esto. Es muy lindo para todos.

Ese partido que menciona Emilio Gómez ante el chileno Garin no fue ni más ni menos que el quinto punto de la serie que se llevó a cabo en Manta, sobre canchas duras, en la primera semana de abril. "¿Si sentí presión en ese partido? La verdad es que no tanta como el primer día, en el que jugué ante Paul Capdeville. Quizá por el ranking y porque era más grande de edad, pero en experiencia estábamos parecidos. Los dos habíamos jugado poco por Copa Davis. Él tenía una pequeña ventaja, porque había competido en un buen nivel últimamente, como en el ATP Viña del Mar. Mi nivel de competencia, en las Universidades, es un poco más bajo. Igualmente cuando uno está ahí, no piensa en nada de eso", recuerda el ecuatoriano.

- Además de tu papá, también estuvo Nicolás Lapentti muy cerca de ustedes en la serie, ¿no?
- Fue muy importante su presencia, sobre todo de cara al último día. Nos contó de sus experiencias y nos remarcó que sus mejores actuaciones fueron corriendo desde atrás, con el 1-2. Cuando me tocó jugar a mí, luego de la victoria de Julio César (Campozano) me agarró de la mano en el vestuario y me dijo que me envidiaba en ese momento, que tenía ganas de estar en mi lugar y que esos eran sus momentos más lindos dentro del tenis. "Sale a disfrutar y gana", me dijo. Y así fue, terminé con un estado de felicidad inolvidable.

Gómez, pese a ese grado de alegría, reconoce que sólo tuvo unas horas para celebrar, pero sintió un estado de bienestar absoluto que parecía no irse nunca. Apenas estuvo unas horas en Guayaquil, festejó un poco en su casa con el plantel, algunos amigos y familiares y enseguida partió hacia Estados Unidos para continuar con la rutina. "Ya va a haber tiempo para festejar el triunfo, porque esto sigue. Es algo bastante grande para mí y para Ecuador, porque muchos ya pensaban que con el retiro de Nicolás (Lapentti) se acababa el tenis acá. Por suerte armamos un muy buen grupo y logramos el triunfo", explica.

Y hay más por delante para este joven de 21 años, que exalta la voz y se lo nota ilusionado cuando menciona el próximo rival: Suiza. ¿Estará Roger Federer? ¿Stanislas Wawrinka? ¿Juntos? "Sería un sueño. Antes del sorteo habíamos hablado que de jugar como visitantes queríamos a ellos o España, por todo lo que representan como potencia mundial del tenis", señala.

- Entonces preferís que juegue Federer...
- Sí, sin dudas. Sé que bajará nuestras chances de ganar la serie, pero será una oportunidad única para poder enfrentarlo. Quizá no se vuelva a dar. Sería un sueño poder jugar contra él, que es el mejor tenista de la historia. O mismo jugar ante Wawrinka, que fue top ten y tiene el mejor revés del circuito. Igualmente, de enfrentarlos, saldré a hacer lo mío. Con mucha confianza y tratando de ganar, como siempre. Toda la presión estará en ellos y será una buena ocasión para mostrar de lo que soy capaz.

Así, siguiendo el legado que dejó su padre y que continuó Lapentti, Emilio sueña con repetir la historia. Hizo un buen trabajo de base, sin quemar etapas y formándose en la Universidad. Sabe lo difícil que será el camino a seguir, pero los desafíos son para ser quebrados. Hoy ya se siente realizado y listo para dar el salto.