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La historia del fútbol en los Juegos Olímpicos: los equipos más recordados

Los equipos más recordados del fútbol olímpico ESPN.com

El fútbol y el espíritu olímpico nunca mantuvieron una relación cercana. Siempre se miraron con recelo, como si uno hubiese llegado a ocupar el lugar del otro. Y si bien esto no es totalmente cierto, sí es real que el deporte más popular del mundo no necesita estar "acompañado" del resto de las disciplinas para movilizar pasiones y multitudes.

Por eso los intereses de uno han ido en contra de los del otro desde el comienzo de las Copas del Mundo, en 1930. Anque de todos modos han habido equipos legendarios que brillaron en diversas ediciones de los Juegos Olímpicos.

Hasta el primer Mundial, disputado en Uruguay en 1930, la cita más importante para el fútbol planetario eran los Juegos Olímpicos, ya que era el único campeonato que nucleaba a las mejores selecciones de todos los continentes.

Los equipos más destacados de la historia del fútbol olímpico

El fútbol integró el programa oficial por primera vez en Londres 1908, justo en el mismo país en el que había nacido como deporte, varias décadas antes.

En respeto al espíritu olímpico, todos los países enviaron selecciones amateurs. Incluso Gran Bretaña, que prescindió de su poderoso equipo profesional. Sin embargo, el equipo local fue muy superior a cada uno de sus rivales y se consagró campeón, luego de vencer 2-0 en la final a Dinamarca.

En aquel torneo participaron sólo seis equipos, todos europeos europeos, y la gran diferencia de categoría se apreciaba en los abultados marcadores: por ejemplo, en el primer partido del campeonato, el equipo nórdico se impuso 9-0 ante un combinado francés y el jugador danés Sophus Nielsen marcó diez goles en la goleada 17-1 ante otro seleccionado galo.

Antes del triunfo en la duelo por el oro, anfitriones golearon 12-1 a Suecia y 4-0 a Países Bajos. La gran figura de aquel plantel fue Vivian Woodward, quien tiene un promedio goleador sobrecogedor en el seleccionado nacional: 73 goles en 53 partidos.

Después de que los británicos repitieran el título en Estocolmo 1912, llegó una brillante consagración del local Bélgica en Amberes 1920. Fue el campeonato que terminó la hegemonía inglesa en el fútbol mundial para siempre. Con el ídolo de AC Milan Louis Van Hege como emblema, el cuadro belga le ganó el clásico a Países Bajos en semis y en la final derrotó a Checoslovaquia.

En Paris 1924, hace un siglo, la potencia sudamericana se dio a conocer al mundo. Uruguay llegó a París con un fútbol diferente, con aires de cambio y se quedó con el oro y la gloria. De aquel certamen participaron 19 seleccionados de Europa más Estados Unidos, Egipto y Uruguay. Casi nadie conocía al pequeño país oriental. De hecho, el diario francés Le Temps publicó antes del certamen: "Nos apena que sean tan torpes estos jóvenes sudamericanos. Han venido desde tan lejos y tendrán que volverse después del primer partido".

Pero los charrúas tenían otros planes. Debutaron con una goleada 7-0 sobre Yugoslavia. Tras esa presentación se ganaron el respeto de todos. Luego, golearon 3-0 a Estados Unidos, 5-1 a Francia, 2-1 a Holanda y 3-0 a Suiza en la final.

Allí, en Colombes, nació la mística uruguaya. Hace 88 años Sudamérica ganaba su primer título importante y demostraba que aunque el fútbol nació del otro lado del océano es en esta tierra donde mejor se juega. Petrone, Cea y Romano marcaron los goles de los campeones, que después de la ceremonia de coronación recorrieron el campo de juego mientras la gente los ovacionaba y les tiraba flores. Aquella fue la primera "vuelta olímpica" de todos los tiempos.

En 1928 el fútbol de nuestro continente terminó de ingresar en la elite mundial gracias a las espectaculares campañas de argentinos y uruguayos, que definieron el título en Ámsterdam. Los equipos que disputaron el torneo en la capital neerlandesa fueron 17, 12 de los cuales eran europeos, tres sudamericanos -también jugó Chile-, Estados Unidos y Egipto.

Uruguay tuvo un camino muy duro que logró superar con una facilidad asombrosa. Venció 2-0 a los locales, goleó 4-1 a Alemania y derrotó por 3-2 a Italia. En la final el adversario fue el esperado: Argentina, que había marcado la inverosímil suma de 23 goles en tres encuentros: 11-2 a EEUU, 6-3 a Bélgica y 6-0 a Egipto. Resultados de otra época, el clásico de siempre.

