El argentino Maximiliano Arce es, junto a su compatriota Franco Dal Bianco, el firme líder del circuito internacional A1 Padel desde hace un año. Pero es mucho más que eso. Tiene un hablar ameno, amistoso, y de muy buen léxico, producto de sus estudios universitarios en la carrera de Adminstración de empresas, ahora algo relegados por las obligaciones de la paleta, pero a sólo ocho materias del título.
Charla sin complejos ni pelos en la lengua con ESPN.com. Con la misma media sonrisa que cuenta una anécdota de su infancia, reclama igualdad de oportunidades en la Selección Argentina para los jugadores de A1 Padel.
"En la Selección nos subestiman. Tal vez sea por desconocimiento, pero me gustaría que al menos nos dieran la oportunidad. Estar en una preselección, entrenar con ellos y que nos evalúen. Si después no quedamos en la lista final por falta de nivel o porque no le gustamos al capitán, no hay problema. Pero hoy en día ni siquiera tenemos la chance", se queja el nacido en Salta Capital hace 25 años.
La realidad marca que nunca un jugador del tour creado por el empresario monegasco Fabrice Pastor, que este año transita su tercera temporada, fue convocado al equipo mayor titular de la Albiceleste.
Tan cierto como eso es que A1 Padel está, en líneas generales, un escalón por debajo a World Padel Tour (WPT) en cuanto a nivel padelístico. La incógnita es si ese concepto se aplica también a las tres mejores duplas de A1.
La duda se disiparía rápidamente si se enfrentaran con los top de WPT, pero es algo que suena difícil de concretar, al menos en el corto plazo.
"Nos pican mucho las ganas de medirnos con ellos, pero también somos concientes de lo que significa A1 Padel para nosotros. Estamos felices acá. Entonces nos encantaría que los mejores de WPT jugaran alguna etapa de nuestro circuito, que está en plena expansión", desea Arce.
La de Maxi no es la típica historia del jugador moderno de pádel. Se parece más a la de los primeros gigantes de este deporte, los surgidos a principios de los '90, cuando él ni siquiera había nacido.
Hasta los 15 años no había agarrado una paleta de pádel más que para divertirse en algún amistoso con amigos.
En esa época era un jugador juvenil de tenis muy bien encaminado para llegar al profesionalismo. Competía con los mejores del país en su categoría, y ninguno de sus sueños tenía que ver con una cancha de pádel.
Pero llegó una dura lesión en su brazo derecho que trastocó todo.
"Empezó como algo grave pero con un horizonte claro de recuperación. Sin embargo pasa el tiempo y no lograba curarme", recuerda, por primera vez en la entrevista con el entrecejo fruncido.
Los meses pasaron rápido y, entre idas y vueltas, se encontró con 18 años y virtualmente retirado del tenis.
Se dedicó a estudiar.
Por dentro sentía un fuego que no podía explicar. Había algo sin cerrar, no podía terminar así.
"En 2018 empecé a ir a jugar al pádel con mi papá y sus amigos en Salta. Y ahí me picó el bichito", rememora.
Era impensado. Tenía 20 años.
"Me propuse, en mi mente, llegar a ser profesional de pádel. Sabía que era una locura. En el momento en que tomé internamente esa decisión, yo jugaba en quinta categoría. Seis meses después ya estaba en Primera", describe el Nº1 de A1 Padel.
De ganarle a los mejores de su provincia pasó a jugar el circuito profesional argentino. Al principio sin grandes éxitos pero, con el tiempo, empezó a ganar títulos.
Menos de cuatro años después ya era Nº1 de A1 Padel, que en aquel momento se denominaba APT Padel Tour.
Un verdadero cambio de vida.
Hoy habla como líder.
"Con Franco, nuestro objetivo esta temporada es ganar por lo menos 10 títulos. Y, por supuesto, mantener la cima del ránking", explica, con un brillo especial en los ojos.
Tal vez sea su atípica historia en este deporte. Quizás, su poco frecuente preparación intelectual. Pero Maxi Arce mira un poco más allá que la mayoría de sus colegas: "Quiero dejar una huella en el pádel".