<
>

ESPN World Fame 100: Manu Ginóbili, obsesión por la superación

Hablar de Manu Ginóbili es hablar de superación. Y no hay competidor más severo, exigente y tajante que un obsesivo observándose a un espejo. Ginóbili ha sido todo para el básquetbol argentino. Fue sueño, ilusión, proyección, realidad, fantasía y concreción. Surrealismo puro proveniente de la ciudad del básquetbol, Bahía Blanca, esa urbe especial ubicada al sur de la Provincia de Buenos Aires que, con apenas un poco más de 400.000 habitantes en sus entrañas, alberga más de 21 clubes, todos ellos con su propio estadio.

Desde que llegó a la NBA en 2003, Manu se ha convertido en ícono absoluto del básquetbol en su país. El éxito sostenido y su vigencia le han permitido trascender como deportista y transformarse en atracción: los argentinos lo persiguen con histeria desmedida. El objetivo de ver a Ginóbili en acción ha escapado los parámetros de normalidad y al día de la fecha se organizan tours de seguidores para no perderse el epílogo de su carrera. Su grado de popularidad ha crecido a límites insospechados.

"Vendí todos los muebles de mi casa. Ahorré seis meses y dejé de hacer muchas cosas para viajar a ver a Manu", contó Ana Paula entre lágrimas, en las gradas del AT&T Center de San Antonio, en una nota al programa La Licuadora Deportiva, por Radio Palermo.

La campaña llamada #ElPibede40 llevó a fanáticos de todas las edades a hacer locuras por ver a la estrella bahiense. Se han organizado ya varias visitas de fanáticos en serie regular y también se llevó a cabo un tour durante la postemporada 2018, en la serie de playoffs entre San Antonio Spurs y Golden State Warriors. Ningún simpatizante, por más grande que haya sido el esfuerzo económico, se mostró arrepentido de la patriada. El paquete, con pasajes, alojamiento, entradas a los partidos, comidas y algunos extras, hoy se encuentra cercano a los 4500 dólares por persona, algo más de 110.000 pesos argentinos. Sin dudas toda una empresa para cualquier habitante promedio de nuestro país.

“Es increíble y muy reconfortante. Que esta gente haga el esfuerzo de venir, realmente reconforta. Me divertí mucho”, dijo Manu, en declaraciones recolectadas al diario Clarín, en una de las visitas de los fanáticos albicelestes.

Ginóbili, quien noche a noche celebra una batalla contra el tiempo, ha sido una grieta entre épocas disímiles: lo siguen abuelos, padres, hijos y nietos. De los pósters a la playstation, del estadio Osvaldo Casanova al AT&T Center. Un enamoramiento que lo ha colocado en plano de preferencia, dentro de un puñado célebre de deportistas históricos argentinos que se cuentan con los dedos de una mano. Hay una identificación, un regreso cuando se lo ve a Manu. Ese sentimiento de volver a ser le ha permitido erigirse en leyenda y romper algunas leyes lógicas de la naturaleza. La gente no se sienta a ver un partido de básquetbol, se sienta a ver a Ginóbili, con todo lo que eso significa. La cruzada del veterano que todavía puede tiene un sabor cinematográfico pocas veces visto en el deporte mundial, y es un anzuelo irresistible para quien lo sigue de cerca.

No importa lo que juegue, ni cuando se juegue, sino que importa porque juega Manu. Ese enamoramiento no es fugaz ni impreciso: su historia y su legado lo colocan como el jugador latinoamericano más grande de todos los tiempos.

Ginóbili emergió como ídolo en Argentina siendo producto genuino del esfuerzo y del sacrificio. Rompió barreras y reescribió libretos desde que era sólo un adolescente. Manu no sólo es un extraordinario deportista, sino que su cultura de trabajo, su fidelidad evidenciada en vigencia, su altruismo y sus valores deportivos los convirtieron en ejemplo perfecto dentro de una sociedad argentina imperfecta por demás.

Con casi 41 años en su espalda, sigue dando que hablar y se debate entre la continuidad con los San Antonio Spurs o el retiro de la actividad. Si bien la leyenda nació algunos años antes de su llegada a la NBA, fue su arribo a la franquicia texana lo que cambió para siempre la radiografía del básquetbol para el fanático albiceleste.

Ginóbili posee una Fundación que lleva su nombre que se encarga, desde hace muchos años, de ayudar a fundaciones benéficas. "Priorizamos a organizaciones ya establecidas, con muy buena reputación y, en un principio, bahienses (ya que es mi ciudad natal y siento que le debo mucho). Los escogidos fueron por ese entonces, el Patronato de la Infancia y el hogar Mamá Margarita. Luego también y en la medida de nuestras posibilidades extendimos nuestra ayuda a Entidades de diversos lugares de la Argentina", dice Manu en el sitio web de la organización social.

"Nunca ha habido un jugador como Ginóbili en la NBA, ni en estilo ni en sustancia", asegura ESPN, en la publicación del ranking de jugadores más influyentes de la historia de la NBA. "Es la estrella más grande que ha existido en aceptar un rol permanente en el banco".