A sus 17 años, Nicole Frank representará a Uruguay en los Juegos Olímpicos de Tokio en 200 metros combinados al obtener el cupo de universalidad. La nadadora, que ya posee varios récords nacionales, conversó con ESPN Uruguay sobre su competitividad a la hora de estar en el agua, del valor de la natación en su vida, y del apoyo de sus amigos y de su familia, que atesora un vínculo especial con el deporte y una singular historia olímpica.
Es diciembre de 2017, en Cochabamba se desarrollan los Juegos Sudamericanos Escolares y el entrenador del grupo de natación de Uruguay les pide a los adolescentes deportistas que armen una lista de los logros colectivos e individuales que quisieran alcanzar; entre sus respuestas, los y las jóvenes señalan a Nicole como la que tiene más posibilidades de conseguir una medalla. Con 14 años y esa presión, pero sobre todo confianza de sus compañeros, la nadadora se tiró a hacer 200 metros combinados, logró ingresar en el podio y al salir del agua se encontró a su equipo y a gran parte de la delegación celeste festejando. “Ese grupo de natación era increíble, todos éramos súper amigos”, describe unos años después la propia deportista.
La competencia, los amigos, el país, la familia; la natación para Nicole es todo. Ella remarca charlando con ESPN: “Yo nado todos los días, mi vida es en base a eso y al estudio, y al vivir y disfrutar estar acá y pasarlo bien con mis amigos, familia; literalmente la natación es mi vida, no tengo otra manera para describir lo que significa para mí”.
Hace tanto que se enamoró del agua que no recuerda cuando comenzó a nadar, sí tiene memorias de llegar al club Olimpia siendo niña, de estar con sus amigos, nadar, salir, reír, disfrutar, volverse a juntar con sus compañeros y esperar a su madre.
“Desde chiquita hacía natación y gimnasia artística, y al principio podía hacer las dos actividades sin ningún problema, hasta que en un momento los horarios comenzaron a coincidir. Tuve que optar por uno de los dos y elegí la natación que siempre me encantó, sentía más pasión por el agua, entonces preferí quedarme con la piscina”, afirmó quien encontrando su propio espacio y teniendo su propio camino en el agua también mantiene la pasión por el deporte de su familia, que tiene una cuenta pendiente con los Juegos Olímpicos y con Tokio:
Angelika Rädche, la abuela paterna ya fallecida de Nicole, nació en Uruguay, pero vivió gran parte de su vida en Alemania, consagrándose campeona nacional de natación, luego de Europa obteniendo su clasificación a los Juegos de Tokio de 1940, cita olímpica que se suspendió por la Segunda Guerra Mundial que se inició en 1939. Angelika, junto con su marido, fue enviada al conflicto bélico y, tras sobrevivir, volvieron a Uruguay, donde siguieron forjando su familia.
Tokio organizó los juegos de 1964, y en este 2021 (cita que fue postergada un año por la pandemia del coronavirus) contará con la participación de Nicole: “Cuando estaba con nosotros, mi abuela paterna me contaba muchas historias sobre natación y nos relataba sus experiencias, era increíble”, afirmó la joven uruguaya que el pasado 20 de junio recibió el mensaje que confirmaba su presencia en los Juegos.
La deportista comentó que toda la familia está ‘súper emocionada’ por este objetivo cumplido y destacó que sabe que esta meta alcanzada no es un logro individual más allá de que sea ella la que se tira a la piscina: “Todos están felices y orgullosos de lo que logramos, porque es algo de todos, no es solamente mío, yo soy la que da la cara y la que compite, y hace los tiempos y viaja, pero en realidad es algo de muchas personas”.
Agradeciendo a toda la gente que le brinda su apoyo y está expectante en cada competencia, la nadadora, que participó del Mundial de Natación del 2019 con quince años, señaló que tratará de bajar su marca personal y buscará aprender de los grandes atletas mundiales que también competirán en Tokio: “Siempre tenés algo nuevo para aprender, siempre tenés algo que mejorar, y en este caso hay muchas cosas que se pueden ver y tomar en cuenta para tu día a día, poder robarlas; obviamente la rutina de un deportista depende de cómo sea cada persona, pero está bueno ver, probar cosas nuevas, decir ‘capaz esto me puede servir’, y hacer tu propia rutina, basándote en lo mejor para vos”.
EL MOMENTO DE LA COMPETENCIA Y EL VALOR DE REPRESENTAR A URUGUAY
“Con siete u ocho años, tuve mi primera competencia de gimnasia artística, recuerdo que salí llorando porque no había ganado una medalla; estaba el podio y después te daban un diploma por participación, a mí me dieron ese diploma y estaba re enojada, salí de competir, me dieron el diploma y yo gritaba ‘¡No quiero competir más!’ Ahora me río de esa situación, cómo pude haber hecho eso, pero me pongo a pensar y me doy cuenta que sí soy competitiva, capaz que no es algo que demuestre hablándolo, pero a la hora de estar en el agua sí”, afirmó Frank.
Hoy la uruguaya puede tomarse un momento para pensar en absoluta soledad luego de una carrera donde no logró el objetivo y enfocarse en la próxima competencia: “Si pido que me dejen sola es como máximo cinco minutos, pero para principalmente pensarlo conmigo misma y solucionarlo. ‘A ver Nicole, ya está, ya pasó y no podés hacer nada más, hay que pasar la página’, me digo, porque tampoco es que te vayas a amargar la vida por un resultado. He visto muchas personas que a veces no les va bien y se la agarran con el resto, con el grupo o con un amigo y esa no es la idea, yo nunca haría eso”.
“Un resultado puede chocar un montón y cuesta bastante el pasar de página, me ha pasado muchas veces, es normal, pero la idea es tratar de superarlo lo más rápido posible”, aseguró Frank, quien, siguiendo el consejo de la familia, amigos y entrenadores, si toca perder, intentará enfocarse rápidamente en lo que viene.
Lo próximo será la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos y luego a competir. “Puedo tener una idea de cómo será la ceremonia por cosas que he visto en la televisión y por haber ido a los Juegos Panamericanos 2019, aunque también me imagino que es algo muy parecido, pero no igual porque es un torneo totalmente diferente y con mayor importancia. De todas maneras, siento que será más de lo que me pueda imaginar, será algo muchísimo más sorprendente”, sostuvo la competidora de Olimpia y que actualmente defiende al club Azura de Estados Unidos.
Más allá de la magnitud de la cita, para la nadadora será una nueva posibilidad de defender la bandera de Uruguay, aspecto que siempre valora: “A mí me enseñaron que no importa cuántas veces haya representado al país, que siempre tenés que vivirlo como si fuera la primera vez, con el mismo orgullo y felicidad. Cada vez que me dicen ‘clasificaste a un torneo y tenés que representar a Uruguay’, siempre siento ese orgullo y honor de tener la bandera, o el nombre pegado en una campera y llevarlo a cuesta, eso es increíble”.
Dueña de varios récords nacionales (entre ellos, en 200 y 400 metros combinados), Frank sostuvo que competirá en la carrera donde se siente más cómoda, cambiando de estilo cada 50 metros, esa misma prueba que realizó en Cochabamba en el 2017, donde sus compañeros vaticinaron un podio de la uruguaya, quien más allá de cumplir o no con esa confianza (lo hizo), compitió respetando a esos amigos, a la pasión familiar por el deporte y a su propio amor incondicional por la natación; y lo sigue haciendo en cada brazada.