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El dinero cambió el nombre del juego

Ser deportista colegial de la NCAA es redituable y una realidad en el presente para los estudiantes atletas de los Estados Unidos


El término NIL (Name, Image and Likeness) que en español sería el manejo de tu nombre e imagen en el deporte colegial es una realidad desde 2021, siendo una fuente de ingresos para los jugadores de las distintas disciplinas deportivas que son sancionadas por dicha liga.

En pocas palabras, puedes percibir un retorno económico, algo que existió por mucho tiempo bajo el manto del anonimato y de la ilegalidad, de hecho, uno de los hechos más recientes y tal vez más emblemáticos fue el de LeBron James quien por ello optó por saltarse la escuela y buscar la fama y fortuna de la NBA.

Antes podríamos hablar de muchos hecho que han sido evidenciados en documentales tales como “Pony Express” que se puede ver en Disney+, también lo que fue la película de “The Blind Side”, dónde se ve como a Michael Oher se le cuestionó el jugar para Ole Miss la casa de sus padres adoptivos.

Tras ver un poco él cómo y porqué, surge esta forma de controlar al deporte colegial y de evitar la fuga de talentos de manera pronta hacia el profesionalismo, debemos de tomar en cuenta que el deporte colegial en los Estados Unidos es una empresa, una liga de las más poderosas a nivel deportivos del mundo, los Tazones Colegiales y el Final Four son eventos que generan miles de millones de dólares, y por ende los jugadores que son los principales protagonistas, quieren un pedazo del pastel

En días pasados la universidad de Oregon a través de uno de sus grandes patrocinadores y gente muy ligada a la escuela, Phil Knight quien es el fundador de la marca de la Diosa de la Victoria, ha anunciado que dará NIL ilimitado a los atletas de los Ducks porque quiere ver campeonatos en especial el del futbol americano.

Además de que la propia universidad ha hecho su propio reglamento que se presentará a la NCAA para evitar que el deporte colegial se convierta en una liga profesional oculta. Eso es lo que podrá ser si no se regula y se empieza a controlar.

En el año deportivo anterior que justo acaba de terminar, muchos estudiantes-atletas superaron el millón de dólares de ganancias en el NIL, que supuestamente es regulado por las propias universidad y que gente que participó en el deporte colegial del pasado, anhela que esto hubiera ocurrido antes, aunque reconocen que el deporte y todo lo demás sigue siendo igual, eso comentó el coach de linebackers de Boston College, Sean Duggan.

Aunque uno pensará que esto beneficia a todos los jugadores, y a todos los deportes, esto no es cierto y los matriculados extranjeros sufren el no poder gozar de este privilegio a menos que este apoyo venga de su país natal, es decir que si un mexicano cómo el caso de los hermanos Anaya, pueden usar su imagen para ganar algo de dinero, sólo lo podrán hacer con un patrocinio o apoyo de empresas que sean de su país.

La vida de estudiantes es igual para los que reciben apoyos, los que son becados o los que pagan una colegiatura, eso lo mencionó, Juan Zabal quien juega de LB de los Golden Eagles y quien desde el año pasado dice que el trabajo se hace y eso dará su propio resultado con el tiempo, refiriéndose a lo que es su sueño, jugar profesional.

Es un hecho que el deporte colegial es y será diferente, desde el transfer portal que abre la posibilidad a los atletas de escalar y buscar sus espacios dentro y fuera de lo que es el torneo universitario y hasta el NIL que también les deja la puerta para percibir un retorno económico antes de llegar a ser profesionales e inclusive ganar más que si ya jugarán en las mejores ligas del mundo.

Cabe señalar que la mayoría de los jugadores que están o perciben un ingreso por su imagen, muchos son grandes estrellas o prospectos, otros son gente que cuenta con un apellido histórico en el deporte colegial y profesional, y por ello las marcas se les acercan; Arch Manning quién siquiera ha jugado y gana cerca de 3 millones de dólares.

Otro ejemplo, la generación que recién llegó a la WNBA, dónde Angel Reese y Caitlin Clark son las principales protagonistas, ganando antes y después de sus años escolares más de lo que la liga profesional femenil de baloncesto les ofrece como sueldo.

Tenemos frente a nosotros una nueva era del deporte colegial, donde el amor a los colores y a tu alma mater se volverá parte de la nostalgia y se convertirá en ver qué grupo de exalumnos tiene más deseos de ver a su escuela levantar un trofeo de