Pablo Barrera, señores. Por si algún distraído o recién llegado a este deporte hermoso que es el pádel no lo conocía, este domingo en el microestadio de River Plate, en el predio del Monumental, el riojano mostró toda su jerarquía y fue la figura excluyente de una final del APT Master de Buenos Aires que, junto a la 'pared' de Bolívar, Andrés Britos, les ganaron de forma contundente por 6-3 y 6-3 a su compatriota Juan Restivo y al uruguayo Diego Ramos.
Barrera fue el factor que impidió a Restivo-Ramos desarrollar el pádel monolítico, híperordenado, con el que habían llegado hasta esta final. Y no es que Resti y Diego no lo hayan intentado. Lo hicieron, pero siempre se encontraron con un riojano que desequilibraba, que rompía con todos los planes.
Sin pegar un solo smash en todo el partido, Barrera manejó los tiempos con sus bandejas y sus vívoras incisivas y sus voleas agresivas. A tal punto fue así que sus rivales por momentos buscaron 'freezarlo'. Intentaban no darle juego.
Ahí apareció la inteligencia de Britos, que lo alentaba a que invadiera su lado de la cancha y así evitar que se enfriara. Pero si de algo estuvo lejos Barrera fue del frío.
Estuvo en llamas.
Con quiebres en el segundo, sexto y noveno juegos, junto a Britos se llevaron un primer parcial en el que el mérito fue de ellos, pero en el que tuvieron algo de ayuda de un Diego Ramos que empezó el partido extrañamente errático.
En el segundo set el uruguayo volvió a su nivel habitual, pero para ese momento Barrera ya estaba desatado. Roturas de servicio en el primer y noveno games fueron suficientes para que Britos se tire de espaldas en la alfombra azul de la cancha y el riojano lo abrace en el piso al grito de "¡Campeones!".