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La estrella revelación del hockey estadounidense, Abby Roque, espera inspirar a otras jugadoras indígenas

En la Península Superior de Michigan, justo al cruzar el río de la frontera canadiense, se encuentra la ciudad de Sault Ste. Marie. Allí creció Abby Roque.

"Es una comunidad pequeña, pero un pueblo amante del hockey sobre hielo", ella dijo. "Es el deporte que se juega en el Sault".

Roque pertenece a la Primera Nación Wahnapitae, basada en Ontario. Su tío, Larry, es el jefe de su tribu. Al crecer, Roque estaba rodeada de otros niños con antecedentes similares.

"Somos una comunidad que es mayormente indígena", dijo Roque. "Era algo normal para mí. No había una división muy grande entre los jugadores indígenas en el equipo y los que no lo eran".

Roque se enamoró del hockey desde una tierna edad. Su padre, Jim, fue asistente y entrenador de hockey sobre hielo en la Universidad de Lake Superior State en Sault Ste. Marie. Ahora es cazatalentos de los Toronto Maple Leafs.

Jim primero le puso los patines a su hija en la pista que construyó en el patio, y pronto ella estaba sentada en las gradas, disfrutando de todas las prácticas y los partidos del equipo de él. Roque no sabía mucho sobre las oportunidades disponibles para ella poder jugar hockey. Ella solo sabía que quería estar sobre el hielo todo lo posible.

Pero mientras avanzaba por los niveles del deporte, ella notó que habían menos y menos jugadoras que se parecían a ella. Primero, era por su género. Los equipos de niñas no existían en la Península Superior, así que jugó exclusivamente con niños.

"Durante dos o tres años, había otra niña en la asociación, era un año menor que yo", dijo Roque. "Pero luego ella se fue y empezó a jugar hockey de niños en Canadá en la categoría peewee. Así que, por un tiempo, estuve sola durante muchos años".

Cuando Roque se comprometió con la Universidad de Wisconsin y pisó el campus para el campamento de entrenamiento en 2016, marcó la primera vez que jugaría hockey femenino todo el año. Cuando empezó, Roque se dio cuenta que no había muchas jugadoras con sus raíces.

Este mes, Roque, de 24 años, hará su estreno olímpico con el equipo nacional estadounidense en los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022. Será la primera jugadora indígena en el roster de hockey de Team USA y la única jugadora de la comunidad negra, indígena o de color (BIPOC, por sus siglas en inglés) del equipo.

"Nunca asimilé cuán pocas jugadoras indígenas están jugando hockey en realidad alrededor del mundo", dijo Roque. "En casa, había tantas jugadoras indígenas, y ahora estoy sentada aquí como la única jugadora y la primera jugadora en el equipo femenino estadounidense que es indígena. Es un momento genial y es algo de lo cual estoy tan orgullosa, pero algo que obviamente quiero ayudar a cambiar. Quiero ver más jugadoras indígenas participando en el juego y llegar a formar parte de estos equipos. Es muy revelador".

Muchos en la comunidad del hockey femenino han identificado a Roque como la próxima estrella revelación del deporte. Una finalista en 2020 para el Premio Patty Kazmaier, un honor que se le otorga a la mejor jugadora del hockey universitario femenino en los Estados Unidos, ella terminó su carrera de Wisconsin novena en la lista histórica de anotaciones de la escuela (170 puntos) y séptima en asistencias (114). Ella también anotó 21 goles de ventaja numérica y registró un rating de más-136. Su compañera de equipo y a punto de convertirse en cuatro veces olímpica, Hilary Knight, ha hablado efusivamente sobre Roque, diciendo, "Creo que ella será la mejor jugadora del mundo. Ni más ni menos".

Para Roque llegar a este punto, ella tuvo que abrirse su propio camino. No fue un viaje lineal, y el objetivo final no siempre estuvo claro.


Roque está llena de confianza, lo cual ella le atribuye a su crianza. Pese a sobresalir, ella no percibía nada sino apoyo de su círculo más cercano de hockey.

"Nunca jugué con algún chico que no que no me apoyaba ni me quería en el equipo ", ella dijo. "No era que decía, 'Es una niña, ella no puede jugar'. Siempre era, 'Ella es buena, debería estar en el equipo'".

Eso no significa que las cosas siempre fueron fáciles. "Era más con la gente en otros equipos cuando te topabas con problemas ", dijo Roque.

Para cuando ella llegó a la preparatoria y jugó con el equipo de los varones, Roque cuenta que recibía dos reacciones diferentes en el hielo. Algunos oponentes patinaban hasta ella y le decían cosas como, 'Es tan genial verte acá afuera. Escuché que te comprometiste con Wisconsin, enhorabuena'.

"Entonces estaban los otros equipos que trataban de intimidarte, pillarte contra la barda, [te] insultaban", ella dijo.

Lo que sucedía sobre el hielo nunca fue tan malo como lo que estaba sucediendo en las gradas.

"Había muchos padres gritando, '¡Pégale a la chica!' O, '¡Ella no pertenece aquí!'" dijo Roque. "Entonces tenías algunos de nuestros padres peleando con ellos, tal vez meterse en una pelea en el vestíbulo de la pista de hielo. Era una locura. O sea, ¿por qué se está peleando la gente en el vestíbulo de la pista sobre esto? No importa".

Roque controlaba solo lo que podía, que era su juego. Su cuerpo y sus habilidades eran diferentes a los de sus compañeros de equipo masculinos, y Roque siempre hallaba formas de utilizarlo a su favor.

