RÍO DE JANEIRO - Australia fue el equipo que más complicó las cosas a la selección de básquetbol de Estados Unidos. Los pupilos de Mike Krzyzewski tuvieron que emplearse a fondo para doblegar a Andrew Bogut y compañía. En ningún partido de preparación previo a estos Juegos Olímpicos o durante los mismos habían tenido que batallar de tal manera para llevarse la victoria. Una diferencia de 10 puntos tiene de por sí un mérito innegable. Claro que enfrente tuvieron a un equipo con siete jugadores en la NBA y el mismo número de campeones de la competición estadounidense que EEUU: tres.
Paul George fue explicitó después del partido.
"Sabíamos que irían con todo. Tuvimos que ajustarnos. Al comienzo, el partido se nos fue de las manos por el juego físico. Sabíamos que sucedería. Este equipo juega un poco sucio", afirmó el ala-pívot.
Acostumbrados a la placidez de China y Venezuela, EEUU se topó con un plantel físico que supo buscarle las cosquillas a sus rivales. La calidad de los australianos es de medalla y en su tercer partido del grupo jugaron de tú a tú a los estadounidenses. Como si fuera una final. Las medallas no llegan solas, es necesario solventar compromisos como éste para alcanzar la cima. Sin embargo lo que dejaron claro los australianos es cómo hay que llevar el talento a cotas más altas: a base de dureza y sabiendo sacar de sus casillas a los campeones del mundo y de los dos últimos Juego Olímpicos.
El reciente campeón de la NBA con Cleveland Cavaliers, Matthew Dellavedova, forzó una falta técnica al propio Paul, quien no pudo contener la ira por el juego incisivo del armador en los primeros compases de la cita. Sin embargo la figura verdaderamente determinante fue la de Bogut. El nuevo pívot de Dallas Mavericks fue clave en su imposición como hombre grande y en varias ocasiones desbarató la superioridad de los jugadores interiores de EEUU. Su agresividad en las pantallas y a la hora de bloquear internadas de sus rivales, unido a su ejecución ofensiva en la pintura le hicieron destacar junto a un Patty Mills inconmensurable.
Si hay algo que demostraron los australianos es que el Team USA no es invencible. Se le puede plantar cara cuando a la calidad se le une también la garra y la fortaleza. Serbia no tiene tantos jugadores brillantes en sus filas como Australia, sin embargo de empuje saben un rato. Sasha Djordjevic ya sabe lo que es medirse a la potencia mundial. Lo hizo como jugador y como coach en la final de la Copa del Mundo celebrada en España en 2014. Con corazón sólo no se gana - que le pregunten a Venezuela - pero si a eso se le une una plantilla experimentada, piezas que sean capaces de desestabilizar la armonía estadounidense y un juego físico sin complejos, quizás, solo quizás se puede soñar con una victoria.
No hay duda de que EEUU sigue siendo la selección favorita para alcanzar la medalla de oro, sin embargo, mostraron un ápice de debilidad en algunas fases del partido ante Australia. Es ahí donde otros equipos como Lituania, España o Francia tienen una pequeña oportunidad de derrotar a Goliat.