Necesitó dos partidos la Celeste para doblegar a Argentina. En la primera final empataron 1-1 ante más de 28 mil espectadores en el estadio Olímpico. La revancha se jugó tres días después en el mismo lugar y con casi la misma asistencia. Allí, Uruguay ganó 2-1 gracias a los tantos de Figueroa y Scarone y se colgó la medalla más valiosa una vez más.

Después de la primera Copa del Mundo, el fútbol comenzó a restarle importancia a la cita olímpica. De hecho, en 1932 la FIFA decidió no incluirlo en el programa de la cita de Los Angeles para que su nueva competencia no perdiera relevancia. Pero hubo tiempo para que Italia, el campeón mundial reinante, marcar al rumbo en Berlin 1936.

Aquel certamen, marcado por la utlización nazi del evento deportivo, tuvo en la eliminación de Alemania el hecho más destacado. Con los jerarcas Goebbels, Göring, Hess y Hitler en la tribuna, el local perdió en cuartos de final ante Noruega. La Azzurra luego derrotó a los nórdicos en semis y a Austria en la final, para revalidar el título ganado en su casa con un plantel diferente en el Mundial 1934.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el campeonato olímpico se transformó en una especie de premio consuelo para aquellos equipos que no lograban triunfar en las Copas del Mundo. Es más, nunca más un equipo campeón mundial festejó en un Juego Olímpico o viceversa.

Selecciones como Suecia, Hungría, Yugoslavia, Checoslovaquia, Polonia, Unión Soviética o Alemania del este, que sólo cumplían dignas participaciones en los Mundiales, lograron quedarse con el oro olímpico. De hecho, uno de los mejores equipos de la historia no pudo ser campeón del mundo pero sí se quedó con la gloria olímpica. La Hungría de Ferenc Puskas y Sándor Kocsis que perdió de manera increíble la Copa Mundial de 1954 se consagró con holgura en los Juegos de Helsinki 1952.

Los Magiares mágicos ganaron sus cinco partidos: 2-1 a Rumania; 3-0 a Italia; 7-1 a Turquía; 6-0 a Suecia y 2-0 a Yugoslavia en la final. Kocsis terminó con 6 goles, mientras que Péter Palotás y Puskas anotaron 4 cada uno.

En Melbourne 1956 ya jugaban selecciones formadas por jugadores amateurs, pero también hubo un campeón muy recordado: Unión Soviética, con Lev Yashin como emblema y Eduard Streltsov como figura se quedó con el oro.

Un gran seleccionado de Polonia logró el título en Munich 1972. Con Kazimierz Deyna, Grzegorz Lato y Robert Gadocha, el equipo que luego iba brillar en el Mundial de Alemania Federal 1974 derrotó a Hungría en la definición y ganó el título más importante de su historia.

En Los Ángeles 1984 retornaron las selecciones absolutas, aunque sudamericanos y europeos participaron con juveniles. Lo que no les impidió alcanzar la gran final. El campeón fue Francia, con Henri Michel como entrenador, Daniel Xuereb como artillero y Guy Lacombe como hombre importante. Venció en la final a Brasil, donde se destacaba Dunga.

El primer torneo olímpico como lo conocemos hoy, con selecciones sub 20 y tres mayores, fue el de Barcelona 1992. En aquella edición, España consiguió el título con autoridad. Santiago Cañizares, Josep Guardiola, Luis Enrique y Kiko Narváez fueron algunos de sus jugadores más importantes.

Luego llegó un "mini reinado" de representantes africanos. En Atlanta 1996, Nigeria le ganó la final a Argentina gracias al fútbol desestructurado de Nwankwo Kanu, Jay-Jay Okocha, Emmanuel Amunike y Taribo West. Cuatro años más tarde, en Sidney 2000, Camerún fue el campeón al ganarle a España con Samuel Eto'o como estrella indiscutible.

En Atenas 2004 finalizó una de las "maldiciones" más largas de la historia del fútbol olímpico. Argentina consiguió su primer oro y saldó una deuda que había comenzado en 1928. Con Carlos Tevez como artillero, ganó todos sus partidos y se consagró ante Paraguay. La Albiceleste repitió en Beijing 2008, con un equipo lujoso en el que se destacaron Lionel Messi, Román Riquelme y Ángel Di María.

Tras un título histórico de México en Londres 2012, en Rio 2016 se cortó otra larga sequía. Brasil se quedó con el oro en su casa gracias al fútbol de Neymar Jr. Luego, como Argentina, repitió cinco años más tarde en Tokio 2020.