"Especialmente cuando llegas al nivel de la preparatoria, muchos de estos chicos se disparan con su fuerza y su velocidad y su tamaño", ella dijo. "Yo media probablemente 5 pies 4 pulgadas mi primer año, [140 libras], y estoy sentada ahí teniendo que aprender un juego diferente que muchos de estos tipos".

Pese a ser la más pequeña sobre el hielo, ella tenía que ser ruda. Aprendió a aguantar cargas y hacer jugadas de ellas.

"Yo también sabia que no vencería a nadie con mi velocidad ni nada por el estilo, así que tenía que jugar el juego inteligente", dijo Roque.

Si se quedaba con el disco demasiado tiempo, ella sabía que la empujarían contra la barda. Entonces, se enfocó en completar pases, hacer jugadas y ver el juego más rápido que los demás.

Roque dobleteó para los equipos de niñas de Little Caesar's durante varios torneos, su primera exposición al hockey de niñas. "Indudablemente fue un ajuste", ella dijo. "Tuve que enseñarme a mí misma a dejar de atacar el cuerpo".

En 2013, el padre de Roque preguntó si ella quería manejar al sur del estado para hacer una prueba para el equipo de campeonato mundial femenino sub-18. "No tenía idea cuán buenas serían las otras chicas", ella dijo. "No tenía idea cómo me compararía".

Resulta que Roque era muy buena. La invitaron a una segunda prueba y fue seleccionada al equipo. También fue seleccionada al equipo el año entrante. Como su padre es ciudadano de Canadá, ella tenía la opción de patinar por Canadá o por los Estados Unidos; ella eligió jugar por este último.

"Nunca lo había pensado", ella dijo. "Estoy orgullosa de mis raíces canadienses, y mi tribu está en Ontario, así que es interesante tener ambas. Pero soy estadounidense. Al fin logré quitarle a mi padre sus sombreros canadienses, pero fui a casa en las Navidades y había una bandera canadiense en el garaje. Le dije, '¡Papá, por favor!'"

Cuando Roque se comprometió con la Universidad de Wisconsin, era hora de que ella hiciera la transición completa al hockey femenino. Los entrenadores le decían a Roque constantemente que rematara más y mantuviera el disco por más tiempo -- contradictorio a cómo ella se había programado a jugar en el hockey de varones. Contener su presencia física seguía dando problemas.

"Sin duda recibí muchas penalizaciones realizando cargas sin querer", ella dijo. "Una vez recibí una suspensión de dos partidos por una carga. Alguien venía hacia mí. La tumbé porque no lo pensé. Pensé que intentaban pegarme. Entonces me sacaron del partido. Pensé, 'Recibo cuatro penalidades al año en el hockey de varones, ¡esto es de locos!'"

No hay duda que jugar en los equipos de varones formó la persona que Roque es hoy. Con 5 pies 7 pulgadas, ella se enorgullece de su coeficiente intelectual del hockey y sus destrezas. Ella ve el juego bien, pero no teme a meterse en las áreas rudas, y rara vez pierde alguna batalla.

Al crecer, Roque basó su juego en los jugadores del equipo universitario de su padre. Cuando iba a casa por la noche, sintonizaba la NHL y le encantaba ver a Patrice Bergeron y Rick Nash. La visibilidad sigue siendo un problema para el hockey sobre hielo femenino; Roque simplemente no tuvo muchas oportunidades de ver a mujeres jugar. Eso es algo que ella espera cambiar para la próxima generación.

Cuando ella regresó a casa para las Navidades, Roque quedó encantada de ver más niñas en la pista que nunca antes. "Un par [de] niñas estaban en la pista solo para verme; querían verme patinar", ella dijo. "Eso fue tan genial para mí. Creo que las niñas ahora se percatan de que pueden jugar, esa era la pieza grande".

Al crecer, Roque no tenía esa conciencia. Como los Juegos Olímpicos son el torneo femenino de hockey de más alto perfil en el mundo, las jugadoras son potenciales modelos a seguir. Roque representa algo más.

"Poder ver alguien como tú al nivel donde quieres visualizarte es increíblemente importante", ella dijo. "Porque entonces puedes decir, 'Oh, esa puedo ser yo'".

Adoptar un papel de líder ha sido natural para Roque.

"Es genial verla viviendo su propósito porque se da cuenta que tiene una voz", su buena amiga y compañera de equipo en Wisconsin, Sarah Nurse, le dijo a ESPN el año pasado. "Ella siente que representa un grupo completo de gente y puede ser un ejemplo para ellos. Cuando ella llegó al campus, ella se dio a conocer, 'Yo soy de aquí, he llegado, esta es mi familia'. Me enorgullece ver el orgullo que siente ella ".

Roque y Nurse pondrán a un lado su amistad este mes ya que Nurse es una delantera destacada para el equipo canadiense. Pero básicamente ellas tienen el mismo objetivo: hacer el hockey más incluyente para todos. La visibilidad no es la única barrera.

"El hockey es uno de los deportes más caros que hay", dijo Roque. "El hockey en realidad no era tan caro para mí al crecer; lo hicimos asequible. Celebramos tantos eventos para recaudar fondos como equipos, tuvimos tantos patrocinadores. Te das cuenta cuando te vas que algunos de estos programas le están cobrando tanto dinero a la gente por jugar hockey, y es inalcanzable para muchas familias. Entonces te das cuenta, el hockey no es un deporte acogedor.

"Si no conoces el hockey y lo prendes, no tienes idea lo que está sucediendo. Es tan confuso. Si quieres meter a tu hijo o hija en el hockey, es así, 'No sé qué cosas necesita, necesitan espinillera o qué espinillera o cómo siquiera ponerse el equipamiento'. Así que como personas de hockey, necesitamos hacerlo tan acogedor como podamos, para que todos se sientan bienvenidos de probar el hockey".