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Selección femenil de futbol de EE.UU. ambiciona un cuarto título olímpico

Carli Lloyd encabeza esta selección olímpica femenil que luce favorita. Getty Images

RÍO DE JANEIRO -- No es codicia sino apetito. También podría definirse como hambre o ambición. Palabras que, en cualquier caso, se repiten entre quienes saborean el éxito y se niegan a distanciarse de él.

Es el caso de la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos, capaz de dominar las tres últimas ediciones de los Juegos Olímpicos. En Atenas 2004 se adueñaron del trono. Doce años después, las pupilas de Jill Ellis están dispuestas a permanecer en él tras su paso este mes de agosto por Brasil.

Los Juegos Olímpicos de Río 2016 presentan al grupo capitaneado por Carli Lloyd el desafío de encadenar cuatro éxitos consecutivos tras haber vencido igualmente en Pekín 2008 y Londres 2012.

En el estadio de Wembley y ante más de 80.000 espectadores, el combinado estadounidense engrosó su leyenda. Esa fue su última conquista olímpica aunque, insaciable, ahora apunta a más.

No le basta con haber vengado hace cuatro años en la capital inglesa la derrota en la tanda de penaltis que decidió el Mundial de 2011 ante el cuadro japonés.

No le basta tampoco con haber sumado una nueva conquista mundialista en Canadá 2015, precisamente ante las Nadeshiko.

Un grupo que reúne el talento de Alex Morgan, la jerarquía de Hope Solo o el mando de Christen Press siempre aspira a reaparecer en lo alto del podio. Y convencidas de poder ratificar su supremacía comparecen en el país sudamericano.

"Debemos soñar en grande porque los sueños se pueden hacer realidad", expuso Alex Morgan.

Con la única incógnita del rendimiento que Lloyd exhibirá en Río tras la lesión en los ligamentos de la rodilla derecha que sufrió en abril, el cuadro estadounidense se lanza a por la conquista de su cuarta medalla de oro consecutiva, la quinta en total.

Lo hará aupado por el título mundial logrado hace un año y con la determinación de prorrogar su reinado en los torneos olímpicos, donde su bagaje roza la excelencia.

La conquista del título en Atlanta 1996, en los primeros Juegos Olímpicos de la disciplina, inauguró una época gloriosa para el fútbol femenino estadounidense.

A ese éxito le siguió su victoria en el Mundial de 1999 aunque, tras una regeneración de la plantilla, debió conformarse con el metal plateado en los Juegos de Sydney 2000, donde la escuadra noruega se proclamó campeona. Eso fue antes de que Estados Unidos se reencontrara con el oro en los Juegos de Atenas 2004 y encadenara tres conquistas consecutivas, con sus triunfos en 2008 y 2012.

Con la misma ambición que entonces y con el alto nivel que se les presupone, las pupilas de Jill Ellis solventaron sin problemas la fase de clasificación. Cinco victorias, en otros tantos compromisos en el campeonato de la CONCACAF les condujeron hacia Río de Janeiro.

Ni Costa Rica, ni México ni Puerto Rico, en la fase de grupos, como tampoco Trinidad y Tobago y Canadá, en las semifinales y la final del evento, respectivamente, pudieron detener al combinado de las barras y las estrellas.

El favoritismo le volverá a pertenecer en Brasil, donde compartirá grupo con Colombia, Francia y Nueva Zelanda.

Brasil, China, Sudáfrica y Suecia forman el Grupo E mientras que Alemania, Australia, Canadá y Zimbabue están encuadradas en el Grupo F. Sólo ocho de los doce equipos participantes avanzarán a cuartos de final, ronda que inaugura la segunda fase del campeonato.

La meta es el Estadio de Maracaná, donde el 19 de agosto se disputará el choque que tanto ilusiona a Estados Unidos. Las vigentes campeonas quieren repetir en la final.