Con el retiro de Rafael Nadal comienza una nueva era en el tenis, con Jannik Sinner y Carlos Alcaraz como protagonistas.
El 2024 pasará a la historia del tenis como el año en que se confirmó el cambio de guardia, de la época del Big Four que protagonizaron Rafael Nadal, Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray a la de los jóvenes maravilla, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, que buscarán acercarse a lo que hizo la generación anterior.
Este año marcó la despedida del español Nadal, ganador de 22 títulos de Grand Slam y también la del escocés Murray, quien obtuvo tres, además de dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos, que se unieron al suizo Federer, que dijo adiós a las canchas al término del 2022.
Además, se trató del primer calendario desde 2002 en el que ninguno de los cuatro veteranos consiguió algún trofeo en los certámenes más importantes del mundo: el Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open.
Esos galardones se los repartieron el italiano Sinner, de 23 años y el español Alcaraz, de 21, quienes han conseguido lo que tanto buscaba la ATP, convertirse en las caras de un deporte que vivió un par de décadas de gran atención por el impacto de Federer, Nadal y Djokovic.
El final de una época
Luego de un 2023 complicado por las lesiones, Rafa tuvo una gira de despedida en este 2024, que comenzó en la arcilla, primero en su torneo de casa, en Barcelona, que ganó en 12 ocasiones, para luego ir a Madrid, donde se impuso cinco veces y luego a Roma, donde obtuvo 10 coronas.
Sin embargo, el momento más especial fue en su patio, Roland Garros, donde fue campeón 14 veces -ocho más que su perseguidor inmediato en la era Abierta, el sueco Bjorn Börg- además de ser la mayor cantidad en cualquiera de los Grand Slam, aunque cayó en primera ronda frente al alemán Alexander Zverev.
Se dio el lujo de participar en los Olímpicos de París, donde fue uno de los últimos portadores de la antorcha y luego compartió cancha con Alcaraz en el dobles varonil, mientras que en individual fue eliminado por Djokovic; su adiós oficial se dio casi en silencio, en Málaga, en cuartos de final de Copa Davis el martes 19 de noviembre.
Una carrera histórica, celebrada por su rival Federer, quien le escribió una emotiva carta, después que el mismo Rafa lloró en la despedida del suizo hace un par de años, para confirmar que ambos estarán por siempre en la discusión del más grande.
Una conversación a la que también pertenece Djokovic, quien luego de arrasar con tres de los cuatro majors en 2023, esta vez se fue en blanco y no pudo ampliar su cosecha de 24, la mayor cantidad en el tenis varonil, una situación que no vivía desde 2017, cuando también se quedó con las manos vacías.
No obstante, el serbio logró el objetivo de su vida al conseguir el oro en París, en uno de los momentos más conmovedores de todos los Olímpicos, porque entre lágrimas se colgó la presea que se le negó por tanto tiempo y a los 37 años demostró su vigencia, aunque el retiro ya no se ve tan lejano.
Porque uno de sus contemporáneos, Murray sí dijo adiós y ahora será su entrenador; el británico, que tuvo la mala fortuna de encontrarse con los tres fenómenos en su época, pudo ganar Wimbledon en dos ocasiones (además del US Open) y un par de medallas de oro, ambas con partidos para el recuerdo.
Quienes dominaron desde 2004 el deporte blanco han enfrentado ahora la realidad, con los homenajes en cada cancha que pisaron o con la imposibilidad de añadir algún trofeo grande a sus vitrinas, aunque Nole todavía pueda sumar otro en el corto plazo.
El cambio de guardia
La salida de Federer, Nadal y Murray ha coincidido con la aparición de Alcaraz y Sinner, el español ya había demostrado que no era una promesa, sino una realidad y llegó a este 2024 con dos títulos major bajo el brazo, el US Open de 2022 que lo presentó en sociedad y el Wimbledon 2023 que lo consagró en la Catedral del Tenis.
Pero Sinner todavía no había cumplido con las expectativas y lo hizo desde el primer Grand Slam del año, en Australia, cuando venció a Daniil Medvedev en el duelo decisivo para inaugurar su palmarés, luego de eliminar al poseedor del trono, Djokovic en la instancia previa, un signo del cambio generacional.
Tras Roland Garros tomó la cima del ranking mundial y luego vivió una época complicada, cuando declinó participar en los Olímpicos por lesión y recibió una sanción económica al anunciarse que dio positivo en un examen antidopaje en Indian Wells en marzo, un castigo que algunos criticaron por la suavidad.
Cuando más lo necesitaba, también se embolsó el US Open al vencer al local Taylor Fritz, lo que sirvió como el comienzo de un cierre de temporada fantástico, como el indiscutible número 1 de la ATP, campeón de las Finales en casa, en Turín y al repetir con su país en la Copa Davis, como en 2023.
El único pendiente para Sinner es que este año se fue 0-3 ante Alcaraz, con quien se prevé que protagonice la siguiente gran rivalidad, porque el ibérico también siguió construyendo su legado. El murciano ganó su primer Roland Garros frente a Zverev para ser oficialmente el heredero de Rafa en la arcilla, aunque su estilo de juego no se parezca al de su compatriota, y un mes después repitió en Wimbledon.
En los Olímpicos, se quedó con la plata, luego de perder frente a Djokovic, pero a partir de ahí su temporada fue a la baja, con una eliminación temprana en el Abierto de Estados Unidos y al quedarse en la ronda de grupos de las ATP Finals, para cerrar el año como el número 3 del planeta.
Entre los dos jóvenes ganaron los cuatro Grand Slam y los cinco torneos más importantes, si se toma en cuenta el evento en Turín, para dejar en claro que no habrá etapa de transición entre el declive de las leyendas y la siguiente generación.
Es el cumplimiento del sueño para la ATP, donde siempre había la duda sobre qué sucedería cuando se fueran Federer, Nadal o Djokovic, pero con Alcaraz y Sinner al comienzo de sus veintes, el deporte parece quedar en buenas manos y las marcas que lucen imposibles de conseguir podrían estar en riesgo con el español y el italiano.
¿Y el resto de los jugadores?
La consagración de Jannik y Carlos enciende las alarmas para el grupo de tenistas que quedó en medio, porque entre todos los nacidos en la década de los 90 acumulan apenas dos coronas en majors (el también retirado Dominic Thiem en el US Open 2020 y Medvedev en New York un año después), por las seis que ya tienen los del 2000.
Zverev, de 27 años, terminó en el segundo puesto del ranking, pero no puede imponerse en un certamen de dos semanas, donde ya ha perdido un par de veces el juego decisivo, ante Thiem en Estados Unidos y ahora ante Alcaraz en Francia, más allá que su temporada fue un ejemplo de constancia.
Medvedev, de 28 se fue sin trofeos en todo el año por primera vez desde 2017 y aunque es uno de los seis en el Tour con título de Grand Slam (también Stan Wawrinka y Marin Cilic), necesita recuperar la confianza para competir con los jóvenes.
Fritz, de 27, se confirmó como la mayor esperanza estadounidense, que extraña un ganador de grandes desde que Andy Roddick lo hizo en 2003; el noruego Casper Ruud, de 25, el ruso Andrey Rublev, de 27 y el australiano Alex de Miñaur, de 25 también estuvieron en Turín, pero no fueron una amenaza real para los favoritos.
La generación de los noventa ha sido superada por dos jóvenes maravilla, Sinner y Alcaraz, que recogen la estafeta, después del cierre simbólico de una de las épocas más brillantes en la historia del tenis.